CASTELLÓN. Los próximos comicios municipales son clave para la presidenta del PP local, Begoña Carrasco, no solo porque aspira a la alcaldía de Castellón, sino porque servirán para testar su gestión al frente del partido y el efecto que haya surtido en el electorado. Como miembro de la ejecutiva nacional de Pablo Casado, considera que en su formación hacía falta "aire fresco". En clave local, defiende la actuación del PP al frente de las fiestas en los anteriores mandatos, aunque sin pillarse los dedos: "por la gestión de la Junta de Fiestas, ha de responder la Junta de Fiestas", afirma.
- La legislatura está tocando a su fin, ¿cuál va a ser la línea de trabajo del PP de la ciudad en estos meses?
- Seguimos fiscalizando la labor del gobierno, pateando la ciudad y quedando con todo el tejido económico, cultural y asociativo de Castellón, escuchando sus demandas. Estamos trabajando directamente en el programa electoral y planteando las propuestas para que los ciudadanos sepan cuál es el proyecto de ciudad que tiene el PP. Queremos presentar un proyecto de futuro, no queremos revisar la historia, no queremos hablar del pasado, hemos venido a hablar del futuro.
- Usted ha sido concejala, en la época de Alfonso Bataller, y ahora lleva tres años en la oposición, ¿qué papel se le antoja más difícil?
- La oposición, sin duda. Se padece porque la gente del PP nos caracterizamos por ser responsable, gente comprometida, y yo creo que desde el gobierno es desde donde puedes comprometerte y hacer muchas cosas por servir a los ciudadanos, que es a lo que se viene a la política. Desde la oposición es más complejo. Aquí nos dimos cuenta de que presentábamos propuestas en los plenos, nos las tumbaban con la mayoría del tripartito y después al tiempo les cambiaban el nombre y las presentaban como si fueran ideas propias, por lo tanto al final ves un poco comprometida tu labor.
- ¿Qué destacaría de esta legislatura en el ayuntamiento?
- Va a ser una legislatura 0,0 o una legislatura sin, ahora que están de moda las cervezas sin alcohol (afirma entre risas), el gobierno va a pasar sin pena ni gloria por Castellón. Nosotros hemos hecho una campaña de escucha activa, a la que hemos llamado ruta ciudadana, y me he dedicado a recorrer los distritos, las calles de Castellón, hablando con los vecinos, entrando a los negocios. Cuando nos sentamos a hablar siempre les pregunto cómo es la relación con el gobierno y lo primero que me dicen es que no les escuchan y que no atienden sus reivindicaciones. Ellos, que eran los que venían a salvar a las personas... lo mínimo que hay que hacer es es escucharlas. Lo segundo que les pregunto es si me pueden decir tres cosas en las que haya cambiado Castellón y nadie sabe decirme más de una, que es pintar banquitos de colores. Todo el mundo se acuerda, además, de las polémicas estériles que han generado, como por ejemplo, lo del cambio de la cruz del parque Ribalta, cambiar el nombre de las calles o el de nuestra ciudad, de eso sí se acuerdan, pero no de ninguna acción que haya servido de verdad para cambiar la vida de las personas. Por tanto, creo que va a ser una legislatura perdida para Castellón.
- Uno de los asuntos que más ha enconado el debate municipal ha sido el de las fiestas…
- Porque han tratado de controlarlas y politizarlas, de gestionar ellos a todo el món de la festa, cuando aquí siempre se había respetado la independencia del mundo festero para que se autogestionara. Estamos ante un hecho insólito, que no había pasado jamás en la historia de este ayuntamiento, y es que en una legislatura llevamos tres concejales de fiestas y dos gerentes del patronato municipal. Eso es un dato muy significativo y dice mucho del fracaso de la gestión política de las fiestas.
- El informe legal encargado tras la comisión que investigó la gestión de las fiestas entre 2008 y 2015 dice que no hay indicios de delito en base a la documentación de que se dispone, pero sí ve irregularidades que sucedieron bajo el mandato de su partido, ¿no había control de lo que se hacía?
- Lo que hicimos fue continuar con el modelo de independencia de las fiestas, de la Junta de Fiestas que había creado el anterior alcalde socialista, Daniel Gozalbo, y en aras a que la junta fuera ágil e independiente y estuviera poco intervenida se dejó hacer porque son gente que trabaja de forma altruista para que tengamos unas grandísimas fiestas en nuestra ciudad. Luego, cuando nos convertimos en gran ciudad, sí que creamos el patronato de fiestas, donde estábamos representados todos los partidos políticos. Es decir, también la oposición tenía voz en ese patronato. Por lo tanto, si creía que las cosas no se estaban haciendo como se tenían que hacer podrían haberlo denunciado entonces. Lo que nosotros entendemos es que ahora se ha producido una revisión del pasado con tal de sacar tajada política.
- Entonces, ¿afirma que se hicieron bien las cosas?
