CASTELLÓ. No se considera Michele Gabriele (Milán, Italia) ni escultor y pintor, aunque haga ambas cosas, porque su trabajo -como explica- está más cerca al de un "director de cine". Lo que más le interesa al mismo es crear escenas en las que la fantasía y la ciencia ficción converjan con la realidad. Unas historias que convierten a quienes las ven en espectadores.
En I see you repeating this, I warn you in the sweetest way, la exposición que desde este sábado podrá verse en el Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC), el artista ha ideado una fábula subacuática en la que el visitante quedará, a su paso, involucrado. Y es que las propias conclusiones que extraiga de la obra son las que, al final, terminarán por completarla.
El visitante topará, en un momento determinado de la exposición, con un tritón que tiene el brazo escayolado. Pese a ser una figura mitológica y marina, es fácil familiarizarse con ella y asociarla a un humano. Y es en esa normalización de lo ficticio e imaginario donde se detiene el creador. "El yeso es uno de los materiales más clásicos que se utilizan en el arte, pero en este caso representa una historia que es realmente reconocible. Aunque el tritón no pertenece a la realidad, puedes entender que se le ha roto el brazo y que debería nadar hacia alguna parte, pero no puede".
La ciencia ficción sirve al artista para generar nuevas historias, pero también como un canal para explicar mejor el presente. "La ciencia ficción, al igual que la estética cinematográfica, te permite hablar de una manera en la que todo el mundo puede entenderte, porque nace de una experiencia común. Todos hemos sido espectadores de películas", señala Gabriele, que añade: "En mi caso hablo de vivencias muy personales que solo yo puedo entender, como la muerte de un amigo y por eso la sala está llena de elementos que apenas te explican la mitad de una historia. Pero, al mismo tiempo trato de que el público pueda entender lo que está pasando, haciendo que se involucre".
Es precisamente esta relación entre ficción y realidad lo que más interesó al director del EACC, Carles Ángel Saurí, de su obra. Un planteamiento que, en efecto, entronca con una de las líneas de trabajo que se están desarrollando en el espacio alrededor de la cultura visual contemporánea y los videojuegos, como hacen en el Club del Videojoc, o la ciencia ficción, como sucede en Hardcròniques. Tanto es así que en otro punto de la sala pueden verse dos enormes cuadros para los que el italiano dice haberse metido en el "rol" de un pintor, como si fuera parte de un juego. "Cuando los pinté trate de imaginar el gesto que puede tener un pintor al crear sus obras. Lo traté más como un recuerdo que como un objeto", explica.
Michele Gabriele pertenece a una generación de artistas que empezó a crear tras el boom de Internet y eso ha marcado en realidad su proceso creativo. "La diferencia entre mi generación y la del artista 'post-internet' es que este último hablaba todo el tiempo de ello. Internet era tan interesante que las propias piezas que creaban se inspiraban en ello, como si fuera el tema de su investigación. En nuestro caso es diferente, porque esa relación está completamente interiorizada. Internet nos dio una visión diferente de las cosas, pero no se percibe de manera explícita en la obra. Puedes sentir lo digital en alguna parte, porque cuando veo el mundo veo imágenes en PNG".
Con todo, algo importante de saber es que la obra de Gabriele ha sido creada expresamente para el EACC, en la que es además su primera exposición en solitario en el estado español. En este sentido, el espacio también se convierte en un 'actor' importante. Tanto que la interpretación de las piezas cambia dependiendo del lugar y la altura en la que se vean.
"Hay una cosa interesante de Michele y es que muchas de sus referencias vienen del arte contemporáneo o de una cultura visual de Internet pero después como artista necesita situarse en el espacio, entenderlo y entrar en diálogo. Muchos gestos responden a él, porque el propio espacio es un objeto de la exposición. De hecho, además de las referencias formales, los vacíos que existen también tienen que ver con la muestra. Y, aunque se cuenten muchas historias, siempre hay un punto en el que es necesario que el espectador recorra la sala para generar relaciones e incluso volverse sensible a lo que ve", detalla Saurí.
Por su parte, el artista concluye con que su trabajo también debe entenderse como "minimalista", porque entiende que el vacío es parte de la historia. "Ir a una exposición es de lo más parecido a dirigir una película, porque todo ese camino que tienes que hacer hasta el final es parte importante de la experiencia. En mi opinión, las obras de arte no existen en los objetos, existen en la distancia que las separa de tus ojos. En esa distancia invisible. Allí es donde encuentras el arte. El objeto es como un simulacro que necesitas para hacer el trabajo real. Por eso, si quieres crear una sugerencia importante necesitas una sala super vacía".
En el caso de I see you repeating this, I warn you in the sweetest way se ha decidido dejar a propósito varios espacios sin obra.