FOLK - POP

Julio Bustamante: "No cambiaría ninguna de las decisiones que he tomado en mi carrera"

El “viejo trovador” valenciano (como él mismo se define en una de sus últimas canciones) presentará su último disco, Sueños emisarios, el próximo 11 de junio en el Teatre Micalet a las 19 horas

9/06/2022 - 

VALÈNCIA. A punto de cruzar el rubicón de los setenta años, con más de doscientas canciones editadas y probablemente otras tantas esperando en un cajón a ser liberadas, Julio Bustamante (Valencia, 1951) está más contento que unas castañuelas. Como intelectual interesado en la filosofía oriental -El Libro del Tao es uno de sus títulos de cabecera-, su entusiasmo por la vida se manifiesta sin histrionismo; siempre por medio de la serenidad y el sano desapego hacia lo material. Poco le importa que, en su caso, la consideración de músico de culto nunca haya venido acompañada de audiencias masivas. 

No cambiaría absolutamente nada de mi carrera. Quizás sí cambiaría alguna cosa de mi vida, pero qué importancia tiene eso ya -explica-. Siempre he sabido que mi manera de hacer canciones iba a contracorriente. Quise hacer las cosas a mí modo, de forma completamente libre, y estoy muy contento de haberlo conseguido. De haber seguido siempre adelante. Y bueno, le doy valor al reconocimiento de los demás,  me gusta saber que hay gente que me escucha. Pero todo el resto, todo lo que tiene que ver con el mercado de la música y la fama… eso a mí me ha sobrado siempre. No me interesa lo más mínimo”. 

Bustamante, instaurado con o sin su consentimiento como el trovador oficial de los paisajes y las gentes de València, nos atiende a las cinco de la tarde. Justo después de levantarse de la siesta, con su café de la tarde humeando entre las manos. Tenemos una hora para realizar la entrevista, porque a las seis en punto comienza su ensayo con Montse Azorín (la voz femenina que le acompaña desde hace años), su hijo Lucas, (bajista), Andreu García (guitarra eléctrica y ukelele), Ferran Pardo (piano y teclados) y Antonio J. Iglesias (percusión). Es la banda con la que presentará, el próximo 11 de junio en el Teatre Micalet de València, las canciones de su último disco.

Sueños emisarios (El Volcán Música, 2022) reúne temas recientes y rescata otros antiguos -como “Visiones” (1988)-, cuya letras se amoldaban muy bien a las reflexiones sobre sueños e ideas que dan unidad a este trabajo. Entre la Cara A encontramos canciones compuestas antes de la pandemia, y en la B las gestadas durante el confinamiento, que él pasó en casa junto a su hijo.

“Para mí, los pensamientos de la vigilia y los sueños están muy comunicados. De hecho, tanta importancia tienen unos como los otros, porque lo que no ocurre en un plano, nos ocurre en el otro. Los sueños son un lenguaje, y yo siempre les presto atención. Por ejemplo, hablo muchas veces con gente que ya no está en este mundo. Es mi manera de comunicarme con el más allá”. 

Jocelyn Rye, nombre que da título a otro de los temas del disco, es uno de esos personajes misteriosos que pueblan los sueños del músico, dibujante, novelista y poeta valenciano.  “Una noche, durante el confinamiento, se me apareció, en medio de una niebla muy espesa, una mujer que no conocía. Una mujer a la que no podía atribuir una edad o una etnia, y que me saludaba muy alegre, diciéndome: Me llamo Jocelyn Rye, no sé quien soy, ni falta que hace. Voy por ahí de un sitio a otro y estoy encantada. Esta aparición me transmitió muchísima paz, porque significa que debemos quitarnos de encima las preocupaciones. Creo que es una de las canciones más extrañas y bonitas que he compuesto en mi vida”.

 

Si hay una idea recurrente en la trayectoria de Bustamante es aquella que nos recuerda que no debemos desaprovechar nuestro fugaz paso por este mundo con preocupaciones inútiles ni deseos superficiales. Que “la vida es enorme y salvaje, y hay que estar atentos a lo que ocurre en ella”. Que “Viure és pensar que tens sort, i no invocar el dolor”. 

