ENTREVISTA CON EL CATEDRÁTICO DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL DE LA uji

Javier Marzal: "Implantar la Educomunicación en las aulas es una emergencia con todas las letras"

El catedrático de Comunicación Audiovisual de la UJI, promotor de una iniciativa que apuesta por la creación de dobles grados universitarios para una mayor formación en comunicación de los futuros docentes en España

7/06/2021 - 

CASTELLÓ. Hace unas semanas vio la luz un manifiesto firmado por un centenar de catedráticos y profesores de 33 universidades españolas (50 de Educación, 50 de Comunicación) unidos por una reivindicación: una mayor formación en materia de comunicación para los futuros maestros y maestras. Bajo el título La Educomunicación en España: un reto urgente para la sociedad digital, es el fruto de una iniciativa promovida por el catedrático de Educación de la Universidad de Huelva, Ignacio Aguaded y por el catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universitat Jaume I de Castellón, Javier Marzal. Con este último hablamos sobre los detalles y los porqués de esta petición, que puede ser apoyada a través de la plataforma Change.org.

Marzal (Valencia, 1963) es licenciado en Comunicación Audiovisual y Doctor por la Universitat de València, donde también se graduó en Filología Hispánica y Filosofía y Ciencias de la Educación. Además, obtuvo un Máster en Comunicación y Educación por la Universitat Autònoma de Barcelona. Con una larga trayectoria investigadora a sus espaldas, dirige el Grupo de Investigación en Tecnologías Aplicadas a la Comunicación Audiovisual de la UJI y ha ejercido profesionalmente en los ámbitos fotográfico, radiofónico y televisivo, además de ser profesor de Teoría de la Imagen, tecnología, producción y realización de audiovisuales. Dirige el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la UJI y el Máster Universitario en Nuevas Tendencias y Procesos de Innovación en Comunicación.

- El manifiesto parte de una premisa: “en el mundo educativo la crisis ha llegado a tener un carácter realmente dramático”, porque las estructuras no estaban preparadas para un escenario en el que las competencias mediáticas son esenciales. ¿Por qué esto en este momento es especialmente preocupante?
- Hay una emergencia de primer nivel, que es la propia pandemia, que ha obligado a reconvertirnos en tiempo récord y a adaptar la escuela pública y privada a este contexto digital: según los expertos, hemos acelerado la transición digital no menos de cinco años en solo uno. Fue un ‘shock’ el cierre de todos los centros durante casi tres meses, luego vino el verano, y el reinicio que vino lleno de incógnitas aunque luego ha salido muy bien. Pero al mismo tiempo, esto coincide con que la situación de la educación mediática en España es un asunto pendiente desde hace décadas, que no se ha abordado seriamente, como sí han hecho en toda Europa central y del Norte, donde se lo han tomado muy en serio.

"La educación mediática en España es un asunto pendiente desde hace décadas, mientras en toda Europa central y del Norte se lo han tomado muy en serio"

- El documento se refiere a la doble pandemia: la sanitaria y la de las noticias falsas y los bulos. ¿Cómo se interrelacionan estas dos cuestiones?
- La crisis sanitaria por el coronavirus nos ha obligado a desarrollar y explorar todo lo relacionado con la formación a distancia o teleformación. El ministro Castells hablaba hace unos meses de la precariedad tecnológica en la que están sumidas las universidades en España. Si existe esa precariedad en las universidades, no hay vocabulario para describir la situación de los centros educativos de FP, Infantil, Primaria y Bachillerato. Ha sido realmente brutal lo sucedido, porque ahí sí hay una precariedad estructural que venimos arrastrando también décadas. Pero claro, al tiempo la pandemia ha multiplicado el efecto de la otra pandemia: la de los bulos, las fake news, la desinformación… las redes sociales son cada vez más una suerte de alcantarillado por donde circula mayoritariamente información falsa y mucha información perjudicial para la salud si no hay vacunación contra eso. La vacunación contra la Covid-19 está devolviéndonos a la normalidad, pues también será necesario que haya una vacunación contra la epidemia por las fake news, entre otras cosas.


- El ministro hablaba efectivamente de la “precariedad tecnológica”, pero vosotros denunciáis que la precariedad va más allá.
- Claro, hay que distinguir dos niveles: la parte referida a las infraestructuras y luego la de las habilidades y competencias en el manejo de las nuevas tecnologías. Es la que llamamos alfabetización mediática, y que le interesa o debería interesar tanto al profesor que imparta una asignatura optativa en la ESO sobre Cultura Digital -que ahora está en marcha, y es una iniciativa interesante puesta en marcha por nuestra Conselleria de Educación en el curso 2019-2020- como a un profesor de Historia, de Química, de Matemáticas, de Ciencias Sociales. Porque ellos están lidiando con estudiantes que se están informando y están constantemente conectados y conocen el mundo a través de las pantallas, en todas sus variantes. Al margen de la asignatura, todos necesitamos unas competencias para poder manejarnos con esos lenguajes audiovisuales. Lo que decimos en realidad es que se deben buscar soluciones para las dos facetas. Y la clave está quizá en la propia formación del profesorado que sale de las universidades: puede ser el remedio a medio y largo plazo. A corto no, cuidado.

