CASTELLÓ. Nacido en Castelló hace 67 años, Vicente D. Nebot Vilar estudió Ciencias Exactas (hoy Matemáticas) hasta 4º curso. Su primer trabajo fue de visitador medico en la farmacéutica estadounidense Schering-Plough, y luego fue gestor y director de agencia del Banco Atlántico, donde dirigió también su oficina de Vila-real. Posteriormente, prosiguió en el sector bancario como director de oficina en Deutsche Bank, para culminar su vida laboral como director de empresas durante 20 años en Castellón. En verano de 2013 se retiró. “Me prejubilaron”, precisa. Desde entonces dedicar buena parte de su tiempo al voluntariado. Aunque también colabora puntualmente con el Banco de Alimentos, su labor altruista se centra en Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón y como presidente en Castellón de la asociación nacional Secot (Séniors Españoles para la Cooperación Técnica), cuyos miembros que apoyan el emprendimiento, aportando su experiencia y el conocimiento para impulsar el futuro del país. Como organización sin ánimo de lucro, Secot cumple en 2019 tres décadas en España y diez años en la provincia.
El próximo martes 19, el Menador Espai Cultural acogerá el acto conmemorativo del aniversario de Secot Castellón, en el que se hará entrega de reconocimientos a sus socios. El encuentro contará asimismo con una mesa de experiencias emprendedoras y con la participación de Rafael Puyol, exrector de la Universidad Complutente de Madrid y presidente de honor de Secot, quien disertará sobre Las oportunidades de la longevidad.
-¿Qué es y cómo surgió Secot?
Secot fue creado por el Círculo de Empresarios, la Cámara de Comercio de Empresas y Acción Social Empresarial. Y se pensó, con buen criterio, que era una manera de que profesionales y directivos de compañías que finalizaban su vida laboral, tuvieran un espacio donde poder trasladar su experiencia de vida a otras personas mediante el voluntariado. Cuando defino qué hacemos en Secot, siempre digo que soy un voluntario jubilado y en activo.
-¿Cómo se concreta vuestra tarea de voluntariado?
Bien, partiendo de la base de que la misión de Secot siempre ha sido la de mantener y generar empleo mediante el emprendimiento, hay que considerar que esa palabra, el emprendimiento, hace treinta años no era utilizada ni por Secot. La idea es que somos gente mayor con experiencia, provenientes de distintos sectores, y cuya experiencia se pone al servicio de gente que quiere montar un negocio o que ya lo tiene pero a la que no le va bien y quiere darle un giro. Y con un detalle importante: nuestro foco está en las personas sin recursos o con escasos recursos, porque hay otros muchos profesionales que hacen este mismo papel y no les vamos a quitar nosotros el pan. Nuestro servicio se presta gratuitamente y en los últimos años hemos pasado de ser 6 socios a 22: pagamos una cuota de 30€ anuales como socios, y además tenemos lo que llamamos socios adheridos, profesionales en activo que también colaboran con nosotros, cada uno desde su área de conocimiento.
-¿Cuál es el perfil medio que busca ayuda en Secot y cómo es el proceso?
En los últimos años nos estamos dirigiendo mucho a los estudiantes, a los egresados que han acabado las carreras. Son la mayoría de nuestros clientes, hoy. ¿Qué hacemos con ellos? Pues aprovechar un valor que muchas veces no se nos reconoce y que es esencial para los que estáis en activo: el tiempo. Nosotros podemos dedicar el tiempo que haga falta. Alguien viene a nosotros, nos dice que quiere montar un negocio equis. Nosotros nos sentamos con él y le explicamos qué hacemos, qué no hacemos y firmamos un convenio de confidencialidad. A partir de ahí, tenemos una metodología contrastada que es la que ellos van a seguir.
-Y a partir de ahí, ¿cuál es el papel del asesor?
Pongamos por caso un ejemplo en el que viene alguien y de entrada, no le vemos sentido al negocio. En ningún caso se lo decimos: le ayudamos a que se dé cuenta él mismo de que aquello no lo va a poder hacer. De hecho, yo acabo de cumplir seis años en Secot, y los primeros años había mucha crisis, y sucedía que la mayoría de personas acudían y ante la pregunta “por qué montas esto?” te respondía “porque tengo que hacer algo”. Entonces tenías claro que no estabas delante de un emprendedor, sino de un falso emprendedor, alguien que lo que necesitaba era trabajar.
