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PRESIDENTA DE LA EXPRIMIDORA 

Cris Cavaller: "El diseño que no mejora la realidad que nos rodea es un mal diseño"

Inmersa en el décimo aniversario de La Exprimidora, su presidenta analiza el “momento dulce” que atraviesa la profesión y la necesidad de ponerla en valor: “Las y los diseñadores de hoy tienen un papel fundamental porque son fabricantes de ese futuro tolerante y empático que todos deseamos”

20/11/2021 - 

CASTELLÓ. Tomó el relevo al frente de La Exprimidora, la Associació de Dissenyadors i Creatius de Castelló, en marzo de 2020. Cris Cavaller (licenciada en Bellas Artes en València y con formación en desarrollo multimedia y publicidad en la Escuela Bau de Barcelona), ha aterrizado como presidenta en un momento dulce para el colectivo. De “total consolidación”, dice. Y en línea ascendente: “En el último año hemos pasado de 20 estudios a 30 con más de 200 profesionales”. Inmersa en la celebración del décimo aniversario de La Exprimidora, el próximo 26 de noviembre saldrá a escena una de las citas principales sobre las que gira la agenda de actividades de Castelló by Design, la presentación de la Guía del Diseño, una hoja de ruta para los profesionales del sector, pero también para empresas, instituciones y público global, “porque el diseño forma parte de la vida”.

-¿Existe alguna esfera vital exenta de diseño? 
-Si entendemos el diseño como la herramienta indispensable para la innovación, la economía y el bienestar de las personas, no debería estar aislado de ningún campo de la sociedad. Lo que tradicionalmente se ha mantenido aislado en sectores concretos (diseño gráfico, industrial o moda), ahora mismo se expande dando la posibilidad de intervenir todo lo que nos rodea, desde productos a procesos. Se trata de un elemento no solo visual sino estratégico.

-Habla de su impacto en la economía y el plano social. ¿Algunos ejemplos? 
-Está demostrado que las empresas que más invierten en diseño son las más competitivas y las que más crecimiento consiguen. En el plano social, el diseño de las ciudades y los entornos mejoran la convivencia. El diseño también está enfocado a mejorar la vida de las personas, como por ejemplo durante la pandemia, con objetos diseñados para dar respuesta a las necesidades inmediatas de la crisis sanitaria.

-Las diferentes actividades programadas para este aniversario comparten mirada: poner en valor el poder transformador del diseño. ¿Qué es capaz de modificar, y mejorar, en el día a día? 
-El diseño social trata de esto, de diseñar pensando en dar soluciones más que crear necesidades. Se trata de una forma de enfocar los proyectos anteponiendo la ética y buscando un resultado consciente y responsable, además de rentable, que permita que nuestro día a día sea mejor. 

-Diez años exprimiendo talento creativo: ¿qué ha cambiado en esta década?
-Las crisis que hemos vivido, especialmente esta última del coronavirus, creo que ha puesto de manifiesto que la vía de recuperación socioeconómica más clara es la inversión en diseño en todos sus ámbitos, como herramienta de transformación, para enfocarnos a un futuro más optimista.

-¿Y en la profesión?
-Creo que en estos 10 años una de las cosas que más ha cambiado ha sido la evolución tecnológica imparable y lo que eso significa para el proceso de diseñar, así como la globalización y la cantidad de estímulos y fuentes de las que bebemos todas. También la necesidad de profesionalizar el sector y establecer un marco común que nos permita trabajar de forma conjunta y coherente. 

-La presentación de esta reedición de la Guía del Diseño, el 26 de noviembre en el Espai Cultural Obert Les Aules, tendrá como invitada de excepción, a través de uno de sus representantes, a Valencia World Design Capital (Valencia Capital Mundial del Diseño). Desde la cita insisten en la “importancia del buen diseño”. ¿Existe un mal diseño? 
-El diseño que no mejora la realidad que nos rodea, que no tiene en cuenta la responsabilidad social, la sostenibilidad o la inclusión, desde mi punto de vista es un mal diseño. 

-La Guía busca actuar como manual de buenas prácticas en todo lo relativo al diseño y visibilizar la labor y trayectoria de los estudios que forman parte del colectivo. La publicación incide en la contratación ética del diseño y se opone, por ejemplo, a los concursos abiertos que a su juicio generan intrusismo laboral y una reducción de la calidad en el trabajo. ¿Es esta una de las buenas prácticas que deberían imperar en el sector?  
-Sí, y se trata de uno de los puntos clave que desde las asociaciones de profesionales del diseño intentamos transmitir, tanto a instituciones como al sector privado, ya que consideramos que, muchas veces por desconocimiento, se cae en procesos especulativos que no tienen en cuenta el valor de nuestro trabajo. Entendemos que es nuestra responsabilidad proporcionar otras fórmulas más justas que consigan resultados más profesionales.

-¿Se ha conseguido este objetivo?
-Son procesos lentos, pero creo que se percibe un interés claro y ya hemos empezado a hacer alguna llamada a proyecto a nivel local, siguiendo el ejemplo de otras ciudades que lo tienen ya más integrado. Realmente es beneficioso para todas las partes, así que yo creo que es cuestión de tiempo que se convierta en la fórmula habitual de contratación de servicios de diseño.

-En un año se han unido diez estudios nuevos al proyecto de La Exprimidora. ¿A qué atribuís este auge del asociacionismo en la provincia? 
-El sector está en un momento de crecimiento, creo que cada vez la sociedad es más consciente del valor que tiene el diseño para el desarrollo y los diseñadores valoran la importancia de tener un punto de encuentro donde compartir y crecer. También este último año la proyección de Valencia Capital Mundial del Diseño ha hecho que los estudios de la comunidad vean de alguna manera recompensado su trabajo, y tengan más energía y ganas para unirse.

-Definitivamente, ¿la unión -y la suma- hacen la fuerza? 
-Sí, dar valor conjuntamente, generar comunidades creativas donde cada uno aporta, compartir conocimiento para buscar soluciones a problemas que muchas veces compartimos todas, siempre es más enriquecedor que funcionar de forma individual. 

-La exposición Castelló 2050, integrada en este aniversario, trata de imaginar bajo la óptica de 15 creadores y creadoras cómo será la provincia en ese futuro a medio-largo plazo. ¿Por dónde pasa el futuro de la industria? ¿Qué meta augura este trayecto de tres décadas? 
-Si algo nos ha enseñado la pandemia es que hacer planes a largo plazo muchas veces no sirve de mucho, pero ya que la exposición tiene un punto idealista, me encantaría que en 30 años la realidad fuese un mundo mucho más responsable, tolerante y empático, y para eso los diseñadores de hoy tienen un papel fundamental, ya que ellos son los “fabricantes” de ese futuro que todos deseamos.


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