- Entiendo que este uso intensivo de pantallas por la nueva generación ha venido a ensanchar la tradicional brecha entre profesor y alumno, que siempre pertenecen a diferentes generaciones.
- Absolutamente. Una de las cuestiones que nos deben preocupar es que la dieta mediática que consumen nuestros jóvenes está creando ciertos hábitos, y no se trata de demonizar: se trata de educar, de enseñarles a utilizar esas herramientas de manera provechosa y que les ayuden. Y la escuela también debe hacer un esfuerzo para conectar mejor con los chavales. Sabemos que, por ejemplo, una clase grabada de 60 minutos con un señor mirando a cámara, pues al cabo de unos 5 minutos aproximadamente el alumno desconecta. Esa no es la estrategia: si realmente tuviésemos una formación en educación mediática, el profesor de Química que se prepara una clase a distancia buscaría ejemplos, imágenes, metáforas visuales, en definitiva estrategias que le ayuden a llegar al alumno. Y desde luego, no se le ocurrirá nunca hacer un video de una hora, sino píldoras de 5, 7 minutos… a ver ¿lo que más les gusta ahora es TikTok? Pues un formato de 1-2 minutos puede servir para estimular al estudiante, hay que conectarlo. Ojo, que en la Universidad también nos está pasando, porque los alumnos de primer curso ya vienen con este ‘amueblamiento’ mental.

- Apuntáis que en otros países de nuestro entorno tenemos ejemplos a seguir.
- La última de las resoluciones del Parlamento Europeo sobre estas cuestiones es de noviembre de 2020, y emplazaba a todos los países de la UE a tomar medidas contra las fake news y la desinformación. Una resolución para aplicar en todos los países. Cada uno lo resuelve como puede, pero no hay políticas públicas, planes estratégicos para avanzar en este sentido y hacer posible la educación mediática en esa faceta concreta. Si miras a lo que hacen nuestros vecinos franceses, belgas, holandeses, italianos, descubres que las páginas webs de los medios de comunicación públicos están repletas de materiales -escritos, pero sobre todo audiovisuales- diseñados específicamente para luchar contra este problema. En France Télévisions, o la TV federal alemana, la ZDF, o en la RAI italiana. Sobre todo nos ha llamado la atención el caso francés, porque lo tienen estructurado nivel por nivel educativo, desde Infantil hasta 2º de Bachillerato, asignatura por asignatura, con material de refuerzo para los estudiantes. Eso está hecho con el Ministerio de Educación Nacional, y aparte tienen lo que llaman Éducation aux médias, educación para los medios. Y ahí tienen muchos materiales desarrollados a disposición de la comunidad educativa, de acceso bajo contraseña para el profesorado. Hay cosas increíbles. La TV belga facilita incluso herramientas online para que el profesor pueda editar y seleccionar un fragmento de un video para sus alumnos. Y en Portugal también están trabajándolo bien...

"Es hora ya de dar pasos que hagan posible la educación mediática y la mejora de las competencias de los profesores en el uso de las tecnologías"

- Entonces, ¿somos la excepción? ¿Por qué?
- Sí. Yo creo que son muchos años de aislamiento, de distancia, y luego no hay una coordinación entre administraciones, que es uno de los grandes problemas. Por eso la web que hemos puesto en marcha es precisamente para trabajar con muchos profesores y profesoras expertos de 33 universidades españolas para juntos hacer presión, porque son 50 años de Educomunicación en España. Pretendemos avanzar de manera firme y por eso hacemos propuestas concretas. Llevamos medio siglo instalados en la abstracción: haciendo centenares de congresos en los que se han juntado profesores para hablar de experiencias en el aula con el uso de audiovisuales. Y hemos aprendido mucho con ello. Pero es hora ya de dar pasos que hagan posible esa educación mediática y la mejora de las competencias de los profesores en el uso de las tecnologías. Son fundamentales ambas cosas.


