CASTELLÓ. El Colegio de Veterinarios de Castelló (COVCS) afronta una nueva etapa en su centenaria historia -fundado en 1901, es una de las corporaciones más antiguas del país-. Tras asumir en 2005 la presidencia del COVCS y renovar en tal responsabilidad durante tres elecciones consecutivas, Luis Miguel ha cedido el testigo a Natalia Gil, veterinaria de Salud Pública, que forma parte de la ejecutiva de la entidad desde 2013.
Así se confirmó el pasado lunes por la tarde durante un acto en el que se consumó el traspaso de poderes entre el anterior equipo y el nuevo tras cerrar el proceso electoral y ratificarse la única candidatura que concurrió a los comicios. Con esta transición, según advirtió Gil García durante su toma de posesión, se confirma “un cambio generacional” que partirá del “reconocimiento al excelente trabajo desa-rrollado y el agradecimiento personal a Gargallo y a su junta por su dedicación y entrega durante tantos años”.
Así, el nuevo órgano de gobierno colegial presidido por Gil García ha quedado conformado por los siguientes miembros: José Manuel Martín, veterinario de Salud Pública, como secretario; María Monfort, que tiene plaza de veterinaria en la Oficina Comarcal de la Conselleria de Agricultura de Segorbe y que como la propia presidenta repite de la anterior junta, se hará cargo de la Vicesecretaría; Herminia González, con una amplia experiencia en el sector clínico de pequeños animales pero también en el taurino, será la nueva vicepresidenta.
El cuerpo también contará con Ana Isabel Isasi, quien trabaja en la industria agroalimentaria, se responsabilizará del área Económica; Pedro Antonio González, dedicado al sector clínico, será vocal de la sección Deontológica y de Ordenación Profesional; Monserrat Llabata, vinculada igual-mente a este último ámbito profesional, asumirá la vocalía Técnica y Científica y por último, Néstor Vivas, veterinario de Salud Pública y especialista en sistemas de autocontrol en el sector alimentario, se hará cargo de la Sección Social y de Servicios Colegiales.
Se trata de una junta de gobierno rejuvenecida, equilibrada, con veterinarios vinculados a las principales ramas de la veterinaria –clínica, seguridad alimentaria y salud pública así como ganadería-, en la que no será necesario aplicar las nuevas directivas europeas sobre paridad de género pues ya es mayoritariamente femenina: considerando a la presidenta, tiene 5 mujeres por 3 hombres, lo que no deja de ser un reflejo de la propia proporción de colegiados en activo del COVCS (un 59% son mujeres).
Nacida en 1970, natural de Alcora y hoy vecina de Castellón, Natalia Gil se licenció en la Facultad de Zaragoza en la especialidad de Bromatología, Sanidad y Tecnología de los Alimentos. Tras concluir sus estudios universitarios y mientras lo compatibilizaba con sus primeros trabajos, se formó en materia de inspección oficial de mataderos, seguridad alimentaria, peritación y sanidad.
Finalmente, se especializó en apicultura, de la que hoy es una gran conocedora y cuyo ejercicio “me ha dado grandes satisfacciones profesionales y personales”, reconoce. Sin embargo, antes de lograr en 2005 una plaza como veterinaria de Salud Pública y ejercer en la Conselleria de Sanitat como inspectora oficial de matadero –actualmente lo hace como veterinaria de área- Gil García tocó casi todos los ‘palos’ de la profesión: además de atender a la sanidad de las abejas, participó en las antiguas campañas de vacunación antirrábica de perros, en las de saneamiento ganadero contra la Brucelosis y trabajó en clínica de pequeños animales.
Gil es ya la máxima representante de un colectivo con casi 400 colegiados en ejercicio y que en la provincia de Castellón cuenta con 92 centros veterinarios registrados. Dadas las dimensiones adquiridas por la profesión y el alcance de los servicios prestados por el colegio, en 2021 se evidenció que la actual sede se había quedado muy pequeña, de ahí que la junta de Luis Miguel Gargallo se decidiera a adquirir una planta baja, que anteriormente fue sede del Inem, entre la calle Herrero y la Ramón Lull de la ciudad de Castellón.
Para habilitar el local –de casi 500 metros cuadrados- la corporación convocó un concurso que se resolvió el año pasado y se presupuestó ejecutar un proyecto de reforma por valor de unos 350.000 euros, que recientemente ha sido visado por el Colegio de Arquitectos. Una de las prioridades a corto plazo de Gil García será pues obtener las licencias municipales necesarias para iniciar las obras y una vez acabadas, realizar la mudanza a las nuevas instalaciones.