CASTELLÓ. Las costas de la Comunitat Valenciana han vuelto a recoger este verano el mayor número de banderas azules de toda España, país que lidera la recepción de estos distintivos a nivel mundial. Con 148 enseñas, 134 de ellas en playas, el territorio valenciano refuerza su posición de destino turístico de calidad con Orihuela como municipio más laureado. Pero la costa valenciana alberga también varios enclaves que necesitan mejorar, y en ellos incide Ecologistas en Acción mediante un informe que reúne las deficiencias más destacadas de los últimos seis años.
El documento, que realiza un balance de las banderas negras concedidas por la asociación, señala por reiteración a la playa de Aiguadoliva-Surrach, en el municipio castellonese de Benicarló. “Bate todos los récords de residuos sólidos depositados por metro cuadrado”, critica en relación a este espacio, el único de toda la Comunitat vinculado a una bandera negra en cuatro ocasiones desde 2015. Por su parte, el resto de zonas costeras que han sido señaladas más de una vez se encuentran en el entorno de las tres capitales de provincia.
Destacan, en este sentido, las banderas negras que han recibido los puertos de Castellón, en dos ocasiones, y de València y Alicante, en tres. En este último caso, el documento subraya que las deficiencias se producen “por la basura vertida a las aguas y los problemas con los graneles”, aunque reconoce que se está a la espera “de la construcción de una nave para la descarga de los mismos” que pueda paliar parte del problema. “Hay que tener en cuenta qué impactos puede tener la actividad portuaria en el desarrollo económico y también en la salud”, comenta Sabela Martínez, integrante de Ecologistas en Acción.
En València, por su parte, se apunta tanto a la gestión del puerto como a las ampliaciones por sus efectos sobre las playas del sur de la ciudad. “Es necesario un equilibrio entre el uso portuario y el medioambiente”, asegura Martínez, quien sostiene además que la actividad de los puertos “afecta a la deriva litoral de sedimentos en la zona, y en este caso genera un impacto en la playa del Saler, que pierde arena que se acumula en la Malvarrosa”.
Más allá de València, las playas de Els Peixets (Alboraia) y Medicalia (El Puig) han recibido dos banderas negras en el último lustro, algo que se replica en la playa de San Gabriel (Alicante) y el entorno del Cabo de las Huertas (Alicante). Respecto a Medicalia, Ecologistas en Acción recuerda que fue una de las áreas afectadas por el cierre de playas durante el verano pasado. “Solo cerró un día porque se utilizó cloro en la salida de las acequias a la playa, pero no es un mecanismo recomendable, sino un parche para mantenerla abierta”, mantiene Martínez. El informe incide además en la calidad del agua de San Gabriel, que según la asociación ecologista “sufre los efectos de grandes vertidos de nutrientes contaminantes en una zona con baja dispersión”.
De este modo, se observa que en los últimos años el problema más repetido en las costas valencianas está vinculado, en general, a la contaminación derivada de la depuración y la falta de saneamiento, que supone el 28 % de todas las banderas negras concedidas en la Comunitat desde 2015. Se detectan también problemas recurrentes relacionados con la erosión o la acumulación de basuras, aunque quizás este año, y debido a la pandemia, todas estas deficiencias no se manifiesten del mismo modo.
“En verano las depuradoras no son capaces de asimilar a tanta población en tan poco tiempo, pero este verano, al no haber tanto uso de las costas, la contaminación podría verse reducida”, advierte Martínez, quien señala asimismo varios ejemplos de buena gestión medioambiental en la provincia de Valencia. “Hay áreas donde se mantienen y protegen las costas de forma natural, como ocurre en la Devesa del Saler”, donde de hecho ondea una bandera azul de la Fundación de Educación Ambiental (FEE).
Aunque si de banderas azules se trata conviene mirar hacia Alicante, que con 73 de estos distintivos se erige como la provincia más galardonada de España. Ello se debe a la “abrumadora consistencia de sus municipios para mantener, año tras año, todos sus galardones”, tal y como expone la FEE y refleja Orihuela, que cuenta con cuatro calas y siete playas con bandera. Ganan además su distintivo en 2020 las playas de Torrelamata Sur (Torrevieja) y Rocamar (Pilar de la Horadada), lo que convierte además a la Vega Baja en una de las regiones de España más destacadas en cuanto a la salud de sus costas.
De hecho, con veinticinco de estos reconocimientos, esta comarca alicantina posee casi tantas banderas como la provincia de Valencia, que logra 30 en este 2020, una menos de las que consiguió el año anterior, cuando también se incluía la playa de la Pobla de Farnals. Con todo, Valencia cuenta con localidades cuyas playas han sido destacadas ininterrumpidamente desde 2007 con una bandera azul, como Gandia o Xeraco, Ambas sitúan a la Safor como el área valenciana más reconocida, aunque también se destacan otras playas como Racó del Mar (Canet d’en Berenguer) y el Dossel (Cullera).
Por su parte, Castellón cuenta con 31 galardones, por lo que pierde varias banderas con respecto a 2019, como la que ostentaba la playa Sur de Peníscola. Aun así, la Fundación de Educación Medioambiental indica que en esta provincia se encuentran algunas de las localidades más comprometidas con la calidad de las costas, como Benicàssim, que cuenta con 5 playas reconocidas entre las que figuran Voramar o Heliópolis. También destacan por su elevado número de distinciones Moncofa, Oropesa del Mar y Alcalà de Xivert, todas con cuatro.
La consolidación de la Comunitat Valenciana como uno de los referentes estatales en cuanto a banderas azules ayuda a mantener “su posición de liderazgo en la calidad, en el cuidado y la sensibilidad por las playas”, tal y como aseguró el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer. En este sentido, desde la Generalitat se incide en su compromiso por “proteger e impulsar la Comunitat como destino seguro” en tiempos de coronavirus.
Por su parte, la consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mieria Mollà, ya destacó tras la concesión de estos distintivos el compromiso de las instituciones para “mantener el ecosistema litoral como referente de buena gestión, calidad, excelencia y conservación del medio natural”. Para Mollà, de hecho, las banderas azules son “un incentivo” para seguir avanzando en los objetivos de carácter medioambiental.