- La recomendación de la Comisión Europea sobre alfabetización mediática que citáis es de 2009. ¿Tan despacio van las cosas en el palacio de la educación?
- Y tanto que sí. Es importante tener memoria y recordar que en julio de 2020, el tema a debate en la esfera pública, en la prensa, en las TV, en las radios, era la pregunta de cuándo abren los bares. Y del tema de cómo están los colegios, cómo van a reabrir… de eso no se hablaba. De eso se habló a final de agosto, cuando se veía venir el tsunami de ‘ya me ha pillado otra vez’. Quienes tenemos hijos pequeños estábamos aterrorizados pensando cómo íbamos a teletrabajar y al tiempo, atender a nuestros niños, y que ellos pudieran continuar con sus estudios normalmente. Porque además, esto ha tenido efectos muy serios, que algunos los veremos con el tiempo, en la psique de los niños, en la salud mental, les ha frenado en su aprendizaje de manera brutal. No ha sido un tiempo rellenado ni recuperado, sino perdido, desde marzo a septiembre. Se nos han asilvestrado, agudizándose las adicciones a las pantallas, por ejemplo. Es brutal y todo eso hay que tratarlo. Veo a los niños de 1 y 2 años que van en el carrito empujado por la abuela hacia el cole, y el niño va con el móvil dándole… es que hay que enseñarles a los niños cómo hay que trabajar con los móviles. Que está muy bien el ocio con los móviles, pero claro… hay que enseñarlo.

- En la iniciativa decís que el fracaso en este tema no puede ser responsabilidad únicamente de los docentes, sino que atañe a todos.
- Así es. Y además, yo creo que en general, la mayor parte de los equipos directivos y docentes de los institutos y colegios han hecho un trabajo encomiable y se han dejado la piel. En lugar de esa búsqueda de responsabilidades y culpables, lo que hay que buscar son soluciones. Y en ese contexto, hay que plantearse que la Universidad, como institución que se ocupa de formar a los futuros formadores de nuestros hijos, tiene que hacer un esfuerzo por intentar mejorar. Está además en el ADN de la Universidad, la mejora continua. Y por eso está ahí la posibilidad de utilizar los dobles grados, que en otros ámbitos se ha multiplicado: Matemáticas con Física, Derecho con Ciencia Política, Derecho con Administración de Empresas, Periodismo con Derecho... todas las posibilidades que quieras.

- Eso responde a una mayor complejidad de la sociedad, y afecta también a los ámbitos de la comunicación y la educación, ¿no?
- Así es. Y además, esto nos lo permite la Ley, la normativa actual: si una Universidad tiene dos títulos oficiales en su catálogo reconocidos por Aneca, puede hacer una combinación de esos dos títulos. Con un matiz importante: no es lo mismo hacer un doble título de Derecho con Administración de Empresas que hacer los dos títulos al mismo tiempo, una carrera por la mañana y otra por la tarde. Estos dobles títulos en realidad son el cruce y no son 240 más 240 créditos, sino carreras que tienen 340, 350 créditos, que se pueden condensar perfectamente en cinco cursos. Con lo que tendrías a un futuro maestro en ese tiempo. Queremos en un primer momento formar educadores, maestros y maestras, con altas competencias en comunicación. Y para ello, necesitan hacer su carrera de Magisterio, regulada por Ley y habilitante, a lo que sumaríamos un paquete de poco más de cien créditos específicos de comunicación, con la mezcla de asignaturas de Periodismo, Publicidad y Audiovisual. Y claro, realización, guión… para darles herramientas para hacer su trabajo mejor. 

- ¿Qué hay de la Educación Secundaria?
- Ese es otro nivel, el de la formación del profesorado de Secundaria: hay un máster habilitante que todo el mundo tiene que cursar si quiere opositar. Pero cuando analizas los planes de estudio, regulados por el Ministerio, en general es muy raro que haya contenidos de tecnología educativa y no los hay des educación mediática. Y lo que pedimos es que eso se regule y encontremos la manera de modernizarnos. Pero también hay que decir que muchas universidades pueden montar ese doble grado sin mayor dificultad técnica, pero esto requiere dinero: no puedes decir 'vamos a matricular más alumnos en dos grupos y en algunas prácticas los juntamos'. Eso es una chapuza. Y luego, hay que buscar la complicidad de los ministerios de Universidades y Educación para que doten presupuestariamente una iniciativa así.

"Hay que formar a los jóvenes para que sean espectadores críticos, personas que sean críticas con los mensajes que les llegan por mil sitios distintos"

- ¿Lo primero es asumir que llegamos tarde?
- Ese es el espíritu, y buscamos tratar de dejarse de lamentaciones y de buscar culpables y buscar soluciones, pasar a la acción. Yo fui estudiante del Máster de Comunicación y Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona. De la primera edición online, puesta en marcha por cierto por su catedrático de Periodismo, José Manuel Pérez Tornero [recientemente elegido presidente de RTVE], en el curso 1999-2000, pero ese máster no es habilitante, solo lo hace la gente que quiere para mejorar sus competencias.

