Títulos que dejaste a esa persona con la que ya no te hablas, volúmenes que cediste temporalmente a alguien cuyo nombre no recuerdas (y que nunca regresaron a tus manos), sudores fríos ante la posibilidad de que te devuelvan un ejemplar con alguna página rota y muchos otros traumas lectores
La docu-serie sobre el crimen de Lucrecia pone de manifiesto que, si bien el asesinato lo cometió un Guardia Civil de ultraderecha acompañado de skin heads menores de edad, antes tuvieron que suceder más cosas. El ayuntamiento tuvo que hostigar a los inmigrantes, los medios tratar de forma sensacionalista la llegada de extranjeros, la Guardia Civil no detectar nazis en sus filas y unos municipales faltaron a su deber dejando continuar a los asesinos cuando, borrachos, se dirigían al lugar del crimen saltándose los semáforos. No todo fueron skin heads