CASTELLÓ. El grupo azulejero liderado por Grespania acusó en el primer año de la pandemia los efectos de la misma. Tanto es así que la cifra de negocios de Participación e Impulso, la matriz del conglomerado empresarial, cayó en 2020 en un 12,7% al facturar 208,5 millones, 30 menos que en el ejercicio anterior. Pero lo peor fueron los resultados, que se redujeron a la mitad al situarse en 6,5 millones de euros.
Estas son las principales magnitudes en 2020 de un grupo cerámico que aglutina a 15 compañías, entre las que hay fabricantes de azulejos y baldosas, distribuidoras en países como Francia, Estados Unidos, Italia o Reino Unido; dos atomizadoras; fabricantes de esmaltes y fritas e incluso una sicav, de la que posee la mitad. En esta diversificación, precisamente, está la causa de la caída de facturación y beneficios.
Y es que, como la propia matriz recoge en las cuentas consolidadas del grupo, el descenso en la producción azulejera en los primeros meses de 2020 repercutió especialmente en Nuevos Productos Cerámicos y Euroatomizado, dedicadas a la fabricación de arcillas atomizadas, pero también en Esmaltes, productor de esta materia prima azulejera, "como consecuencia de su dependencia total de la actividad de sus clientes fabricantes".
"Esta disminución se debe tanto a la menor venta de producto atomizado como, en mayor grado, a las dificultades de exportación al mercado argelino por la reducción de actividad de los fabricantes de este país y a los peores precios de la energía eléctrica generada", recoge el informe de gestión.
Esta diversificación de actividades hace que el grupo trabaje con una gran cartera de clientes en todo el mundo. En este sentido, las compañías agrupadas en Participación e Impulso facturan el 64% de sus ventas en el mercado nacional, sin duda algo marcado por la venta de arcillas. A su vez, destinan el 17% de su producto a la Unión Europea y el 19% al resto del mundo.
A pesar de la caída en la facturación y los resultados, en el primer año de la covid-19 el grupo de la familia Hernández Sanchís mantuvo su política de inversiones. En aquel 2020 arrancó, precisamente, la urbanización del suelo que envuelve a su planta de Nules, en la que todavía está inmersa y que asciende a un montante de 8 millones de euros. En total, en aquel primer año de la pandemia, Participación e Impulso invirtió 11,8 millones de euros, "consecuencia de nuestra convicción en la progresiva recuperación del sector", señala el informe del Estado de información no financiera.
Asimismo, el conglomerado azulejero también se centró en la reducción de su endeudamiento, algo que hizo en un volumen de 10,45 millones de euros con el fin de "aumentar nuestra autonomía financiera". Esto deja a la firma "en una buena situación para acometer futuras inversiones", ya que la ratio de deuda financiera neta/ebitda es de 1,73, remarcan las cuentas.
De cara al futuro, la compañía acaba de abrir una nueva delegación en Madrid. El nuevo espacio de la firma en la localidad de Pinto combina las funciones de showroom de producto, aula de formación para profesionales y de almacén; y en total los espacios suman una superficie total de alrededor de 1.000 metros cuadrados. Este será el cuarto centro logístico del fabricante repartido por la geografía española, tras los de Barcelona, Galicia y Granada.