- Si vuestra iniciativa saliese adelante, dentro de unos años empezarían a salir de la Universidad los titulados en estos dobles grados. Pero entretanto, ¿qué se puede hacer?
- Veo varias opciones muy factibles en las que trabajamos desde hace años: con los centros de formación de profesores, los Cefire, trabajamos desde hace años. Organizamos un curso sobre análisis del cine, se llama Cinemaula y este año ha sido la tercera edición. Pero los Cefire han programado cursos de formación desde hace más de veinte años cursos de educación mediática. Yo mismo organizaba este tipo de cursos, transversales, pero no había una obligatoriedad. Y eso es lo que tenemos que cubrir con distintas líneas de trabajo. La Conselleria de Educación ha creado un repositorio digital, el Rebost, con una cantidad de materiales y herramientas fabulosa… y seguir explorando otras posibilidades, como la colaboración de las TV públicas como se está haciendo en otros puntos de Europa: es cuestión de buscar las sinergias y trabajar conjuntamente en este tipo de proyectos. Pero además de todo esto, también está el sector audiovisual: hay productoras donde hay mucho talento, con guionistas, con realizadores, productores… se trata de armar un plan y buscar esas sinergias y que todos participen en esto porque es de una gran relevancia.

- “Solo se necesita la voluntad decidida de los responsables de las administraciones educativas y de los equipos rectorales de nuestras universidades”, señalan en la Declaración. ¿Ha habido respuestas, algún indicio de reacción desde la Administración? ¿y en las estructuras de las propias universidades?
- Las primeras reacciones están siendo bastante positivas en general, y hay cierta coincidencia en el diagnóstico, incluso desde el campo de la Educación. Lo que pasa es que en nuestro contexto, el de las universidades valencianas, tenemos un problema grave de infrafinanciación, y ahí cualquier cosa que quieras hacer supone dinero y en estas circunstancias resulta difícil llevar a la práctica satisfactoriamente iniciativas de este tipo. Además, hablamos de títulos habilitantes, tanto el de Maestro de Educación Infantil o Primaria como el Máster Universitario en Formación del Profesorado de Secundaria son títulos habilitantes cuyas competencias las tienen el Ministerio de Educación y el de Universidades. Esto va a llevar un tiempo pero estamos ya haciendo presión a nivel de ministerios. Y somos muchas personas moviendo esto por todas partes, hay que ser pacientes porque ahora en el verano todo se para y en septiembre volveremos a arrancar.


- ¿Complican las cosas las dinámicas internas de las universidades?
- Sí, porque hablamos de estructuras heredadas que son muy viejas, seculares. Hay que estar más abiertos todos a la innovación, a la colaboración, pensar mucho más en qué necesita la sociedad, nuestros estudiantes, y menos en las cuotas, la presencia de las áreas de conocimiento dentro de las universidades. En esto tenemos que evolucionar como están evolucionando las empresas que quieren adaptarse a un entorno cada vez más cambiante y competitivo: las universidades tenemos la obligación moral de hacerlo, los primeros de la lista. Es un inicio de un camino que vamos a transitar y veremos qué pasa en los próximos meses. Pienso que se está generando una suerte de estado de ánimo colectivo idóneo para hacer cambios, porque la pandemia nos obliga a ello.

- Pero los años previos a la Universidad también son decisivos. ¿Ha habido avances en Secundaria y Bachillerato, en los últimos años?
- En Selectividad ha entrado desde hace cuatro años como asignatura optativa, examinable, la de Cultura Audiovisual II. Cultura Audiovisual es obligatoria en primer y segundo curso del Bachillerato artístico. La Conselleria la ha introducido como optativa, la cursan pocos estudiantes en relación con otros, pero esto ha empezado hace sólo cuatro años y como responsable de la asignatura por la UJI hay uno por universidad- y en ese grupo de trabajo hemos debatido mucho sobre toda esta problemática. Por ejemplo, de los estudiantes que luego hacen Periodismo o Audiovisual o Publicidad, solo una pequeña parte vienen del Bachillerato artístico, pero los otros no han podido cursarla como optativa. Debería ofertarse y reforzaría mucho la formación de los estudiantes de esos niveles. Es que hay que formar espectadores críticos, personas que sean críticas con los mensajes que les llegan por mil sitios distintos. Que el 54% de los jóvenes no sean capaces de distinguir una fake news de una noticia verdadera, es preocupante. Pero es que más del 60% de nuestros estudiantes de Comunicación ni escuchan la radio ni ven los informativos de TV ni leen la prensa: se informan de todo en las redes sociales. Si eso es así en estas carreras, imagínate cómo se dispara en otras carreras. Por tanto, esto es una emergencia con todas las letras. Hay que actuar.

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