- Por la gestión de la Junta de Fiestas deberá responder la Junta de Fiestas, claro. Quizá no se les sometió a un mayor control para que fueran ágiles y eficaces, es decir, en aras de no intervenir, porque la fiesta la tienen que montar los festeros, y desde el ayuntamiento hay que facilitar las cosas. Desde este equipo de gobierno se habla de que ahora se ha puesto control porque antes era un descontrol. Es verdad que hay que tener control porque el dinero público es de todos, pero nos hemos convertido en un ayuntamiento burócrata. Aquí los ciudadanos entran con un problema y salen con dos por la excesiva burocracia. Creo en un ayuntamiento poco intervencionista, es decir, eficaz: que un ciudadano venga y se le resuelvan sus problemas. Sí, hay que poner orden, pero bien puesto. No se trata de hacer que presenten los mismo papeles cuatro veces y ponerle problemas a la gente que monta la fiestas, porque al final, si lo hacen de forma altruista y lo único que obtienen es desasosiego en las gestiones, no lo harán.
- ¿Cómo valora este tiempo al frente del partido
- Han sido unos años complicados y duros, y si no lo dijera estaría mintiendo. A mí me tocó recomponer la estructura del partido y el grupo municipal popular, pero la verdad es que estoy muy satisfecha. Después del desgaste que sufres cuando ganas unas elecciones pero no puedes gobernar porque los votos hacen que al tripartito les den los números, en otro partido se habría producido una desbandada y hubieran empezado las luchas intestinas y cainitas, como le pasó al PSOE hace 20 años, pero en el nuestro no. Nuestra gente es gente de orden, gente fiel y ha sido duro, pero creo que hemos logrado recomponer la estructura del partido. Yo he renovado toda la junta local, con 80 personas con una media de edad de unos 40 años, gente nueva, con ganas, con iniciativa y, sobre todo, con ideas para su ciudad.
- Tras esa renovación, ¿cree que han recuperado la confianza de los castellonenses?
- En las pasadas municipales, la corrupción afectó a las siglas y se llevó por delante a los buenos y a los malos alcaldes del PP. Nos pasó mucha factura, y no solo por la corrupción sino porque despegamos los pies del suelo. Eso es lo que nunca debe hacer un político y eso es lo que hizo que perdiéramos la confianza de la gente. Yo he tenido siempre los pies en la tierra porque así me lo hacen ver mi familia y mis amigos. Lo que hemos intentado es acercarnos a la gente, escucharla, empatizar y solucionar sus problemas. Como no se sentían escuchados por el gobierno, nosotros hemos transformados sus ideas o sus reclamaciones en iniciativas que hemos traído al ayuntamiento, de esa manera hemos querido conectar con la calle. Haciendo nuestras sus propuestas y haciendo nuestras sus preocupaciones. Las elecciones dirán si hemos sido capaces de recuperar esa confianza. Yo espero que sí.
- ¿Cuál es su plan para que el PP vuelva al gobierno municipal?
- En primer lugar el plan pasa por tener un buen proyecto de futuro para nuestra ciudad. Yo creo que estos tres años el gobierno municipal ha estado carente de ideas. Nuestro proyecto es solucionar los problemas de la gente, ayudarles a encontrar un empleo, que tengan libertad educativa y una mejor sanidad. Vamos a tener un programa económico importante y nuestro modelo pasa por una bajada real y significativa de los impuestos. No entendemos cómo un gobierno municipal con 17 millones de euros de superávit en el banco sigue sangrando a los castellonenses. Según el informe de fiscalidad del Registro de Economistas Asesores Fiscales, Castellón es la segunda capital que más cobra de IBI después de Madrid. Es decir, tenemos impuestos de primera para dar servicios de segunda. Eso es lo que hay que cambiar, y no el nombre de la ciudad o la cruz del Ribalta.
- Un partido como el PP de Castellón, acostumbrado a mayorías absolutas, ¿cómo llevaría gobernar en coalición?
- Los tiempos han cambiado, la política ha cambiado y las personas también hemos cambiado, con lo cual creo que lo llevaríamos bien. Nosotros somos gente tolerante, capaces de llegar a consensos. De hecho, el único bastión que nos queda es la diputación y allí un gobierno del PP ha demostrado que se puede sacar casi todo por unanimidad, aun teniendo mayoría absoluta. Es un ejemplo de que somos capaces de pactar, de consensuar, y, por supuesto que nos presentamos para ganar solos, pero claro que estaríamos dispuestos a pactar y a negociar porque creo que es lo que están pidiendo los ciudadanos. Al final los representantes tenemos que ser un reflejo de lo que pide la calle y la calle exige nuevas formas, exige diálogo, no confrontación.
- Ahora forma parte de la ejecutiva nacional del PP, es la primera vez que un miembro del partido de Castellón tiene presencia en ese órgano...
- Quiero aprovechar mi incorporación a la ejecutiva para ser la voz de Castellón en Madrid. He aprovechado que ahora tengo contactos allí y el otro día estuvimos en el Congreso de los Diputados con varias asociaciones de Castellón trabajando por la donación de médula, haciendo propuestas también sobre violencia de género... quiero ser la voz de Castellón en Madrid.
- El partido a nivel nacional también ha renovado su rostro...
- Tenemos los valores intactos que caracterizaron al PP, pero somos otras personas y venimos a hacer las cosas bien. Pablo Casado ha puesto el partido patas arriba, es la primera vez que se hacen unas primarias de verdad y que hemos dado un ejemplo de regeneración. Nosotros habíamos hecho los deberes en Castellón, tanto a nivel local como a nivel provincial, pero parece que la gente no lo apreciaba porque ponía la tele y veía las mismas caras. De las crisis hay que sacar las oportunidades y la moción de censura nos dio la oportunidad de cambiar y de renovarnos. Le hacía mucha falta a este partido que entrara el aire fresco.