La máxima responsable de la Universitat Jaume I de Castelló remarca: "Tendremos que adaptarnos a esa nueva realidad de la que lo único seguro que sabemos es que es incierta".
CASTELLÓ. Catedrática de Filología Inglesa desde 2009, la rectora de la Universitat Jaume I de Castelló (UJI), Eva Alcón, parece estar abocada a hacer historia y tras convertirse en 2018 en la primera primera mujer que llegó a este puesto, ha tenido que hacer frente, muy a su pesar, a la mayor crisis vivida en el campus castellonense a consecuencia del estado de alarma. De su amplio currículo destaca que es delegada de la presidencia de la Conferencia de Rectoras y Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) para Políticas de Igualdad. Antes fue vicerrectora de Ordenación Académica y Estudiantes y de Relaciones Internacionales y Cooperación; vicedecana de Filología Inglesa; colaboradora de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, evaluadora de la ANEP, la AVAP y la ANECA y directora del grupo de investigación LAELA (Applied Linguistics to the Teaching of the English Language); entre otras. La pandemia del coronavirus ha obligado a volcar su agenda, hasta esta semana íntegramente telemática, en la gestión de la crisis. Alcón afirma que una de las lecciones que nos deja esta pandemia es la importancia de tener un sistema público de salud fuerte y lo necesario que es invertir más en ciencia.
-A lo largo del estado de alarma, se ha llevado a cabo un extenso protocolo frente al Covid-19. ¿Cuáles cree que han sido determinantes?
Lo más destacable ha sido pasar de una universidad presencial a realizar nuestra actividad docente, de investigación y de gestión en modalidad en línea. Con la suspensión de la actividad presencial y las restricciones a la movilidad hemos querido contribuir a frenar la propagación de la pandemia. En el caso de la Universitat Jaume I, la adaptación al estado de alarma se tradujo en que, en un mes, aprobamos 17 resoluciones e instrucciones que regulaban desde la docencia y la gestión en línea hasta el acceso restringido al campus pasando por la actividad investigadora. En nuestras decisiones hemos tenido en cuenta la protección de la salud individual y colectiva; la colaboración en la contención del contagio y la minimización del impacto en la actividad académica. La respuesta de la comunidad universitaria –estudiantado, personal docente e investigador y personal de administración y servicios- ha sido ejemplar. Sin esa respuesta colectiva y sin ese esfuerzo titánico por parte de muchas personas no hubiera sido posible mantener la actividad académica.
"EN ESTA DESESCALADA tendremos que IR aseguraNDO la coexistencia del teletrabajo y la recuperación progresiva de la actividad presencial".
-Afrontamos la desescalada. Qué líneas básicas van a tomar en una hoja de ruta que viene y vendrá marcada por la incertidumbre sobre el impacto de la pandemia.
Las mismas que hemos seguido hasta ahora, es decir, preservar la salud de las personas y continuar con la actividad universitaria de manera que se minimice al máximo el impacto de la pandemia. Para ello tendremos que asegurar la coexistencia del teletrabajo y la recuperación progresiva de la actividad presencial, la implicación de toda la comunidad universitaria y buscar el consenso a través del Comité de Seguridad y Salud y las representaciones de los trabajadores y trabajadoras. Nuestra idea al pasar a la fase 1 es proceder a la reapertura gradual de la actividad investigadora en base a los planes de trabajo que los grupos de investigación e institutos ya están elaborando. También se activarán algunos servicios como, por ejemplo, el telepréstamo y el préstamo presencial con cita previa en la Biblioteca. A medida que avancemos en las fases de la desescalada, la actividad de una universidad presencial como la nuestra se irá adaptando a las instrucciones de las autoridades sanitarias hasta alcanzar la denominada nueva normalidad. En cuanto a la docencia, como ya se ha anunciado, el curso acabará en modalidad en línea y ya estamos estudiando todos los posibles escenarios de inicio del próximo curso, dada la elevada incertidumbre que hay sobre cuál será la situación en septiembre. Lo estamos haciendo con tiempo para valorar diversas alternativas en el contexto actual y tener una universidad preparada para garantizar una docencia adecuada a nuestro estudiantado.
-Descríbame, desde la excepcionalidad, este final de curso 2019-2020.
Excepcional es, precisamente, el adjetivo que mejor define este curso. Es un final de curso complicado porque coinciden, principalmente, tres situaciones complejas: el final del cuatrimestre en una situación que nunca antes habíamos vivido, incluida la evaluación en un contexto también inédito; el diseño del proceso de desescalada para recuperar progresivamente la actividad presencial y la necesidad de planificar el próximo curso en un escenario de mucha incertidumbre. Es un escenario complejo en el que toda la comunidad universitaria está dando lo mejor y, como decía una profesora en el Consell de Govern de este pasado jueves, estamos trabajando sin parar.
"la distancia física va a ser uno de los elementos centrales, por lo que a nivel universitario todo apunta a que seguirán conviviendo la actividad presencial y la no presencial en todos los ámbitos".