Amor y sentido del humor

Las letras de Bustamante ofrecen una vista cenital de la conducta humana. Con toneladas de sensibilidad, pero sin asomo de sentimentalismo ni ñoñería. Tiene un talento muy especial para señalar las faltas, pero sin recurrir jamás al rencor o el enfado. Si acaso, su arma es un sentido del humor muy fino, como el que demuestra en “Hombres prácticos”, adaptación de un poema de Karmelo C. Iribarren (San Sebastián, 1959). En esta canción, incluida en el disco, describe la altivez con la que le miran los señores a los que se encuentra en el parking del supermercado los sábados por la tarde, con el maletero cargado a tope con compra para toda la semana. “El dilema sobre si sus vidas carecen de sentido o no -leemos en sus versos-, es algo que parece no preocuparles demasiado. Viendo como te miran, cuando pasas por su lado, se diría que prefieren dejarlo para tipos solitarios como tú”. 

“Karmelo es un poeta excelente, de mi quinta más o menos. Una vez, el hijo de nueve años de unos amigos me dijo que ese poema le gustaba mucho porque describe la mala costumbre de los mayores de mirar por encima del hombro a los niños. Y yo pensé: a los niños… y a los mayores también” (ríe)-.

Bustamante se presenta a sí mismo como un “viejo trovador” que vive con ilusión su doble condición de bohemio solitario, aunque también es un buen conversador. No es raro encontrarle sentado en la terraza del Centro Excursionista, fumando cigarros de liar y charlando con amigos de generaciones más jóvenes. “La mayor parte de la gente joven con la que me relaciono en la ciudad tienen un vínculo con la música. Me llevo muy bien con la generación del 79, los que tienen la edad de mi hijo más o menos. A los amigos de mi edad, con los que comparto recuerdos y vivencias, tengo que ir a verlos a Altea. Prácticamente todos nos hemos seguido dedicando al arte de una forma u otra. De todos modos, mi vida sobre todo consiste en pasear por los parques de mi barrio, Marchalenes, o por Viveros. O coger el tranvía e irme a la Malvarrosa. Pasear tranquilamente, leer, dibujar. Desaparecer, de alguna forma. Desaparecer es muy importante”. Sus días, nos dice en “Órbitas elípticas”, son “un vuelo permanente alrededor del sol y mis canciones”. 

La personalidad, las ideas y las costumbres cotidianas del autor de discos seminales del folk-pop mediterráneo como Cambrers (1981) quedaron muy bien reflejadas en el documental Bustamante Perkins, dirigido en 2013 por Pep Garrido y Xesc Cabot. Ahí el cantautor valenciano ya dejaba clara la importancia que le concede a la amistad, como sublimación absoluta del amor. “Una de las grandes enseñanzas que te da la vida es de que no hay mayor grado de profundización en una relación que la de la amistad incondicional (que no convencional, como digo en una de mis canciones). El amor romántico es un rollo posesivo muy capitalista, muy potenciado por el sistema porque favorece el pensamiento único y consumista. El amor está muy bien, pero es algo periférico. Al final, como amante te vale casi cualquier persona”. 

Trucos para escribir una canción

Como sabemos que Bustamante no es uno de esos músicos de culto que se muestra impermeable al resto de la actualidad musical, le preguntamos por el pequeño manual Cómo componer una canción, de Jeff Tweedy, publicado recientemente en España por la editorial Contra. Tener el chip puesto las 24 horas del día; acostumbrarse a jugar con las palabras y las asociaciones de ideas; anotar todas las ideas en bruto y extractos de las conversaciones llamativas que cazas al vuelo en la mesa de al lado. Estos son algunos de los trucos que comparte el cantante de Wilco en su libro. ¿Cuáles son los trucos de Bustamante? 

“Estoy de acuerdo con todos los consejos que da el hombre este. Por cierto, que yo sigo mucho a Wilco, acaban de sacar nuevo disco -nos recuerda-. En mi caso, diría que lo más importante es no perder de vista que, hables de lo que hables, aunque sea una experiencia muy personal, en el fondo es algo que seguro que le pasa a muchísimas otras personas. Así que hay que aprender a dejar el ego bastante fuera y buscar la manera de contar tu vivencia personal de la forma más amplia y clara posible. Abrirle todas las ventanas que puedas”. En el aspecto más técnico, Bustamante incide siempre en que él no es tanto un compositor de discos ni de estilos, como de canciones. “Siempre empiezo por la letra, sea mía o adaptada de algo que he cogido de otro autor. La letra es la que me indica de forma natural si quiero que el estilo musical sea folk, pop, jazz, bossa nova…”. Otra nota mental importante: no te obsesiones con la perfección. “La perfección es un método, no un fin. Si no, nos volveríamos locos”. 

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