-Entonces el papel esencial de Secot es el de acompañar a la persona en ese proceso.
Sí, nosotros hacemos un proceso de acompañamiento en el que en unos momentos se centra en el coaching y en otros muchos momentos es de tutorización, pero sobre todo lo que hacemos ese mentorizar. Al acompañamiento le llamamos mentorización. Mentorizamos todo el proceso, del inicio al final. En la Universitat Jaume I tenemos todos los años unos 50 casos de emprendimiento, de los que 25 surgen de una iniciativa en la Cátedra Increa; es el Programa Explorer del Banco Santander. Se dirige a jóvenes de entre 18 y 31 años y durante 5 meses se les ayuda a elaborar planes de negocio. Nosotros, según el perfil de nuestros séniors, nos distribuimos los casos. Los profesores dan las clases y nosotros acompañamos en el desarrollo de una serie de temas: nos amoldamos. Quien viene a Secot por otra vía utiliza nuestra metodología interna, pero cuando colaboramos en programas externos nos adaptamos a cada proyecto.
-Con la UJI, Secot tiene una colaboración muy estrecha. Incluso tiene su sede en Espaitec.
Cierto, así es. Y justamente con Espaitec e Increa creamos otro proyecto que es UJI Emprèn OnSocial. Ahí colaboramos pero también hacemos mentorización y dura medio año. El lunes pasado se inició la tercera fase y pronto se darán a conocer los premios de la segunda edición. El objetivo de este programa es generar un entorno de emprendimiento social y tecnológico en la comunidad universitaria que plantee ideas y soluciones a los principales retos de la provincia en distintos ámbitos. A nosotros la relación con la UJI nos llena de satisfacción, pero es que además nosotros nos relacionamos con todo el mundo, con todos los actores del ecosistema emprendedor, y con todos colaboramos. Con la Cámara, con CEEI Castellón, con la Diputación, con ayuntamientos… allí donde nos piden ayuda tratamos de atenderlos.
-La dimensión social de Secot, el hecho de poner el foco en personas con escasos recursos, ¿condiciona el tipo de proyectos que les llegan?
Realmente nos llega todo tipo de proyectos. Eso sí, hay gente que nos llega pidiendo ayuda para conseguir dinero y les tenemos que explicar que esto no va así, que primero hay que validar el modelo de negocio: si no hay clientes, no hay negocio. Así que en esos casos les invitamos a olvidarse del dinero, porque si luego hace falta, hay muchas maneras de conseguirlo, desde entidades financieras a Business Angels. Y en ese campo les podemos orientar, pero ya no es nuestra labor. El emprendedor debe darse cuenta de que lo importante es el negocio. Si uno tiene una planta baja, no sabe qué hacer con ella y tiene el dinero para montar un bar sin darse cuenta de todo lo que implica… mal asunto.
-Pero en esto ¿no avanzamos, entonces?-En estos 10 años, ¿han notado en Secot una evolución sobre cómo entiende el emprendimiento la sociedad?
Los estudiantes empiezan a tenerlo más claro. Pero también debo decir otra cosa, y es algo que observamos cuando vamos a institutos de Secundaria. No sólo en España, sino en toda Europa, hay un desfase porque necesitamos que hablar de emprendimiento desde el colegio, desde niveles más tempranos de la educación. Tú no has oído hablar de emprendimiento hasta hace cuatro días, ¡pero es que yo tampoco! Cuando llegué aquí y me enseñaron el modelo Canvas, el mapa de empatía del cliente y una serie de cosas, me iba al banco donde trabajaba y les hablaba de él y no podía evitar pensar que si lo hubiera conocido antes, hubiera trabajado mejor cuando gestionaba clientes. Eso es una realidad, y los estudiantes de hoy tampoco lo estudian, porque no se da en las carreras.
En la última reforma, con la controvertida Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), se ha empezado a dar transversalmente emprendimiento en los niveles más bajos, y poco a poco se va subiendo. Y en FP ya hay una asignatura que se llama Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial. Hablamos del presente. De hecho, con las universidades de Castilla y León, Secot ha firmado un acuerdo para asesorar al egresado emprendedor, y en todas sus universidades hay una oficina, un despacho que se llama Oficina del Egresado Emprendedor, donde Secot les da talleres de formación de aspectos muy básicos, porque en la carrera ni siquiera han estudiado el Canvas, y los profesores no lo conocen.