-La Universidad, ¿está preparada para afrontar una nueva realidad?
No será fácil, pero tendremos que adaptarnos a esa nueva realidad de la que lo único seguro que sabemos es que es incierta. Como decía, la distancia física va a ser uno de los elementos centrales, por lo que a nivel universitario todo apunta a que seguirán conviviendo la actividad presencial y la no presencial en todos los ámbitos. También deberemos avanzar en competencias digitales, y con eso me refiero a la capacidad de hacer un uso crítico de las tecnologías y aprovechar su potencial en la docencia, la investigación, la gestión y la cultura, sin que eso suponga renunciar a lo que somos, una universidad pública presencial. Pero también me gustaría que la UJI continúe siendo una universidad solidaria, comprometida con la igualdad y que contribuya a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y por supuesto, me gustaría que en la etapa postcovid se apueste por la formación superior como mejor respuesta para acortar la brecha social, al mismo tiempo que la investigación y la innovación sean las protagonistas. Todo el mundo repite que esta pandemia ha demostrado la necesidad de apostar por la ciencia y la innovación. En los próximos presupuestos tenemos la oportunidad de demostrarlo, incrementando los recursos destinados a universidades y ciencia.
-¿Es posible adaptar las nuevas exigencias a los recursos que hay? ¿es posible el aislamiento en las aulas, la regulación de zonas comunes, biblioteca…? ¿Habrá más agentes de seguridad y menos concentración de alumnos?
Bueno, es que creo que no tenemos otra alternativa. Las universidades tendremos que ser creativas, explotar al máximo nuestras fortalezas y ser capaces de combinar docencia en modalidad presencial y a distancia. Y, por supuesto, tendremos que implementar soluciones que permitan la distancia de seguridad, intensificar la limpieza, facilitar la higiene o el uso de material de protección individual y colectivo. De hecho, ya se ha comenzado a instalar mamparas en puntos de atención al público, se colocarán hidrogeles en puntos estratégicos y se reforzará la señalización. Además, estamos estudiando ya medidas como limitar aforos. Todo eso lo haremos, pero no debemos olvidar la responsabilidad que tenemos todas las personas de seguir las recomendaciones sanitarias. Y en ese sentido también tenemos previsto lanzar campañas de sensibilización.
-¿De qué manera ha afectado este estado de alarma a las obras que se vienen acometiendo en el campus? Hablamos, por ejemplo, de la nueva Facultad de Ciencias de la Salud.
A raíz del decreto de activación de estado de alarma en marzo, se suspendieron los plazos administrativos, lo que afectó a la última fase de contratación para las obras de la Facultad de Ciencias de la Salud, que se habían planificado para continuar en abril en cuanto finalizase la fase anterior. Ahora se ha levantado ya esa restricción lo que hará que las obras, si no ocurre nada, puedan reanudarse a partir de finales de mayo o principios de junio.
"Sería una torpeza que las universidades y la ciencia pagaran esta crisis y demostraría poca visión de futuro no dotar de la inversión necesaria a la formación superior, la investigación y la innovación".
-¿Y en cuanto a la investigación? ¿Ha hecho que esta crisis se le dé más valor?
Absolutamente. Pero ahora viene lo difícil, pero imprescindible: pasar del apoyo retórico al real. No hay que olvidar que el 70% de la investigación que se hace en España se genera en las universidades, ni que por cada euro que se invierte en formación superior, las universidades retornan a la sociedad casi tres, según el último informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Sería una torpeza que las universidades y la ciencia pagaran esta crisis y demostraría poca visión de futuro no dotar de la inversión necesaria a la formación superior, la investigación y la innovación. Son tres elementos esenciales para el progreso económico y social, para avanzar hacia una economía del conocimiento y la mejor garantía que tenemos para construir una sociedad con más igualdad de oportunidades.
-Una de las prioridades de la UJI es la internacionalización. Hoy el panorama es el que es a consecuencia de la pandemia. De qué manera ha visto alteradas sus previsiones en este ámbito.
La principal alteración ha sido adaptar las movilidades ya iniciadas al escenario virtual, con la complicación añadida en algunos casos para poder regresar a la residencia familiar por las restricciones al transporte internacional. Además, como el estado de alarma mantiene suspendidos los trámites administrativos, todavía no se han resuelto la mayoría de las convocatorias para asignar las movilidades para el próximo curso, ni tenemos certeza sobre si podrán realizarse en modalidad presencial o virtual. No obstante, estamos trabajando en crear un marco flexible que nos permita realizar los ajustes y adaptaciones pertinentes para facilitar la movilidad. Pero la estrategia de internacionalización va más allá. Por ejemplo, seguimos trabajando en el consorcio europeo CURE Alliance para impulsar acciones conjuntas innovadoras de las seis universidades socias dentro del marco que nos permita la alerta sanitaria. También estamos manteniendo conversaciones con otras universidades para ampliar la oferta de dobles títulos internacionales en grado y máster de cara al curso 2021-2022 y continúa la cotutela en los programas de doctorado. Dicho esto, somos conscientes del impacto de la pandemia para la internacionalización de la universidad y tendremos que vencer la incertidumbre que ha generado esta pandemia a nivel global.
