CASTELLÓ. La Conselleria de Agricultura ha adjudicado, de urgencia, el contrato para la lucha contra el cotonet de Sudáfrica, en un procedimiento justificado por "la situación catastrófica que está ocasionando esta plaga en determinadas zonas citrícolas de la Comunitat Valenciana, así como por el grave peligro que podría suponer una repetición de esta situación catastrófica en la próxima campaña".
Será la empresa Bayer Cropscience la encargada, por 2,2 millones de euros, de realizar los trabajos, "incluido el transporte y la descarga" en los siete puntos delimitados, de las trampas para la captación del Delottococcus aberiae. Lo hará después de que el laboratorio Ecología y Protección Agrícola, de Carlet, haya sido el único que haya fabricado la formulación necesaria para atrapar al cotonet sudafricano durante el pasado 2020.
Todo esto lo recoge la declaración de emergencia de la Conselleria, que se produce después de que el Ministerio autorizase la lucha con feromonas contra esta plaga, toda vez que la Unión Europea prohibió, desde el 16 de abril pasado, la utilización de los insecticidas que hasta ese momento habían conseguido mantener a raya al insecto llegado del hemisferio sur y detectado por primera vez en 2009. Posteriormente, la Conselleria pactó con La Unió de Llauradors la estrategia para la lucha sostenible contra la plaga.
Pero esta tiene una pega. Los 2,25 millones de trampas que Bayer fabricará y repartirá por las zonas más afectadas de la Comunitat (a razón de 450 por hectárea) permitirán cubrir "hasta 5.000 hectáreas de cultivo". Y solo las dos comarcas más perjudicadas, la Plana Baixa y el Camp de Morvedre, cuentan con "más de 24.000 hectáreas de cítricos", reconoce en su orden la propia Conselleria.
Es decir, la dotación de Conselleria, de 2,2 millones de euros, alcanzará para cubrir una quinta parte de las dos comarcas más afectadas. Y eso sin tener en cuenta que la plaga está presente "en prácticamente todas las zonas citrícolas de la Comunitat Valenciana", aseguran los expertos de Agricultura. De hecho, en su día La Unió ya reclamó una dotación de 12 millones para este proyecto.
Esto se tratará de contrarrestar en parte con una aportación de los propios agricultores, que se comprometieron a pagar trampas para cubrir otras 5.000 hectáreas de superficie. Pero ni con ello se controlaría la plaga en la totalidad de las comarcas más perjudicadas, y eso contando que finalmente se disponga de la formulación y las trampas suficientes para ejecutar todo este proyecto de lucha biológica contra la plaga.
Y es que, como señala la orden, lo ideal sería "que todos los dispositivos estuvieran instalados en campo desde finales de febrero o principios de marzo", de forma que las trampas estén ubicadas antes del primer vuelo del macho del Delottococcus aberiae.
Pero esto será muy difícil de cumplir. Tanto, que el documento de Agricultura recoge que la ejecución del contrato (que debe ser menor a un mes como en todo procedimiento de urgencia) "debería iniciarse inmediatamente, ya que previamente hay que organizar las solicitudes y efectuar el reparto entre los agricultores para tener colocados los dispositivos en esas fechas". Y esto parece harto difícil, así como la obtención de las piretrinas y las feromonas en el laboratorio.
Tanto es así que la misma orden recoge que las trampas que se instalen con posterioridad servirán para controlar la expansión de la plaga a otras zonas de la Comunitat cara a la campaña siguiente, la 2022/2023. De ahí la exigencia de las organizaciones agrarias en septiembre de agilizar el proceso.
Además de la lucha contra el cotonet de Sudáfrica, este método de lucha biológica también servirá para frenar el impacto del piojo rojo de California (Aonidiella aurantii) y del cotonet de los cítricos (Planococcus citri).