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fotografías de Carolina Diego

'Ni siento ni padezco': autorretratos para esquivar con ironía los estereotipos sobre la mujer

22/01/2020 - 

CASTELLÓ. Carolina Diego decidió por voluntad propia que no quería ser madre. Una determinación frente a la maternidad que siempre llevará consigo. "Las mujeres sienten cierta obligación de ser madres, y aunque serlo o no dependerá de cada una de ellas, la sociedad siempre les empujará a tener hijos". Su relato habla pues desde la audacia. Pero en Ni siento ni padezco la artista alicantina habla además de muchos otros estigmas que decide acercar a través de su propio cuerpo. “Disney fue casi lo primero que nos comimos cuando éramos pequeños, por eso, superar sus cuentos supone una ruptura con la época infantil y la dureza de la madurez”, señala la fotógrafa, quien ha querido desmontar diferentes mitos y estereotipos con una serie de autorretratos que habitan desde ahora en la fachada del mercado central de Castelló.

Una mujer con una bolsa puesta en la cabeza, enrollada a la persiana, con un trozo de carne pegado en su rostro o con el mismo aspecto que un seto. Carolina Diego hace uso de la ironía y el absurdo para reflexionar sobre el uso de la mujer como objeto o como carne, pero también para evidenciar la ausencia de libertad a la que muchas veces se le priva. “No me siento cómoda con las cosas demasiado serias o encorsetadas. Utilizo el humor porque para mí es necesario para mantenerme. Es más fácil además que la sociedad capte el mensaje si una lo presenta con este doble sentido”, explica la autora, quien defiende que el “drama siempre está ahí”, pero la diferencia está “en cómo lo cuentas”. “Yo he escogido este formato porque me resulta más llevable y también porque hay que tomar distancia para tomar decisiones”, defiende.

Con todo ello, lo más complejo del trabajo de Diego es la habilidad por crear situaciones “ridículas” en escenarios cotidianos, con el atrezo mínimo y siendo ella misma quien se exponga ante la cámara. “Una de las mayores ventajas de utilizarme a mí misma es que siempre voy a estar disponible y no me voy a quejar de las condiciones o del tiempo que se tarda en lograr una de las instantáneas, pero todo esto no deja de ser muy complicado. Hay veces en las que salen enseguida y otras en las que son una verdadera tortura”, explica la artista, quien pese a todo es más partícipe de trabajar sola que dirigiendo a otras personas. “El autorretrato termina siendo un proceso sanador”, asegura.

Es además la libertad que adquiere la creadora manejando todo el proceso creativo, la que le permite ir ampliando su obra paulatinamente. En efecto, pese a que empezó las primeras piezas de Ni siento ni padezco en 2017, otras han sido creadas a lo largo de estos años y el proyecto creativo, afirma la autora, ni siquiera está cerrado. “La obra surgió hace años de manera espontánea y ahora mismo no está activa, porque estoy centrada en otros proyectos, pero no descarto seguir ampliándola”.

Mientras tanto, sus fotografías han sido llevadas a la Fachada del Mercado Central de Castelló, un espacio que el ayuntamiento municipal y Daniel Belinchón, director del festival Imaginaria, reconvirtieron a finales de 2018 para albergar diferentes exposiciones. Cada tres meses sus paredes lisas se renuevan así para convivir con la obra de un nuevo artista. El último fue el valenciano Juan Plasencia, quien pasó por la plaza Santa Clara con unas imágenes que visibilizaban el papel de las mujeres en la pesca. “Siempre ha habido un problema de público en las galerías. Por eso me parece fantástico que mi obra ahora se exponga así. Es difícil que la gente entre en una sala a no ser que alguien se lo haya comentado. Llevar el arte a la calle es darles esa facilidad", señala Carolina Diego, que en su caso verá la obra en la ciudad hasta el 19 de abril. 

"En mi trabajo fotográfico el factor humano siempre estará presente. Como sentimos, cómo nos relacionamos o como no integramos en el entorno, son aspectos de los que trato en mis series. Es la manera más sincera que conozco de retratar la realidad", concluye la artista, que aun así lleva relativamente poco en contacto con este mundo . Sus primeros trabajos empezaron a florecer en 2015 con una muestra colectiva en la Escuela Mistos de Alicante y fue con Ni siento ni padezco que empezó su andadura profesional.

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