"El impacto sobre el tejido empresarial y el mercado laboral hará que muchas familias vean recortados sus ingresos por lo que es previsible un descenso en las matrículas, especialmente las de máster y doctorado, además del descenso en los programas de movilidad".
-Tras la desescalada encontraremos un tejido económico asolado por las consecuencias de la crisis sanitaria. Empresas a medio gas, cierres en algunos casos, ERTE, endeudamiento, dificultades en cuanto a financiación… ¿de qué manera este escenario puede afectar a la UJI?
Obviamente afectará. El impacto sobre el tejido empresarial y el mercado laboral hará que muchas familias vean recortados sus ingresos por lo que es previsible un descenso en las matrículas, especialmente las de máster y doctorado, además del descenso en los programas de movilidad. También pueden verse afectados algunos programas de colaboración directa entre la universidad y el sector empresarial, como puedan ser convenios, proyectos de investigación, cátedras o aulas de empresa. Un escenario de crisis económica como el que ya estamos viviendo limitará nuevas colaboraciones y puede condicionar algunas de las existentes. Y, si a ese escenario complejo, le sumamos que el porcentaje de inversión pública universitaria en la Comunitat Valenciana es un 18% inferior al de hace una década y que no tenemos un modelo de financiación equitativo y con criterios actualizados, las universidades vamos a tener dificultades, eso sin lugar a duda.
-¿Y en cuanto al desarrollo de las prácticas?
En estos momentos, algunas de las prácticas ya se puedan realizar mediante teletrabajo y aquellas que no, se completan con trabajos académicos dirigidos, cursos de formación para la empleabilidad y el emprendimiento u otras actividades propuestas por las titulaciones. Las universidades nos estamos coordinando a través de CRUE para permitir que se reanuden cuando alcancemos la nueva normalidad, pero solo aquellas prácticas curriculares que no se hayan podido completar de alguna forma, solo en casos excepcionales y siempre y cuando las empresas garanticen las medidas de seguridad para el estudiantado y no estén sujetas a un ERTE. En el caso de las prácticas clínicas en los hospitales y centros de salud dependerá de que la Conselleria de Sanitat lo autorice. Las prácticas en centros educativos han continuado en teletrabajo, de modo que nuestros estudiantes han dado un apoyo fundamental al profesorado de estos centros durante el estado de alarma.
"lo que necesita el sistema universitario es una financiación sostenida y con criterios actualizados, que permita a las universidades afrontar los retos en formación, investigación e innovación que tiene la sociedad actual".
-¿Necesitarán refuerzos en el ámbito administrativo para canalizar esta nueva realidad?
Las universidades hemos sido capaces de continuar todas nuestras actividades. Afortunadamente, la administración electrónica está muy consolidada en la UJI y el contexto actual ha hecho activar mucho más algunos de los procedimientos que estaban pendientes de implementar. Yo más bien diría que lo que necesita el sistema universitario es una financiación sostenida y con criterios actualizados, que permita a las universidades afrontar los retos en formación, investigación e innovación que tiene la sociedad actual. Cuando reclamamos más inversión en universidades, lo hacemos precisamente por eso, para poder liderar el avance hacia la sociedad del conocimiento. Las universidades somos palancas de cambio. Podemos y queremos contribuir al desarrollo sostenible en el ámbito social, cultural y económico. Lo podemos hacer a través de la generación de conocimiento y de la innovación. Así lo decimos siempre, como también manifestamos nuestra responsabilidad en la gestión de fondos públicos y nuestro compromiso de rendición de cuentas.
-Para finalizar, la pasada crisis del 2008, pese a sus efectos nocivos, fue una oportunidad para impulsar ámbito como las exportaciones o la innovación de las empresas –algo que afecta directamente a la Universidad-. ¿Cree que de esta nueva crisis puede salir algo en positivo?
Como ya he comentado, creo que está claro que, además de fortalecer el sistema público de salud, se debe invertir más en ciencia. España destina en estos momentos el 1,2% del PIB frente a una media europea que alcanza el 2%. Cualquier reto del futuro pasa por generar conocimiento que, a su vez, mejorará el bienestar y las condiciones de vida de las personas. Como ya he mencionado es precisamente en la Universidad donde se genera la mayor parte de ese conocimiento. Lo peor que nos puede pasar es que no aprendamos nada de una crisis que está teniendo un coste tan dramático en vidas humanas y un impacto social y económico tan profundos. También hay que decir que esta crisis ha demostrado la solidaridad, la generosidad y la responsabilidad de la mayoría de personas e instituciones. Y eso sí que lo deberíamos mantener.
* Castellón Plaza agradece las facilidades ofrecidas por la UJI para la realización de la presente entrevista 'online' y, en particular, al Gabinet de Rectorat y del fotógrafo Àlex Pérez, autor de las imágenes.