CASTELLÓ. Son muchos los solares abandonados que podemos encontrar si nos damos una vuelta por Castelló, sobre todo en las partes más alejadas del centro y las afueras de la ciudad, como por ejemplo la parcela anexa al IES Matilde Salvador. Por eso en el instituto no se lo pensaron dos veces a la hora de hacer algo con ese terreno. Hace un par de años que la comunidad educativa del centro educativo se planteó dar una nueva vida a esa parcela en desuso; un espacio que solamente albergaba plagas y roedores, así que se pidieron los permisos pertinentes a la Conselleria para poder empezar a trabajar con la tierra.
La clave de esta iniciativa, lo que la hace realmente especial, es que se trata de un proyecto educativo multidisciplinar. En ella, alumnos de secundaria del Matilde Salvador, que cursan el grado superior en Desarrollo y Aplicación de Proyectos de Construcción, trabajan conjuntamente con el alumnado del centre Pi Gros. Las labores de construcción han facilitado la conexión entre ambos centros, fomentando la integración de los menores internos en la comunidad educativa.
Este viernes se ha inaugurado de manera oficial L'Hortilde, el proyecto que ha dado una nueva oportunidad al solar que, en palabras del coordinador del proyecto, Bruno Monserrat, "ahora está lleno de color y vida". Medio centenar de personas se han dado cita para conocer el resultado final de este proyecto innovador, en el que los alumnos y profesores implicados han explicado con todo lujo de detalles el proceso de construcción del huerto en el que se puede encontrar todo tipo de vegetales; acelgas, tomates, cebollas, judías, calabazas, fresas, puerros, maíz o flores aromáticas. Para cultivar todo ello, los alumnos de la FP han construido además una caseta que almacena todo el material de su pequeño ecosistema urbano, entre ello las semillas, herramientas...
Durante el acto, uno de los chicos de Pi Gros, Maikel Muñoz ha desvelado que la parcela "estaba llena de malas hierbas" y, el primer día, "empezamos a arrancar la maleza y a quitar las piedras, estuvimos una semana quitando piedras. Al final marcamos con las piquetas, excavamos la tierra y empezamos a plantar y poner los bloques". "Lo que hacemos es agricultura ecológica, ya que no utilizamos ningún producto que pueda dañar la tierra, también plantamos muchas variedades de plantas para fomentar la presencia de insectos que nos ayuden al control de plagas", ha comentado otro de los alumnos del centro.
Por otra parte, Minerva Rus y Vicente Enrique, alumnos de primer curso del ciclo superior de Construcción han descrito el proceso constructivo de la caseta. "Empezamos a construir una solera de hormigón que tiene un arranque de bloques para que la paja, que es el material principal de la construcción, tenga contacto directo con el suelo. Después salimos a replantear los muros y acto seguido colocamos la escultura de madera y empezamos con la colocación de las balas de paja. Una vez finalizados los muros empezamos con el enlucido de las paredes, que está hecho con barro.”
El director del Matilde Salvador, Francesc Mezquita, además de llevar el hilo conductor del encuentro ha sido el impulsor de este proyecto tan especial. A la cita también han acudido diferentes representantes institucionales, como el hasta ahora regidor Enric Porcar, la inspectora Aurea Alagarda y la Subdirectora Territorial de Educación, Maria Josep Palmer. Todos ellos han dado las gracias y la enhorabuena a la comunidad educativa por esta innovadora iniciativa y, acto seguido, se han entregado los premios a las alumnas de 2º de ESO; Lorena Grau, Alba Pascual, María Collados y Davinia Ibáñez por el nombre escogido para la pequeña huerta Hortilde, que combina las palabras huerto y el nombre del instituto, Matilde. Asimismo, el premio al logotipo se lo ha llevado el alumno de Pi Gros Maikel Muñoz gracias a un diseño en el que combinaba el árbol característico del centro de menores con las ventanas del Matilde Salvador.
Nada más nacer, l'Hortilde ha conseguido combinar diferentes disciplinas y conectarlas entre sí, haciendo que los alumnos y alumnas trabajen todos a una, fomentando la integración de los menores de Pi Gros y creando un pequeño ecosistema que llenará de vida el colegio... y también el barrio.