CASTELLÓ. Moisés Mahiques (Quatretonda, València, 1976) lleva más de veinte años desarrollando una carrera en constante evolución, dedicada al arte, creando imágenes que se caracterizan por la representación de acciones en el tiempo y el espacio. Sus obras suelen estar protagonizadas por figuras humanas que se mueven y recorren el espacio donde se desarrolla la acción. La exposición Del llindar a la clau, que podrá visitarse hasta el 6 de noviembre en la Sala San Miguel de la Fundació Caixa Castelló, reúne una selección de obras realizadas durante los últimos diez años, nunca expuestas anteriormente en la Comunitat Valenciana y una intervención mural / instalación producida ex profeso en la propia sala.
El conjunto de trabajos ofrece una visión panorámica de los temas y cuestiones que han influenciado la obra de Mahiques durante esta última década; siempre desde una perspectiva autobiográfica que pone el foco en cuestiones como la educación y la construcción de la identidad, tanto individual como colectiva, en una sociedad marcada por la sucesión constante de crisis económicas y condicionada por los lenguajes contemporáneos de la imagen y la comunicación. Sus obras muestran una fuerte preocupación por la construcción de la personalidad con una perspectiva de género, que se expande desde el autoanálisis hasta reflexiones en torno al comportamiento humano en el mundo contemporáneo.
En la entrada de la sala, que es la antigua iglesia barroca de San Miguel, recibirá al visitante una obra en la que dos rostros se vuelven irreconocibles por la acumulación de líneas, manchas y siluetas, con la superposición de planos característica de la obra de Mahiques y de la que se sirve para representar una interacción entre dos personas, a la manera de las célebres cronofotografías de Marey. En este caso al eludir la velocidad el espectador desconoce si se trata de una acción delicada o salvaje. Desde hace diez años Moisés utiliza la mancha en el interior de los cuerpos, aunque translúcida, haciendo que las figuras se corporicen llevándonos a pensar que quizá por acumulación llegará la carne al 100% de opacidad o la silueta al negro absoluto.
En la nave y las capillas laterales podrán verse distribuidos los diferentes proyectos y/o series en los que ha estado trabajando el artista desde 2010, entre ellos, la videoinstalación Fuet en la que el movimiento expansivo en loop de un bailarín desnudo realizando el pasó “Fouetté en tournant” marcará el ritmo; o el vídeo 2.263 DÍAS / RACIONES, en el que trece actores vestidos con uniformes escolares, que han crecido con la crisis económica del 2008 lanzan 2.263 raciones de pintura y sopa de letras contra un espacio en blanco. Las raciones coinciden con el número de días transcurridos desde la primera mención de la palabra “crisis” en los medios de comunicación por el jefe del estado español hasta el día en que fue realizada la acción (2014).
También se podrán contemplar un conjunto de piezas que introducirán al visitante en el imaginario y la metodología de trabajo del artista o una serie de dibujos que inició a partir de la crisis de 2008 y que ha continuado creciendo durante la actual contexto del Covid-19, en los que a modo de poemas visuales el artista ha ilustrado su propio diccionario de términos, seleccionando aquellos que considera recurrentes en los medios de comunicación tales como: Control, Gentrificación, Inflación, Prima de riesgo, Recortes, Volatilidad, Ajustes, Incertidumbre… En diferentes pantallas se reproducirán un conjunto de animaciones de movimientos, posturas o voces repetitivos o ritualizados sin un fin determinado, llamadas “Estereotipias”, a modo de cuerpo expandido en movimiento, fragmentado y distribuido en el espacio.
Se mostrarán los dibujos “La balsa” y “La torre” en los que Mahiques nos ofrece diferentes visiones oníricas para representar la sociedad occidental contemporánea en una situación postapocalíptica; en referencia a temas clásicos del arte occidental como la balsa de la medusa, con una Europa a la deriva o la torre de babel intentando reconstruir con puntales y listones una estructura que se resiste frágil e inestable frente a las embestidas del capitalismo.
El visitante se podrá detener ante las piezas “La piscina de los comunes #1”, “Somersault”, “No one was living here (2)”, "Paradise Valley" y “White flight (2)” en las que ha sustituido el fondo blanco por el negro, y por tanto la línea negra por la blanca, para elaborar una serie de escenas en las que la arquitectura de diferentes espacios abandonados e icónicos cobran protagonismo. Mahiques imagina como sería transitar La piscina de Chernobil, la Isla de Hashima, las casas ovni de Shanzi, la Accademia fascista maschile di educazione fisica de Roma o un hotel abandonado de Detroit, en un ejercicio de representación de la sensación de estar en un permanente estado de impasse. El tiempo suspendido es representado en negativo para enfatizar la idea de imagen capturada, en referencia a las fantasmagóricas capturas analógicas de los clichés fotográficos.
En ciertas ocasiones utiliza la mancha a modo de veladura translúcida para enfatizar la acumulación de figuras humanas en acción y en el espacio. Como se podrá observar en los trabajos que se situarán en el espacio elevado del antiguo altar, obras en las que los cuerpos cobran protagonismo volviéndose el elemento que articula la composición de una manera estructural. En esta ocasión la representación del espacio arquitectónico a modo de escenografía se traslada a la instalación, display, soporte o contexto en el cual se exponen las piezas.
Finalmente, a través de dos puertas situadas a ambos lados del altar se accederá a la sacristía y en ella el visitante se encontrará envuelto por un mural a modo de friso que el artista ha concebido a propósito para este espacio. La escala 1:1 busca generar la sensación en el espectador de formar parte de la representación, una experiencia inmersiva que se culminará con la instalación de una mirilla a la que conducirá la propia composición de los cuerpos en movimiento.
El proyecto expositivo se ha ideado atendiendo a los conceptos de tránsito e intimidad para establecer una continuidad entre la revisión del trabajo de Mahiques de los últimos 10 años y la reflexión que implica la creación y producción de la obra site-specific que culmina la muestra. Del llindar a la clau ofrece al visitante la oportunidad de adentrarse en el universo personal de Moisés Mahiques, desde el momento de cruzar la puerta de la sala hasta encontrar el lugar donde se introducirá la llave, compuesta con la suma de estímulos y reflexiones acumulados durante el recorrido.
