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Fin de una campaña hiperactiva para decantar la balanza entre bloques en Castelló

25/05/2019 - 

CASTELLÓ. Los candidatos a las municipales en Castelló han puesto fin a una campaña extenuante que, con el 28-A incluido, se ha dilatado dos meses. Conscientes de que, ante la fragmentación electoral, cada voto cuenta y puede decantar la balanza entre el bloque de izquierdas y el de derechas, los partidos han echado el resto en una campaña que ha dejado atrás los grandes mítines masivos de antaño y ha pisado la calle más que nunca. Encuentros con colectivos de la sociedad civil, actos en plazas, mesas de reparto, entrevistas en medios de comunicación y debates electorales han colmado la agenda de los alcaldables.

La última jornada de campaña este viernes ha empezado pasada por agua y ante la amenaza de lluvia por la tarde algunos actos se han trasladado de las plazas a los bares: Compromís lo hacía en el pub Terra y Unides Podem-CSeM-EUPV, en el Raspabar. El PSPV ha optado por quedarse en casa, en la sede de la calle Carcagente, aunque finalmente el tiempo ha dado una tregua que ha permitido al PP y Ciudadanos mantener sus actos de clausura en la plaza Tetuán y en la plaza de la Pescadería, respectivamente. 

Sopars de pa i porta y música en directo han amenizado el fin de fiesta con el que se ha puesto el broche a una campaña más marcada por la búsqueda del voto puerta a puerta que por los pesos pesados de los partidos. Aunque algunos han desfilado por Castelló estos días. El PSPV ha exhibido músculo: Pedro Sánchez arrancó la campaña del 28-A en el Palau de la Festa, y la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, iba a inaugurar la del 26-M con Amparo Marco en el Auditori, pero el acto se canceló por la muerte del histórico dirigente socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

Compromís ha echado mano de sus dos baluartes, Mónica Oltra y Vicent Marzà, que han asistido a numerosos actos no solo en la ciudad de Castelló, con el alcaldable Ignasi Garcia, sino también en otros municipios de la provincia. Ciudadanos ha contado estos días con su líder autonómico, Toni Cantó, y con el candidato al parlamento europeo Jordi Cañas para promocionar a Alejandro Marín-Buck, mientras que Rubén Martínez Dalmau y Rosa Pérez han respaldado la candidatura de Fernando Navarro por Unides Podem-CSeM-EUPV.

Del PP, los rostros conocidos se han limitado al ámbito local y autonómico. El presidente del partido, Pablo Casado, visitó Castelló por última vez el 8 de marzo, pero tras el batacazo electoral del 28-A, la candidatura de Begoña Carrasco se ha promocionado en campaña sin líderes nacionales.

A pie de calle y en las pantallas

Los candidatos de las cinco formaciones con representación en el Ayuntamiento de Castelló se han reunido con sindicatos, empresarios, asociaciones vecinales y demás colectivos de la sociedad civil. La competición se ha jugado a pie de calle, estableciendo contacto directo con los vecinos, pues la cercanía y el grado de conocimiento personal de los candidatos es uno de los factores de peso en los comicios locales. 

En el balance quedan decenas de actos diarios con un nivel de actividad frenético. Los partidos han puesto toda la carne en el asador para pescar votos ante la evidencia de que el amplio abanico de opciones electorales incrementa la dificultad.

La del 26-M también ha sido la campaña de los debates: los alcaldables han rivalizado hasta en cuatro contiendas, la más destacada en À Punt. Las diferencias se han tensionado en pantalla, aun a sabiendas de que tocará pactar para gobernar.

Y si el puerta a puerta ha sido la tónica habitual, no menos peso ha tenido la campaña online. Los votos también se disputan en Twitter, Instagram y Facebook, campos de batalla digitales donde los candidatos han mostrado su faceta más personal. Las listas de Spotify de Ignasi Garcia y Begoña Carrasco, el vídeo de Alejandro Marín-Buck en patinete compartido en redes, la charla de la influencer Feminista Ilustrada con Amparo Marco, o las crónicas desde el sofá de Fernando Navarro han aportado un toque millennial a la campaña. Mientras, en el cómputo de actos que deslucen el juego democrático queda la pintada intimidatoria en la puerta de la vivienda de la alcaldable popular.

Vox tira de siglas

La principal novedad de estas elecciones es Vox. El partido de Santiago Abascal aspira a entrar en el Ayuntamiento de Castelló y, para ello, tirará de siglas más que de propuestas locales. Una página ocupa el programa electoral que la formación ha facilitado a este diario. Es un resumen, dicen, aunque la versión extendida no ha sido publicada ni en la web del partido ni en sus redes sociales. 

La candidatura de Luciano Ferrer recoge once puntos generales en materias como impuestos, deportes y seguridad. Entre ellas, destaca el epígrafe "Un Castellón libre de imposiciones ideológicas" en el que plantea no dar subvenciones a "asociaciones y organizaciones adoctrinadas" y recuperar el topónimo bilingüe de la ciudad. "Con todas estas medidas, desarrolladas adecuadamente conseguiremos que nuestra ciudad, vuelva a situarse en donde nunca dejo de estar [sic]", remata el documento.

Las quinielas del 26-M

Las urnas hablarán este domingo y se verá si el Pacte del Grau pasa el test de la ciudadanía. Mientras tanto, los resultados de las generales y autonómicas proyectan un horizonte en las municipales halagüeño para unos y frustrante para otros. El PSPV, con siete concejales en la actualidad, está llamado a ser la primera fuerza si se mantiene el impulso constatado en Madrid y en València. El PP, por su parte, podría ver mermado su grupo de ocho regidores si se repite la caída del 28-A, con un Ciudadanos pujante que aspira a disputarle el liderazgo del centro derecha. 

Mientras, Compromís espera remontar en las locales y superar los cuatro concejales actuales, y la confluencia de Unides Podem-Castelló en Moviment-EUPV no lo tendría fácil para revalidar los cuatro ediles a la luz de lo acontecido en la pasada cita electoral. A esto hay que sumar la posible irrupción de Vox en el consistorio, tal y como ha sucedido en el ámbito estatal y autonómico. 

Este escenario propiciaría la reedición del Pacte del Grau, con la suma de las fuerzas progresistas. Pero todo está aun por decidirse. Los cálculos electorales se verán corregidos ante un previsible descenso de la participación respecto al 28-A, por lo que aún parece más incierto el escenario que arrojarán las urnas. Los resultados entre bloques podrían ser más ajustados.

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