-Es decir, tenemos mucho camino por recorrer.
Sí, porque todas las instituciones públicas hacen cursos para enseñar a emprender, pero en la educación reglada estamos empezando, y eso es a nivel europeo, ojo. El desfase se traduce hoy en que por cada patente europea, Israel o Estados Unidos sacan 70 u 80, porque allí se enseña la cultura del emprendimiento desde pequeños, desde abajo.
“LA ORGANIZACIÓN HA AYUDADO A CREAR 20 EMPRESAS Y 30 PUESTOS DE TRABAJO EN EL ÚLTIMO AÑO EN LA PROVINCIA”
-Dado que la estructura del tejido productivo español está basada en pymes, ¿nos perjudica especialmente esa falta de formación para el emprendimiento?
Mira, todos los empresarios han sido emprendedores, aunque antes no se les llamara así. Y el problema es que además de ser pequeñas, nuestras empresas son pocas, comparadas con las de otros países. Además del tamaño, tenemos el problema de la escasez de empresas.
-Veámoslo ahora desde un prisma positivo. ¿Qué estamos haciendo bien?
Pues una de las cosas que se trabaja hoy bien es que el emprendimiento se aprende y que hay que trabajar en equipo. Aquí no hemos sido conscientes de eso, porque nuestro empresariado siempre ha sido muy suyo, no habituado a compartir con nadie, y ahora el trabajo en equipo sí está en las nuevas formaciones regladas, y eso abre mucho más la mente y permite que las organizaciones puedan crecer y ser más grandes.
-¿Y tienen más posibilidades de éxito las propuestas de negocio con las que trabajan hoy que hace unos años?
En Secot lo medimos todo, y personalmente, desde que llegué hace seis años hasta hoy sí vemos una evolución en las métricas. Por hablar del año 2019, de los alrededor de 100 proyectos que hemos asesorado este año, se han creado 20 empresas y 30 puestos de trabajo. Ese 20% de empresas creadas sí tiene un nivel mucho más elevado que lo habitual hace seis años.
-¿En qué sentido?
Pues más elevado en conocimientos: las empresas tienen una potencialidad mucho más grande, porque antes eran comercios pequeños, con una concepción más tradicional, y ahora tocamos temas de tecnología e incluso startups. El futuro se ve un poco más halagüeño.
-Como voluntarios, ¿cuál es la recompensa a todo este trabajo?
Sin duda, la satisfacción más grande es la de poder ayudar a otros. No puedes imaginarte la sensación tan gratificante que tenemos, y eso pase lo que pase: tanto cuando viene alguien para decirte que se ha dado cuenta de que su proyecto era una barbaridad y te da la mano, y te pone los pelos de punta… como cuando alguien viene y te dice “ya lo he montado” con una sonrisa. Por no hablar de cuando ves a alguien como Javier Moliner, de Howlanders, a quien asesoramos en su día y a quien hoy la prensa destaca como un posible unicornio entre las startups españolas. La satisfacción es inmensa.
-Como parte del ecosistema emprendedor en Castellón, ¿cómo lo valoráis?
Lo he comentado con los principales agentes: creo que debería haber algo más de colaboración, porque a veces se repiten temas y si se trabajase más en red, de forma más coordinada, seríamos todos mucho más eficientes. No obstante, debo reiterar que colaboramos con todos, vamos de jurados a cantidad de sitios y preparamos muchas veces charlas ad hoc cuando nos las piden. Y lo que sí valoro muy positivamente es el tema de la formación: para poder asesorar mejor a los emprendedores y que tengan éxito, es clave. Nosotros en la UJI aprendemos, y estamos aprendiendo constantemente. Hace tres años hicimos un curso de mentores de 80 horas con Paco Negre que nos aportó mucho. Y ahora es de agradecer que CEEI Castellón ha hecho los cursos BIK, que sirven para formar a todos los agentes del ecosistema que a su vez van a formar a gente. En definitiva, es clave que estemos formados para poder ayudar en el proceso y ayudar a pivotar las ideas de los emprendedores.