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el interior de las cosas / OPINIÓN

La deriva continental

20/08/2019 - 

CASTELLÓ. Toros, toros y toros. Así transcurre esta segunda quincena en muchos municipios castellonenses, así transcurren la mayoría de fiestas de estas comarcas. Así está pasando este verano que nos deja titulares de prensa que incitan a seguir siendo muy taurinos, rotundamente taurinos, a pesar de que a unos cuantos les cueste la vida. Masivos encierros, masivos bous de carrer y masivas participaciones infantiles corriendo frente a la típica carretilla con cabeza taurina. Hay cantera, hay relevo generacional era el titular de una reciente portada de un diario provincial. Relevo que no tendrá mucho futuro dada la evolución y reglamentos de estas aficiones primitivas, pero que se alienta sin freno. Entre toros, agosto enfila su despedida hermanando pueblos y gentes. En unos días, estas localidades del interior volverán a quedarse solitarias, aisladas del ruido. El verano atrae a los que se fueron, a los que no habitan en sus pueblos, a los que veranean en la montaña. Y, después, marcharán, todos marchan.

Las serpientes informativas del verano mantienen su movimiento, esta año con mayor intensidad tras vivir la toma de posesión de la presidenta autonómica de Madrid el día de antes del 15 de agosto, la emblemática fecha festiva y vacacional. Aún estamos digiriendo el discurso, declaraciones y primeras decisiones de Díaz Ayuso. La capital ya se ha instalado en el pasado fijando una peligrosa hoja de ruta para el resto del país.

La ultraderecha ya gobierna el Ayuntamiento madrileño y la comunidad autónoma. Son los mismos que están coartando libertades, eliminando derechos y atacando la dignidad de las personas

La ultraderecha, el neofranquismo, ya gobierna el Ayuntamiento madrileño y la comunidad autónoma. Son los mismos que están coartando libertades, eliminando derechos y atacando la dignidad de las personas. Los mismos miserables que se mofan del dolor de las personas migrantes, que rechazan la justicia social, la solidaridad y que carecen de sentimientos humanitarios. Los mismos que niegan la violencia machista que ya ha asesinado a más de 40 mujeres este año y a varias hijas e hijos, que marcan y culpabilizan a las víctimas de las agresiones sexuales, de las violaciones, de las humillaciones. Los mismos ignorantes que cantan el Bella Ciao creyendo que es la banda sonora de la serie televisiva La casa de papel sin conocer la historia más cercana, sin respetar el sufrimiento de un pueblo en su lucha contra el fascismo. Esta espiral de sinrazón recorre sin escrúpulos las redes sociales y la misma sociedad, y puedes escuchar, como yo escuché hace dos días, a un señor animando a una madre con su bebé a tener más hijos “para que no nazcan moros”. Es una plaga global que está alimentando la ultraderecha y que está creciendo peligrosamente, que está ganando elecciones y que preside gobiernos.

"No es una crisis de refugiados, es una crisis ética de la Unión Europea". Así valoraba hace unos días Antonio Izquierdo, experto en migraciones internacionales y catedrático de sociología en la Universidad de A Coruña, la situación que viven los migrantes y la deriva del espacio europeo. “No estamos abordando el debate racionalmente. Hay una crisis en las conciencias europeas, otro ejemplo es el Brexit. Se están dando estos comportamientos porque parte de la población se siente insegura, tiene miedo, pero no se rebela contra las personas que deben hacerlo, sino que lo pagan con los refugiados o migrantes”. Un arriesgado desahogo que cada vez se extiende más entre las opiniones ciudadanas. Mientras, la deriva del Open Arms está encogiendo los corazones de la gente de bien. La barbarie y crueldad de Salvini, el silencio cómplice de otros gobiernos de la UE y lacarga mediática de la ultraderecha española y europea están provocando unarealidad que augura un negro futuro para la dignidad, la ética y las libertades. 

La barbarie de Salvini, el silencio de otros gobiernos y la carga mediática de la ultraderecha augura un negro futuro para la dignidad, la ética y las libertades

En Morella hoy ha amanecido un nuevo día, claro, azul, fresco, intenso. Los avisos del primer encierro han roto el silencio y anuncian la semana taurina. Pero el silencio tiene nombre, el del estimado profesor Salvador Ortí que murió el domingo, el mismo día que se montaban els cadafals, troncos y listones de madera que se aferran con cuerdas a los pilares de la Plaça. La voz de Salva, ronca, bella, emotiva, profunda, se escucha en las calles morellanas, se siente en sus balcones, en las aulas donde ha impartido clase, en su entusiasmo con el deporte, en aquellos viajes y aventuras que compartía con los centenares de niñas y niños que han aprendido tanto del excelente maestro. Escuchamos su voz frente a la Puerta de los Apóstoles de la Iglesia Arciprestal, tiritando con el frío de enero, en el auto sacramental La vida del Sant. Sus palabras retumban a los pies de las Torres de Sant Miquel recibiendo a los magos de oriente, le escuchamos al paso de un retaule, en la organización del Sexenni, del Corpus, y no le olvidamos desde el primer balcón municipal aquel agosto de 2005 en el que fue pregonero de las fiestas, preludio de L’Anunci, y emocionó a un pueblo que hoy comparte la tristeza. Fue también corresponsal de Morella en aquel Castellón Diario de los años ochenta, ha merecido la distinción de la Creu de Santa Llùcia de Morella. Un morellano que estimaba Morella y que enseñaba a amar esta pequeña ciudad. La tristeza envuelve estas montañas, abrigando a Tere, María, Carlos, Toni, Salomé, sintiendo a Pol, Jaume, Mariona y Julia, sintiendo toda la estima que Salva desplegaba cada día, cada instante. Salva era un gran corazón, era un gran abrazo.

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