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El refugio antiaéreo y la casa Felis de Borriana, reconocidas por su valor arquitectónico 

11/10/2021 - 

CASTELLÓ. La casa Felis y el refugio antiaéreo de Burriana han sido reconocidos como referentes de la arquitectura local en los actos con motivo de la Semana Internacional de la Arquitectura. La alcaldesa de Borriana, Maria Josep Safont, y el concejal de Patrimonio, Vicent Granel, han estado acompañados en la visita por Ángel Pitarch, presidente del CSCAE, Luis Sendra, decano del COACV, e Iván Cabrera, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de València y autor del proyecto del refugio del camí d’Onda.

El doble acto, organizado por el Colegio de Arquitectos de Castellón (CSCAE), el autonómico (COACV) y el registro Docomomo de edificaciones modernistas ha puesto de relieve la importancia de estas estructuras por su relevancia arquitectónica.

La casa Felis

En el acto, se ha colocado una placa en la fachada de la casa Felis, situada en la calle Virgen de la Saleta esquina camí d’Onda, al considerarse por Docomomo como una edificación digna de ser reconocida por la población y conservada para las futuras generaciones.

El edificio, uno de los pocos ejemplos que perduran del racionalismo valenciano, fue levantado entre 1935 y 1936 y diseñado por Enrique Pecourt Betés, quien fue arquitecto municipal y creador, entre otras construcciones, del mercado municipal de Burriana o del apeadero de Moncofa.

De este modo, Burriana ya cuenta en sus calles con una placa Docomomo, una entidad que vela por la difusión del movimiento modernista en España y Portugal. Docomomo coloca cada año una placa en cada provincia y añade ahora la casa Felis a su catálogo por su “valor contrastado” y su “excepcionalidad”.

El edificio fue uno de los primeros en asumir la estética del racionalismo de corte centroeuropeo, inspirado en la modernidad industrial y las fábricas. Así pues, se trata de una construcción que destaca por su diseño esquemático, llevado a la mínima expresión, en la que ningún elemento desentona del conjunto. Por ello, desde la organización del evento destacan su “imagen perfecta” construida a partir de la regularidad en los huecos y de la sutil torre que la corona.

La casa Felis, pese a ser un edificio que a primera vista puede pasar desapercibido, encajonado entre otros bloques de pisos, destaca al alzar la vista por el perímetro curvo de la esquina, el particular voladizo y la sobreelevación del edificio.

La casa se diseña siguiendo un racionalismo de origen pandémico, en una época en la que se pensaba que las enfermedades respiratorias se transmitían a través de las bacterias que había en el polvo, por lo que este estilo minimalista buscaba eliminar todas aquellas decoraciones y molduras donde se posa la suciedad.

Además, este edificio, novedoso en su momento, también buscaba aumentar la ventilación, alzar las plantas bajas para alejarlas de la humedad y crear terrazas y cubiertas planas, todo ello para evitar la transmisión de enfermedades.

La construcción, levantada en plena república, es uno de los pocos ejemplos de racionalismo que quedan, ya que este estilo novedoso frenó su expansión con la llegada de la Guerra Civil y la implantación de estilos más academicistas y decorativos con el primer franquismo.

El refugio antiaéreo

La visita ha continuado muy próxima, en el mismo camí d’Onda, para conocer la reciente intervención en el refugio antiaéreo de la Guerra Civil. Iván Cabrera, director de este proyecto, ha explicado que este era el más grande de la treintena de las infraestructuras subterráneas que se construyeron en la ciudad para refugiarse de los bombardeos.

En la intervención, que ha contado con la arquitecta técnica María Tarancón, se ha intentado habilitar, iluminar y acondicionar el refugio para su visita, pero manteniendo su estructura tal como era, y diferenciando las zonas reconstruidas de las originales.

Para el acceso se ha buscado una solución que no interrumpiese la acera de la calle, colocando una discreta entrada de madera a modo de banco, que se abre en dos alas para dar acceso al túnel, a la vez que sirve de barandilla al abrirse.

El refugio consta de tres brazos, uno de los cuales está pendiente de ser explorado por el equipo de arqueología municipal para conocer su trazado, y consta de un túnel de entrada en rampa, diseñado así para facilitar un acceso a gran velocidad sin tropezarse con escalones, debido al poco tiempo que había entre los avisos y la llegada de los bombarderos.

Sus túneles, excavados en una estable arcilla de sauló, fueron envueltos por arcos de medio punto de ladrillo, como se puede comprobar en la actualidad, y destacan  los nichos en la entrada, colocados para que se pudieran resguardar mujeres con niños pequeños, para evitar que fueran aplastados por el resto de personas entre la penumbra y el caos. 

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