CASTELLÓ. Desde bien pequeños nos enseñan qué es un dibujo. Lo vemos permanentemente en los cuentos, en la televisión o en cualquier juguete. Dormir, comer y ver ilustraciones es básicamente lo que hacemos en esos primeros años que la vida nos brinda a modo de relax. Por eso, parece demasiado obvio que cualquier persona de este mundo sepa lo que es. Nadie de aquí lo duda. Pero es cierto que -como evidencian desde el festival Il·lustra Castelló- no son tantas las personas que consideran estas imágenes hechas por profesionales como obras de arte. Lo cierto es que la ilustración "ya no es cosa de niños". Dejó de serlo hace un tiempo. Y ahora, el mundo compite por tener los mejores esbozos en sus artículos, porque no nos olvidemos, todo el mundo compra -en algún momento de su vida- guiado solo por la vista.
"La ilustración está empezando a dejar de ser vista como un juego. Ahora son los padres los que compran los cuentos no porque a los niños les guste, sino porque les gustan a ellos. No te diré que valen como un Van Gogh, pero hay quienes pueden pagar mucho dinero por una obra, por ejemplo, de Esther Gili. Las editoriales lo saben y cada año se superan para buscar a los mejores artistas y el mejor formato de presentación de un libro", interpreta Rachel Dutch, organizadora del festival y trabajadora en la librería Argot. La también ilustradora tiene claro además que los dibujantes están al mismo nivel que los escritores. Primero porque sus creaciones consiguen "expresar de forma diferente lo que el escritor no puede decir con palabras"; segundo porque esta independencia visual hace que incluso se creen "historias paralelas"; y tercero porque gracias a este recurso "se venden más libros". "Está tan de moda que ya no solo se conoce a Paula Bonet, también a otros nombres como el de Maria Herreros o Maria Hesse", reitera Dutch.
La ilustración no solo vive siquiera en el papel, como hemos dicho anteriormente. Es su ecosistema más común pero también existe en las paredes, en videoclips de música, en la ropa o incluso en objetos de joyería. La imagen y los dibujos mutan por todas partes, solo hay que ponerse a explorar. Y si no sabes por donde empezar está apunto de llegar el festival Il·lustra Castelló, que festejará del 7 a 9 de noviembre en la misma Argot su segunda edición. Un encuentro el de este año "express", que recorta en actividades y en días (el año pasado desplegó actividades durante una semana), pero que pone el foco en la il·lustración en movimiento para acercar a los usuarios todas las posibilidades de este arte.
La ilustración hecha por mujeres colma el festival
Es bastante generoso por parte de una librería organizar un festival que explore la ilustración en otros formatos que no le salpican tan directamente como son los propios libros. Rachel Dutch tiene claro que al final lo que debe hacer todo el sector es apoyar a estos creadores, dado que "gracias a su trabajo existen los cuentos, gracias a los cuentos los libros y gracias a todo eso el resto vendemos".
También, sin ser el propósito inicial, el festival sirve como escaparate de la ilustración hecha por mujeres y en Castellón. Únicamente un hombre aparece en la programación del certamen, aunque la organizadora promete que ha sido mera casualidad. "Hay muchos artistas hombres buenos, pero este año es cierto que ha coincidido así. También porque la mujer hoy en día con sus obras está dando más poder y más que hablar, demostrando que estamos aquí y que se nos ha de conocer", reitera Dutch. Con todo ello, el día 7 diferentes artistas mostrarán sus trabajos y reflexionarán sobre su trayectoria en turnos de 10 minutos. Las creadoras invitadas en esta edición "puente" serán Anca Balaj, escritora, ilustradora y "entrenadora" de la creatividad; Verònica San Pedro, quien lleva sus dibujos hasta murales y cuadros; Marta Selusi (Ratonpersona), que hace ilustración infantil; y Silvia Mañes, especializada en animación. En cuanto al día 9, Joel de la Rocha presentará su cómic Pateticidad Ilustrada.
Pero la fiesta grande llegará el sábado 8 con un pop up market que ocupará toda la librería para poner en venta durante todo la jornada obras de diferentes creadores de la provincia. También, se presentará la obra El sueño de Joel, de Rafa Albiol y Marta Ribes; y la artista Raquel Esteve dirigirá un desfile de moda con obras pintadas a mano por ella misma. Además, ese mismo día Toño Zaibak protagonizará una exposición en la que se exhibirán piezas que el castellonense encuentra abandonadas por la calle y reinventa en objetos artísticos. Zaibaik acaba haciendo de un trozo de puerta antigua o de un palet una ilustración crítica con la violencia y con otros problemas de la sociedad.
"El año pasado funcionó muy bien y hasta dos artistas encontraron editorial para sus trabajos. Todo fue un poco experimentado, pensaba que no iba a triunfar tanto como lo hizo, ya que lo queríamos hacer más para servir como aliciente para los estudiantes que hay en la ciudad, pero vino mucha gente en todos los actos. Sin duda en un buen momento para la ilustración", valora la organizadora, quien expone que por motivos ajenos este año el Il·lustra Castelló servirá como un "bocadito" para prepararse para la edición 2020, cuando el formato volverá a alargar su durada y a programa incluso conciertos.