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Cazorla, con el corazón dividido 

4/05/2021 - 

VILA-REAL. 21 añitos tenía Santi Cazorla en la temporada 2005/06 cuando Villarreal y Arsenal se vieron las caras en la Champions League por ver cuál de los dos llegaba a la final. Santi vivió los 180 minutos de la eliminatoria desde el banquillo, prácticamente sufriendo como cualquier otro aficionado groguet. En esos momentos, el asturiano todavía no sabía que acabaría también vistiendo la camiseta del rival. No fue hasta siete años después cuando viajo hasta Londres para vestirse la zamarra gunner, que se puso en 129 ocasiones repartidas a lo largo de seis temporadas. 

Pese a que no tuvo la oportunidad de saltar al campo en aquella eliminatoria, el jugador lo recuerda, en declaraciones a uefa.com, como "algo muy bonito" porque hasta ese momento no se había visto inmerso en "un ambiente así". "Tanto la gente como el equipo estábamos muy emocionados, era una plantilla de primera, con un estilo de juego precioso", comenta acerca del grupo que se había formado aquel año, integrado por futbolistas de gran nivel, entre ellos Forlán, Riquelme, Senna o Arruabarrena

"Se merecen una final" 

Comparando aquel momento con este, Cazorla asegura que ahora el club castellonense afronta la eliminatoria "con más experiencia". Además, considera que el fútbol les debe una final. "Se la merecen", señala rotundo. Y lo argumenta: "Hemos estado a las puertas varias veces. La del Oporto (en 2011) fue muy dura. Tuvimos una gran actuación en la primera parte (del partido de ida) en Portugal, incluso nos pusimos por delante, pero al final perdimos (5-1). Luego, contra el Liverpool (en 2016), se gana 1-0 en casa, pero luego, en Anfield, el Liverpool fue superior", recuerda. 

Ahora sus dos exequipos, Villarreal y Arsenal, de los que solo tiene buenas palabras, afrontan la vuelta de la semifinal de la Europa League con una ligera ventaja para los castellonenses, en busca de ese pase a la ansiada final. 

"El que llegue a la final, que la gane"

Cazorla reconoce tener "el corazón dividido", por lo que le es imposible decantarse "por uno o por otro": "Me hubiera gustado que esta eliminatoria fuera la final, porque así sabría que al menos el ganador levantaría el trofeo. Las sensaciones van a ser muy bonitas, pero me sentiré muy mal por el equipo que quede eliminado. Lo único que pido es que el equipo que llegue a la final, la gane", apostilla. 

Todo después de una trayectoria futbolística muy vinculada a ambos clubs (además jugó en el Recreativo de Huelva y Málaga) y que en su recta final ha sido realmente complicada. Todo empezó en un amistoso ante la Chile de Jorge Sampaoli, en Ginebra (Suiza), el 10 de septiembre de 2013 al sufrir un golpe en el tobillo. Ese dichoso golpe fue la raíz de todas sus lesiones y sus dolencias al jugar, porque Santi, aunque sufría, continuó jugando. Hasta que el tobillo dijo basta. Por si no era suficiente, al dolor del tobillo se le sumó más tarde una intervención en el ligamento cruzado de la rodilla. Y después, otra vez el tobillo. 

El resultado: 637 días sin poder tocar un balón para resurgir de sus cenizas como el ave fénix y volver a mostrar su mejor nivel cuando volvió a recalar en el Submarino. Ahora, desde Catar, donde juega con Al-Sadd tras despedirse de la Plana en julio, asistirá a una semifinal, nuevamente histórica, en que animará a los dos equipos. 

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