VALÈNCIA. El Anuario de Estadísticas Culturales 2019 ya está aquí, como el turrón. El informe emitido por el Ministerio de Cultura y Deporte, que recoge más de una veintena de indicadores procedentes de operaciones estadísticas incluidas en el Plan Estadístico Nacional, pone negro sobre blanco algunos de principales datos del sector cultural: de empleo, consumo o inversión va la cosa. Dentro del batiburrillo, la confirmación de una realidad que se repite año tras año: los trabajadores culturales están más preparados pero son más precarios, a pesar del aumento de asalariados en el pasado ejercicio. También la de una mejora generalizada y la constatación de que València es tierra de bandas y festivales... aunque no tanto de conciertos.
A lo largo de los datos pormenorizados, que ocupan casi medio millar de páginas, la Comunidad Valenciana está permanentemente condenada a la cuarta posición, por detrás de Madrid, Barcelona y Andalucía. Sí hay una llamativa excepción en una disciplina en la que se lidera con mucha ventaja: las bandas y la música sinfónica. La Comunitat puede presumir de tener 533 bandas, es decir, más de un tercio del total de 1.510 conocidas a nivel estatal. La plata, que se la lleva Andalucía, ‘tan solo’ cuenta con 245. La región también ocupa la primera posición en número de orquestas sinfónicas, con un total de 34 sobre 194 estatales. Pero más allá del músculo humano, la Comunitat también tiene una “cultura de bandas” diferenciadora: es la primera región de número absoluto de conciertos, por delante de cualquier otra autonomía con mayor población. En 2018 se han celebrado, siempre según esta memoria, 2.519 conciertos (incrementando en medio centenar la cifra del 2017); esto supone un 16% de todo el estado, mientras que Madrid seguiría la lista con un 14,3%.
Cosa diferente es la recaudación y rentabilidad económica de esto: mientras el gasto medio por espectador en Madrid se sitúa en los 13,8 euros, en Valencia -debido al carácter popular habitual en estos conciertos- baja hasta los 3,1 euros. De esta manera este 16% en número absoluto de conciertos en el marco estatal se traducen solo a un 5,4% de la recaudación.
Dicho esto, la otra cara de la moneda la pone la música popular, en la que la Comunitat no se encuentra, ni de lejos capitaneando la escena a nivel nacional. De los 89.440 conciertos que se contabilizaron en el total de España, solo 4.451 se realizaron en la Comunitat. Eso significa tan sólo un 5,0%, siendo superados por Aragón (6,6%) o Baleares (6,7%), además de la primera línea que llevan Andalucía (23,4%), Madrid (25,1%) y Cataluña (13,6%). El músculo de los macrofestivales, que sin duda son un importante motor económico del sector musical autonómico (se habla de 60 millones de euros de impacto económico solo en Castellón), no tiene una repercusión desestacionalizada en la escena hivernal. Y todo esto, en una región en la que la penetración de salas de conciertos es -sorprendementemente- de 1,7 por cada 100.000 habitantes, siendo, junto a Castilla y León, la zona con más concentración de estos locales. Locales, que con estos datos, parecer vivir al límite. Con todo esto, parece ser que los géneros populares en la Comunitat no acaban de encontrar su hueco, a pesar de tener la estructura ya montada.
También resulta interesante subrayar que la Comunitat lidera, a nivel estatal, la concentración de salas de cine, con una ratio de 9,3 por cada 100.000 habitantes. Otro buen dato es que no solamente hay más cines (aumenta la cifra en 3 en un contexto estatal de retroceso) sino que además se pueden ver más películas. A las provincias de Valencia, Alicante y Castellón llegan un 38,6% del todos los títulos que se estrenan a lo largo del año; así, solo se pueden ver más films en Madrid (un 60,5%) y en Cataluña (un 55,3%). En el lado de la industria, À Punt ha sido un importante impulso en la creación de empresas productoras que crece en siete de 2017 a 2018. El tiempo dirá cuántas se establecen a medio y largo plazo (lo conocido como "crear industria").
Por lo que respecta al empleo, noticias buenas, malas y regulares. El Ministerio de Cultura destacaba ayer el ascenso del volumen de empleados culturales, que alcanza en 2018 las 690.300 personas, un 3,6 % del empleo total en España en la media del periodo anual, dato que lo sitúa “en cotas similares a los años previos a la crisis económica”. Los trabajadores culturales, además, se caracterizan por contar con una formación académica superior a la media (un 69,3% frente al 42,9% de medio del conjunto nacional), ¿asegura esta preparación el acceso a empleo menos precario? No. Tal y como se desprende del informe, el 69,9% del empleo cultural es asalariado, una cifra más baja que la que se observa en el total de la población ocupada española que se sitúa en el 84%. Si bien en el ámbito nacional crecen los trabajadores asalariados (de 469.700 a 482.200) y bajan los no asalariados (de 217.500 personas a 208.100), aumenta la temporalidad. Así, suben los contratos temporales y bajan los indefinidos, al tiempo que suben los trabajadores a jornada parcial. En el caso de la Comunitat Valenciana, como en el total, aumenta el volumen de trabajadores culturales pasando de 57.000 en 2017 a 68.100 en 2018, un salto del 2,9% al 3,3%, sin embargo la Encuesta de Población Activa en el Ámbito Cultural no ofrece datos sobre el tipo de contratos por autonomía.
Por lo que respecta a la empresas, en 2018 se contabilizaron hasta 122.673 compañías cuya actividad principal es la cultura (un 3,6% más que el ejercicio anterior). Esta cifra representa el 3,7% del total de empresas recogidas en el Directorio Central de Empresas del Instituto Nacional de Estadística. Del total, el 64,7% de las empresas no tienen asalariados, el 28,7% son de pequeño tamaño (de uno a cinco trabajadores), el 6% tienen de 6 a 49 asalariados y el 0,6% restante son empresas de mayor tamaño, de 50 asalariados en adelante. La Comunitat Valenciana es la cuarta autonomía en concentración de empresas culturales con 11.728, frente a las 11.221 de 2017.
Por otro lado, el gasto medio por hogar vinculado a la cultura se situó el año pasado en 682,5 euros y el gasto medio por persona alcanzó los 274,6 euros al año, lo que supone un 4,8 % menos que el año anterior. El destino de ese gasto cultural fueron principalmente: libros (14,7 %), asistencia a espectáculos como teatro o cine (12,8 %) y servicios de móviles y relacionados con Internet (22,5 %). De igual forma, tal y como refleja el anuario, el gasto medio por persona toma su valor máximo en los municipios con más de 100.000 habitantes. En este sentido, el gasto de la Comunitat Valenciana está por encima de la media con 286,3 euros, solo superada por Castilla y león, Madrid y Navarra.