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Un establecimiento abrigado por un bosque de 160.000 árboles con ejemplares de hasta 650 años

El primer hotel de Europa 100% sostenible se esconde en la Sierra de Espadán de Castellón

30/08/2020 - 

CASTELLÓ (EFE). Un bosque del Parque Natural de la Sierra de Espadán, en Castellón, acoge el hotel Mar de Fulles, un establecimiento sostenible construido de cal, arena y termoarcilla, y que se ha convertido en el primero en Europa en ser 100% sostenible así como el único en España en ser totalmente ecológico.

Un establecimiento abrigado por un bosque de 160.000 árboles con ejemplares de hasta 650 años que también alberga una rica oferta gastronómica que apuesta por los productos ecológicos -muchos cultivados en su propio huerto- y por el kilómetro 0.

La idea surgió en 2005 de la mano de Juanma Urbán y María José Serra, activistas de Greenpeace que hacían tareas de concienciación a la gente que pasaba por la calle Colón de València.

"Vimos que la gente paraba a escucharnos, sobre todo aquellos que tenían vinculación o interés por el medio ambiente", asegura a EFE Urbán, pero también se dieron cuenta de que no podían concienciar a quienes no tenían esa preocupación.

"Y pensamos en hacerlo al revés", señala. Así, y con 6.000 euros y la financiación de un banco ético cooperativo sin ánimo de lucro, empezaron a crear un espacio "donde viniera gente de todo tipo de manera participativa y visual, y que se llevara un poco de nuestra manera de hacer las cosas", y abrieron sus puertas hace cuatro años.

En su restaurante "se ve la huerta y cómo los cocineros cogemos el producto que luego saboreas", por lo que "queda claro que el producto de proximidad, de temporada y ecológico es mucho mejor y no hace falta que nadie te lo cuente".

Después, "abres la ventana de tu habitación y en julio hace fresco porque el hotel es una bioconstrucción funcional y te bañas en la piscina, depurada con sal, y no pica a los ojos y es más agradable a la piel".

Productos locales y de proximidad

En su cocina, capitaneada por el propio Urbán, el equipo es "fantástico" y utiliza el 80% del producto proveniente de menos de 80 kilómetros; hacen compra directa al productor -al que visitan y conocen- y apuestan por lo ecológico siempre que se pueda, pero no que venga "del otro lado del planeta"; además embotellan el agua y tienen producción propia de miel, aceite, cerveza y vino, lo que les da "un control absoluto sobre el producto".

El objetivo es "que la gente se conciencie por sí sola" sin la intervención de los dueños, por lo que hacen incluso visitas guiadas para explicar el concepto y la razón de ser de cada elemento: "Si quien viene se lleva a su casa que es un hotel bonito y come bien, pero no ve los valores ecológicos y sociales, hemos fracasado".

En este hotel, la aplicación de las medidas de distanciamiento a causa de la pandemia no ha supuesto ningún esfuerzo, pues en su filosofía de huir del turismo masificado y las aglomeraciones, han diseñado espacios amplios y abiertos, con separación entre comensales en el comedor y con terrazas de hasta 2.000 metros cuadrados.

"Nosotros no podemos ni queremos optar a la cantidad por la ubicación, sino a la calidad", defiende Urbán. "Siempre hemos guardado el espacio entre comensales porque la gracia es venir aquí y evadirse sin estar pegado al de al lado y disfrutar de las vistas".

Plantación de 40.000 alcornoques

Preocupado además por la huella ecológica, Mar de Fulles plantó 40.000 alcornoques en la Sierra de Espadán, una cantidad que compensaría tres años de actividad y la construcción del edificio; ahora, tras cuatro años funcionando, han recalculado y cada semana hacen plantaciones basándose en el número de clientes que tienen.

El objetivo real "no es conseguir el equilibrio de que no contaminemos con lo que plantamos, sino que deberíamos hacer alguna cosa más de la que nos corresponde y llegar a las emisiones negativas, para que el solo hecho de existir el hotel implique que es un bien para la naturaleza", explica.

Y aunque la componente ambiental es la más importante, también tenían la necesidad de que fuera un proyecto social, por lo que se financió a través de un banco ético porque "no hay ética sin ecología y viceversa", y además "todas las decisiones de producto y de construcción tienen las dos patas": por ejemplo, usan cerámica de Castellón porque "sería una falta de respeto" para sus productores traerla de fuera de esta provincia.

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