CASTELLÓ. Dos municipios tan distintos como la Vall d'Uixó y Puebla de Arenoso, uno situado muy cerca de la costa con un amplio tejido industrial y el otro emplazado en el interior de la provincia con un ADN agrícola, tienen en común la misma realidad demográfica: pierden población año a año. Para paliar esta situación, los dos ayuntamientos han recurrido a la misma fórmula: promover vivienda social.
En la Vall d'Uixó el consistorio ha logrado que la Generalitat haya alquilado recientemente las 11 viviendas que tiene en propiedad en el número 19 de la avenida Glòries Valencianes y en el número 1 de la calle Pare Melià desde que las comprase en diciembre de 2020 a la Sareb y en agosto de 2021 a través de un derecho de tanteo, respectivamente.
La idea del consistorio que dirige la socialista Tania Baños era que seis de esos once pisos los ocuparan jóvenes menores de 35 años. La Generalitat lo ha aceptado y, además, ha asignado otras dos viviendas a inquilinos mayores de 60, otra más a una familia monoparental, otra a una mujer víctima de violencia de género y la restante a una persona discapacitada. Las 30 personas que ya ocupan las viviendas llevan más de un año empadronados en la localidad.
La Vall d'Uixó suma ya 12 años perdiendo habitantes a cuentagotas. En 2010 alcanzó su pico histórico, con 32.983 vecinos, y desde entonces el padrón ha ido menguando hasta los 31.549 de enero de 2021, último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es la cifra más baja desde el año 2005 en un período en el que la población en España se ha incrementado a pesar de la pandemia de la covid-19, lo que explica la preocupación municipal.
Desde el ejecutivo local creen que la razón de esa merma en el censo se debe a que los jóvenes "están yéndose" a otros municipios cercanos como Moncofa, de ahí que se busquen fórmulas para fijar la población y detener el goteo demográfico.
En Puebla de Arenoso el problema de pérdida de población es mucho más grave. La localidad sumaba apenas 158 habitantes en enero de 2021, según el INE. No es el peor dato de los últimos años -en 2017 el pueblo apenas alcanzaba 133 vecinos- pero el margen para la supervivencia de la localidad es muy pequeño.
El Ayuntamiento está inmerso en las obras de transformación del edificio municipal situado en el número 2 de la calle Escuelas, en la pedanía de Los Calpes, que hasta ahora usaba como almacén. La empresa Llop Proyectos Integrales está reestructurando la planta baja del inmueble como un centro social de 104 metros cuadrados. A su vez, la primera planta, de nueva construcción, será una vivienda social de 101 metros cuadrados adaptada para una persona discapacitada, según confirman fuentes municipales. Los trabajos, cifrados en 298.776 euros, son sufragados por la Generalitat con cargo al programa Reconstruim Pobles.