CASTELLÓ. La veintena de barcas de cerco que componen el subsector en la provincia de Castellón han quedado amarradas ya a puerto. Como todos los años por estas fechas, los armadores han puesto fin a la campaña con la llegada del mes de diciembre, aunque este año la cosa ha estado a punto de cambiar. Y es que el periodo de veda del fanal, como comúnmente se conoce a este arte de pesca en la jerga propia, varía sus fechas y por primera vez parará en abril, con lo que los dos meses en que las barcas dejarán de faenar no serán consecutivos.
La decisión de la asociación de armadores del cerco de Castellón llega después de un año "muy complicado", que, como no podía ser de otra manera, también se ha visto afectado por la pandemia de coronavirus. A pesar de que la pesca es un sector esencial y no ha tenido que parar, el cierre o el funcionamiento al ralentí de la restauración le ha penalizado. "Yo el año lo he salvado, pero la mayoría no. Desde el confinamiento, han sido un mal año de capturas y los precios no han acompañado", señala el representante de la asociación, José Manuel Ramírez.
Durante 15 días de octubre, "el boquerón se pagó a 0,90 euros el kilo" en las lonjas, "y era pescado bueno", recuerda el también patrón del Ramírez Martín. Y con la sardina ha pasado otro tanto, incluso hasta el punto de arrojar las capturas por la borda en septiembre.
Detrás de los bajos precios está sin duda la escasa actividad de la hostelería, pero también otras razones. Entre ellas, la competencia del pescado foráneo. Y, dado que abril suele ser un mal mes para los precios precisamente por la competencia de la flota del Cantábrico, que arranca entonces su campaña, los armadores castellonenses han decidido innovar este año con la primera parada regenerativa de su historia en este mes.
El Boletín Oficial del Estado ya publicó el pasado sábado la orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para notificar el cambio de la veda, que se aplica desde el límite con Tarragona hasta la gola del Perelló, en Valencia, debido a que en esta provincia no hay pesca de cerco. La orden recoge también la voluntad de tratar de recuperar las existencias de sardina, "la más preocupante" de las especies de pequeños pelágicos amenazadas en las aguas castellonenses.
No en vano, ya son muchos los años en que las capturas de este pescado azul van a la baja en las cofradías castellonenses. "Cada vez va a menos", señala Ramírez. Y, aunque la sardina desova a principios de año, se espera que con el nuevo periodo de veda se pueda recuperar la especie.
De esta manera, los pescadores de cerco castellonenses pararán este año desde este 1 de diciembre hasta el 11 de enero y también del 1 al 30 de abril de 2021. Por su parte, en la provincia de Alicante pararán desde el 4 de diciembre hasta el 6 de enero.
El cese de la actividad, cubierta por el Servicio Público de Empleo Estatal para los trabajadores, llega cuando la Administración adeuda todavía anualidades retrasadas de las subvención a los armadores. Aunque se ha adelantado algo en este aspecto, "aún nos deben dos vedas, la de 2018 y la de 2019 y este año la gente va justa", enfatiza Ramírez, quien pide agilizar los pagos.
Máxime cuando el 75% del dinero procede de fondos europeos, "y el 25% que aporta el Estado lo recupera en enero, porque se declara como ingresos y lo debemos tributar", apunta el representante de los armadores. "El problema es la Generalitat, porque en Cataluña y Andalucía están al día", remarca.
Entre los aspectos positivos, este paro biológico estará más cubierto económicamente. No en vano, dado que en los primeros años del periodo de los Fondos Femp (2014-2020) se cobraron muy pocos de los 180 días que se repartían en esos seis años, en este las embarcaciones tienen derecho a cobrar 22 días por cada mes de veda. A pesar de ello, y también debido a que tardarán en cobrar esta ayuda, la situación es apurada para muchas barcas. Ramírez asegura que, si hubiera ayudas para el desguace de naves, "una remesa seguro que se desmantelarían".