CASTELLÓ. El comercio de la provincia de Castellón afronta una 'vuelta al cole' con incertidumbre y con un horizonte poco esperanzador. Sin haberse recuperado todavía del varapalo de la pandemia, el estallido de la guerra en Ucrania y los altos precios de la energía que se han derivado de ello ponen en jaque de nuevo al pequeño comercio. Según las estimaciones de la Confederación de Comercio de Alicante, Valencia y Castellón (Confecomerç) se calcula que hasta un 20% de los negocios podrían bajar la persiana antes de que acabe el año.
"Nos enfrentamos a una situación de incerteza, el año no pinta bien", reconoce el presidente de Confecomerç Castelló, Juan Adsuara. Desde la asociación apuntan que este verano "ha sido especialmente flojo". Además, Adsuara apunta que normalmente con las campañas de Black Friday y Navidad el consumo se reactiva pero que vista la evolución de las ventas de este año tampoco esperan una buena campaña navideña que consiga reflotar el ejercicio.
Aunque existe disparidad entre sectores económicos respecto al volumen de ventas, la inflación y la subida de los precios está afectando de forma generalizada al pequeño comercio. "Hay sectores como el textil que lo están pasando realmente mal", señala el presidente de Confecomerç. Otros sectores como la alimentación en cambio han funcionado mejor durante la pandemia aunque con la inflación están viendo resentida su facturación. "Comercios como las panaderías o las carnicerías están manteniendo los clientes pero ha bajado notablemente la facturación. Si antes un cliente gastaba 60 euros ahora gasta 30", ilustra Adsuara.
Pero sin duda uno de sus grandes problemas radica en la subida de los costes. "Las materias primas han subido mucho y en la mayoría de los casos los comerciantes estamos asumiendo la subida", asegura. "Antes la harina me costaba 42 céntimos y ahora supera los 70", ejemplifica. Un incremento que no se está traduciendo en el mismo porcentaje en el producto final, según explica Juan Adsuara.
Respecto a las ayudas de las administraciones, los comerciantes denuncian que en muchos casos el proceso para solicitarlas es muy complicado para los pequeños comercios. "El problema de las ayudas es que la burocracia es muy farragosa y tienes que contratar a una empresa para que te ayude a gestionar la solicitud, lo que implica un coste añadido", señalan. Adsuara apunta además que en el caso de las ayudas por la covid los requisitos para obtenerlas "exigían acreditar unas pérdidas del 70% lo que implica prácticamente el cierre de la empresa".
Pese a ello, los comerciantes aseguran que más que subvenciones piden a las administraciones locales que refuercen las campañas de bonos comerciales. "Los bonos funcionan de maravilla, incentivan a la gente a comprar y a que nos conozcan nuevos clientes". Con el objetivo de incentivar las compras en el pequeño comercio de proximidad, la asociación ha impulsado este martes la campaña 'El Buen Comprar' que incide en los valores de sostenibilidad y cercanía de este tipo de establecimientos.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara