CASTELLÓ. Con 25 trabajadores, con una facturación durante el pasado año de 1,8 millones de euros y unas buenas expectativas para superar estas cifras en este 2021, la vila-realense Molcer se afianza en su papel como taller indispensable -por su alta cualificación- en la fabricación de todo tipo de maquinaria que responda a las necesidades del sector cerámico. La tercera generación de la empresa, tradicionalmente muy internacionalizada, combina hoy el mercado exterior y nacional en sintonía con el empuje del sector y siempre bajo una marca Made in Spain de la que hacen gala. Pese a su amplio catálogo, los moldes cerámicos, parrillas y complementos componen, además, ese elemento de distinción que los convierten en una firma de confianza para las plantas azulejeras, con las que mantienen una estrecha y continua relación que nace, siempre, de la responsabilidad.
Desde hace unos siete años, esta tercera generación de Molcer pivota hoy sobre su director general, Eduardo Ibáñez, y su gerente general, Juan Ariño, quienes ofrecen a Castellón Plaza algunas claves para dar a conocer el momento que vive el sector y lo hacen desde la visión de una empresa que, pese a su larga experiencia como taller, está inmersa en nuevos bríos de la mano de jóvenes con larga larga trayectoria en la industria cerámica.
-Háblenme de sus inicios en la empresa, ¿descríbanme el escenario?
Eduardo Ibáñez.- Cuando empezamos este proyecto, tomamos el relevo de aquellos que fueron pioneros y fundadores, como fue mi padre. Esa primera generación dejó paso a otra. Fue entonces cuando contacté con Juan y le planteé el modelo actual de la empresa. Debo decir que este proyecto no solo se ceñía a tomar las riendas de la empresa sino, además, abrir una nueva sección basada en los sistemas de carga, es decir, no solo fabricamos moldes cerámicos, sino además de servir el molde, que éste vaya acompañado de su parrilla y demás complementos.
Juan Ariño.- Hasta entonces, Molcer se había centrado casi en exclusiva en la exportación. En particular, mi trayectoria ha estado siempre vinculada a la carga del molde y Eduardo quería dar un servicio más completo al cliente atendiendo a esta sección tan importante en las fábricas, como son las cargas.
Así que Molcer fabrica los moldes y los carros porque todos sabemos que, por muy bueno que sea el molde, si la parrilla no carga bien, el producto final se resiente. Y es esto lo que nos diferencia a nosotros, que hemos perfeccionado este paso crucial en la fabricación cerámica.
De esta manera, nosotros ofrecemos a la sección de prensa unas soluciones en su conjunto que les permite asegurar la calidad de los productos en esta parte de la cadena de fabricación. Es, en definitiva, un ejercicio de responsabilidad que hemos asumido ante nuestros clientes para darles un servicio extra que no se da en otros competidores. Esto nos ha permitido recuperar mercado nacional sin tener que renunciar a nuestra presencia exterior.
-¿Cómo han llevado este tiempo de pandemia?
Eduardo I.- La gran actividad del sector, que incluso ha sido así durante este tiempo de covid, nos ha permitido seguir creciendo en el mercado nacional de forma muy importante hasta el extremo de que hoy la demanda interna es mayor que la extranjera. Con todo, las exportaciones siguen teniendo para nosotros un enorme peso en nuestra actividad diaria. Actualmente estamos en un porcentaje de 60% en mercado nacional y un 40% de exportación.
Juan A.- Así es. Hemos podido trabajar contrariamente a lo que ha pasado en otros sectores como es el turismo.
-¿Y cómo lo han hecho para estar activos con las limitaciones de desplazamientos?
Juan A.- Estamos muy presentes en Latinoamérica, Europa y África. Disponemos de agentes en cada país donde se nos demandan nuestros productos. Esto nos ha ayudado, aunque a nosotros lo que nos gusta es viajar y ese contacto directo y personal con los clientes. Va, sencillamente, en nuestro ADN.
Eduardo I.- Desde luego. Tener presencia permanente en estos países es importante, pero para nosotros son muy importantes los viajes. Viajamos y mucho porque es vital tener un contacto directo con nuestros clientes, que siempre agradecen este vínculo personal.
-Ustedes atraviesan un buen momento, ¿qué factores han sido claves?
Eduardo I.- A nadie se le escapa que el buen momento de la industria cerámica en general nos ha beneficiado a todos, sin duda. Las fuertes inversiones que se vienen realizando en las diferentes plantas nos ha permitido crecer y hacerlo de manera importante. Nosotros hemos crecido a la par y hemos realizado inversiones, como es el caso de la adquisición de dos máquinas de hilo, un centro de mecanizado y una fresadora de alta capacidad. También nos ha permitido aumentar la plantilla, no sin mucho esfuerzo por las exigencias de un sector que requiere de personal cualificado. Le diré al respecto que Molcer destina actualmente buena parte de sus recursos a la formación. Promovemos cursos y ya se nos viene reconociendo como una empresa puntera en la provincia en este asunto que para nosotros es esencial. Realizamos fuertes inversiones con el fin de obtener mejores técnicos.
