CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló ultima la redacción del que se intuye será el primer megacontrato de la alcaldesa, Begoña Carrasco, en esta legislatura. La pretensión de la munícipe popular de "apostar porque todos los vehículos [autobuses] sean eléctricos", afirmación que realizó el pasado viernes durante la visita de la consellera de Infraestructuras, Salomé Pradas, invita a pensar que el nuevo servicio de transporte público, conocido como Tucs, saldrá a licitación por una cantidad astronómica.
La flota que cubre las 18 líneas está compuesta por 46 autocares. Autos Transportes Colectivos Castellonenses SA (Accsa) asume la prestación desde hace décadas. En 2013, ganó el último concurso público, que ya resultó de los más cuantiosos de aquel mandato al contemplar un presupuesto de 33 millones de euros y un periodo de explotación de 10 años.
Ante el cambio de tendencia respecto a la movilidad, y como publicó este diario, la concesionaria inició a principios de 2023 pruebas con autobuses eléctricos en las líneas 4 y 9. El objetivo era determinar la autonomía de las baterías y su efectividad en relación al cumplimiento de los horarios. El ensayo constató la fiabilidad de los ómnibus.
En ese momento, el equipo de gobierno ya valoró incluir en el nuevo contrato la obligatoriedad de renovar el parque urbano, aprovechando que había que volver a licitar la prestación. Ahora, Carrasco pretende materializar esa idea, en sintonía además con la normativa europea, para que el servicio municipal resulte completamente sostenible. Y no solo eso. Como la alcaldesa igualmente avanzó hace unos días, los autobuses que circulen por el centro serán de dimensiones más reducidas para contribuir a mejorar el tráfico y reducir las emisiones de CO2.
El modelo que se toma como referencia es el de Madrid, donde también gobierna el Partido Popular. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) inició en 2022 una profunda modernización con la adquisición de 150 autocares denominados limpios. La compra supuso un desembolso de 81 millones de euros, aunque la mitad de ese dinero se obtuvo a través de los Next Generation en el marco del Programa de ayudas a municipios para la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
En este sentido, y según apuntan fuentes municipales, la intención radica, de alguna manera, en hacer coincidir en el tiempo las dos medidas. La puesta en marcha de un servicio urbano totalmente sostenible reforzaría la tesis de impeler una supermanzana, en la que el peatón tenga preferencia sobre los automóviles.
Tras haber rediseñado el proyecto concebido por el Acord de Fadrell, el equipo de gobierno compuesto por el PP y Vox espera iniciar en breve las obras de la también conocida como Modal 1. Los primeros trabajos se desarrollarán en la zona norte de la ciudad. En concreto, en San Félix, Conde Pestagua o Clavé. Como gran novedad, los vehículos podrán circular sin restricciones por la ZBE. Eso sí, se activarán distintos protocolos en el momento que se detecte un empeoramiento de la calidad del aire en algún punto. Esto implicará la limitación del tráfico rodado.