CASTELLÓ. La descarbonización de la industria es uno de los principales retos del sector azulejero de esta década. La cocción para la fabricación de baldosas cerámicas es el principal foco de emisiones -el sector emitió el año pasado más de 3,1 millones de toneladas de CO2- y los esfuerzos de investigadores, asociaciones empresariales y compañías se centra en nuevas técnicas y tecnologías para este punto del proceso de fabricación que permitan reducir al máximo los gases contaminantes para cumplir con los objetivos marcados por la Unión Europea para 2030.
No es la única iniciativa en marcha en este sentido, pero sí es un ejemplo interesante. La Universitat Jaume I (UJI) ha iniciado un proyecto de investigación en el campo de la química para explorar nuevos materiales que de alguna u otra manera puedan ayudar a reducir las emisiones contaminantes del sector azulejero. Con el profesor titular del departamento de Ingeniería Química, Vicente Sanz, al frente, la universidad desteje la complicada madeja que supone dar con una materia prima con las características adecuadas para alumbrar el producto cerámico que ahora se produce pero que en su proceso de cocción tenga un menor impacto medioambiental.
"Hay muchas vías para conseguirlo", explica el director del proyecto en ese sentido, aunque tiene claro que "no hay una solución mágica". A la postre, la idea es encontrar una combinación de cambios en el proceso de cocción que ayuden al fin deseado: "Cada solución por separado tiene un grado de mejora en las emisiones, y todas sumadas pueden contribuir de manera significativa", subraya al respecto.
Los dos caminos en los que se centra el proyecto de marras -"Diseño de nuevas composiciones y procesos para baldosas cerámicas para una industria hipocarbónica"- pasan, por un lado, por optimizar el proceso de cocción, lo que ayudaría a "reducir una fracción de energía consumida" y también las emisiones de dióxido de carbono; y por otra parte, por llevar a cabo una reformulación de las pastas empleadas en la fabricación de azulejo que permita no sólo reducir los ciclos de cocción sino también las temperaturas necesarias para este proceso.
Uno de los focos está puesto en el carbonato cálcico -CaCO₃ es su formulación-, uno de los compuestos que se utilizan para el proceso de cocción de las pastas, por un motivo muy sencillo: en su descomposición, aporta el óxido de calcio -CaO- que da ciertas características al azulejo final. Pero con un inconveniente: también "es un emisor importante" de gases contaminantes, admite Sanz, porque en su descomposición libera dióxido de carbono -CO2-. Intervenir aquí puede reportar importantes beneficios, porque además de que permitiría reducir las emisiones liberadas en esa descomposición, "se podría reducir el ciclo de cocción".
El proyecto de investigación está "todavía en fase preliminar", reconoce el director de la iniciativa. Por el momento, se trabaja en poner a punto las técnicas para, más adelante "hacer un seguimiento de los resultados". En ese sentido, todavía es pronto para obtener resultados tangibles que trasladar al sector, pero los investigadores sí tienen claro que lo que hay sobre la mesa son "un conjunto de ideas viables", en palabras del profesor. El proyecto acabará en 2025.
Sanz encabeza un equipo de cuatro personas vinculadas al Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) y buscan incorporar a una persona más a la iniciativa. En ese sentido, han lazado una beca de iniciación a la investigación a cargo de este proyecto dirigida a estudiantes de la UJI del grado de Ingeniería Química. En total, el proyecto cuenta con una financiación de unos 490.000 euros aprobada por la Agencia Estatal de Investigación dentro de su Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación y con apoyo de fondos europeos.
La finalidad es que los resultados útiles arrojados de las indagaciones en el proyecto puedan trasladarse al proceso de fabricación del sector azulejero. En ese sentido, Sanz explica que el equipo trabaja en colaboración con una empresa reconocida donde, "durante la vida del proyecto se harán las pruebas piloto industriales". No obstante, insiste en que "no dejarán de ser pruebas" y que sólo a partir de 2025 se podrán empezar a incorporar los descubrimientos y mejoras a la fabricación de baldosas cerámicas.
En esa línea, subraya que "la empresa colaboradora tendrá prioridad" en la implantación de estas modificaciones, y más tarde se abrirá al resto del clúster cerámico. Aunque "hay algunos aspectos que sí requerirán alguna inversión" por parte de las compañías, lo cierto es que estos costes "serán relativamente pequeños y muy asumibles por las empresas", insiste el investigador. Asimismo, se pretende hacer una importante difusión de los resultados en Qualicer, el Congreso mundial de la Calidad del Azulejo y Pavimento Cerámico, además de realizar diferentes publicaciones y actos de difusión.