Juan A.- De una u otra manera, tenemos que marcar la diferencia. Estamos en pleno crecimiento e incluso estamos ultimando ya la apertura de un centro-taller propio en el exterior, lo que da fe de nuestro propósito de seguir afianzando nuestra presencia tanto en el mercado nacional como en el extranjero y hacerlo, siempre, con una mejora constante del servicio que prestamos al cliente.
-¿Qué elementos diferenciadores tiene Molcer con respecto a otras empresas del sector?
Juan A.- Nuestros productos son made in Spain cien por cien. Fabricamos y reparamos. Allí donde estamos vamos bajo la marca España, porque queremos contribuir a la mejora de nuestro clúster y la potencialidad de nuestros productos cerámicos. Ese compromiso también se extiende al empleo, porque queremos que nuestros trabajadores sean de la provincia. Además de una estrategia empresarial y laboral, es un compromiso para mejorar la vida de nuestros conciudadanos, para lo que establecimos un convenio con la Diputación de Castellón que está permitiendo generar oportunidades laborales a nuestra gente.
Y en cuanto a la competencia, tenemos claro que está fuera de España y no dentro. Nosotros no competimos con las empresas de aquí, sino con las extranjeras, porque nos gusta ser parte de esta marca España que nos define a todo el clúster castellonense. Tenemos que decir que cuando empezamos este proyecto [aseveran ambos entrevistados], recibimos ayuda de otros talleres, de personas ajenas a la empresa, y eso siempre es de agradecer y de valorar. Entendemos que la competencia es sana y debe darse a diario, cómo no, pero ese espíritu de colaboración existe en este sector. Esto es lo que nos hace grandes.
-¿Y en cuanto a producto?
Juan A.- A nivel de producto, la sección de cargas, como ya le decía. Aunque haya este incremento de trabajos y tengamos nuevos clientes, nosotros somos y queremos ser realistas porque venimos de tiempos convulsos y no vamos a cambiar los clientes que siempre han confiado en nosotros por unos nuevos; básicamente porque queremos estar con la gente que nos ha ayudado siempre. Hay clientes que llevan con nosotros hasta 25 años trabajando y a los que no debemos defraudar nunca.
Eduardo I.- Disponemos de un servicio 24 horas y acompañamos a nuestros clientes los 365 días del año. Es un ejercicio de responsabilidad que nos autoimponemos, pero es necesario porque es la manera de responder a la confianza que nos prestan los clientes.
La cercanía es otro de esos valores muy importantes en este sector y en nuestra empresa. Es necesario compartir los problemas de los clientes y darles las soluciones precisas que les permita asegurar el éxito de su producción.
Juan A.- Con el cliente guardamos tanta cercanía que podemos hablar de amistad, pero es una amistad que no está exenta de un férreo ejercicio de responsabilidad, porque la confianza es básica tanto en las relaciones personales como empresariales.
-Háblenme de la plantilla de Molcer, de sus perfiles...
Eduardo I.- Molcer, por la media de edad de su plantilla, por generarse a raíz de lo que es la tercera generación de aquellos que la fundaron, es una empresa con la vista puesta en el presente y con una clara apuesta por el futuro. Ese cambio generacional viene acompañado por nuevas formas de gestión, de modos de relacionarse tanto interna como externamente, la capacidad de innovar y abrir puertas a nuevas oportunidades. No es peor ni mejor que la primera etapa, sino distinta, porque ni las circunstancias ni las personas son las mismas en cada momento y cada generación debe poner el sello que le permite abrirse camino. Contamos con un personal excepcional, muy capacitado y cualificado y, desde luego, comprometido. El capital humano es esencial en las empresas.
-¿Hasta qué punto está castigando al sector el encarecimiento de la materia prima?
Eduardo I.- Muchísimo [coinciden ambos al unísono]. Hoy uno de los grandes problemas que arrastra el sector es el incremento de los costes por el encarecimiento de la materia prima. Supone una auténtica odisea. Hablamos de acero, hierro (+10 y +12%), incremento de hasta el 35% de goma, resina… que es nuestra segunda materia prima, de falta de personal… Hay una enorme presión en cuanto a los costes y eso lo notamos casi a diario.
Juan A.- Esta materia prima está concentrada en muy pocas empresas en España y esta concentración nos está perjudicando a todo el sector. Todo esto nos está llevando a repercutir estos incrementos en el producto final, pero lo estamos haciendo hasta cuatro veces por debajo de lo que se está encareciendo la materia prima, con lo que nosotros estamos asumiendo la mayor parte de este perjuicio económico. Y ya no hablamos solo del precio de esa materia prima, sino del plazo de entrega por parte de estas mayoristas, que se ha prolongado de manera inasumible para las empresas del sector.
-¿Qué nos espera a partir de ahora? ¿Qué previsiones manejan?
Eduardo I.- Es un sector con muchos altibajos y son enormes. Nosotros casi nos gusta hacer previsiones semanales [ríen ambos]. No sabemos lo que puede pasar más allá. ¿Qué es lo que nos gustaría? Pues seguir teniendo los pies en el suelo. Mantener lo que tenemos y a partir de ahí seguir creciendo. Lo que queremos es que pase esta pandemia, se nos permita salir con total libertad y en seis meses podamos hablar de absoluta normalidad en este aspecto.