CASTELLÓ. La crisis que vive el sector azulejero -derivada de la factura energética, el alza de los costes y el resentimiento de la demanda- tuvo su reflejo directo en el volumen de tráfico que manejó el puerto de Castellón durante el año pasado. El movimiento de mercancía general, muy vinculado a la exportación cerámica en el recinto castellonense, se desplomó a mínimos no vistos desde hace una década, acentuando la tendencia de los últimos cinco años. La caída, la mayor en porcentaje de entre todas las autoridades portuarias del Estado, de casi el 22% ha contribuido a la caída general del tráfico, mucho más moderada -1,4%- gracias al 'tirón' de los graneles líquidos.
Los datos sobre el tráfico portuario durante 2022, hechos públicos este lunes por Puertos del Estado, así lo demuestran: el tráfico de mercancía general registrado el año pasado ascendió a casi 1,49 millones de toneladas en Castellón. Un 21,89% por debajo del volumen del año anterior, cuando la cifra de mercancía general contabilizada en los muelles del Grau superó los 1,9 millones de toneladas. Sin ir más lejos, los datos de diciembre, con más de 115.000 toneladas, se encontraron un 18% por debajo de los registros del mismo mes de 2021.
De este modo, el puerto de Castellón fue el que atestiguó la mayor caída de este segmento del tráfico portuario de España, solo seguido de cerca por el puerto de Gijón (-20%). Y lejos de recuperar los niveles de antes de la covid, vuelve a tocar suelo tras cuatro años de desplome consecutivos. En 2021 cayó un 3,7% respecto al primer año de la pandemia, cuando ya acumuló una pérdida del 34% en comparación con los tres millones de toneladas de 2019, fruto de la fuga de MSC. Pero la contracción ya venía de 2018, cuando el tráfico de mercancía general se resintió un 8,2% respecto a los 3,5 millones de toneladas del año anterior, cuando se alcanzó la cima.
Así pues, la actividad portuaria no escapa a los achaques que vive el clúster cerámico en la provincia, cuyas exportaciones se han llegado a reducir hasta casi un tercio el pasado mes de noviembre, lo que ha venido a constatar la caída de la demanda.
Con todo, la refinería salvó de alguna manera el año del puerto de Castellón: el principal segmento de su tráfico portuario, los graneles líquidos tiraron de los registros al experimentar una subida de más del 3,5% y unas 350.000 toneladas. En concreto, el año pasado el puerto movió más de 10,2 millones de toneladas de graneles líquidos respecto a los 9,9 millones del año anterior, sobre todo debido a la refinería.
Diciembre fue paradigmático en ese sentido para los graneles líquidos, con una subida interanual del 50% hasta casi las 950.000 toneladas en solo un mes. Esto revierte la tendencia previa y consolida este segmento como el principal para la Autoridad Portuaria de Castellón, al representar en 2022 el 49% del volumen total, más de dos puntos superior al año anterior. Los graneles sólidos, por su parte, perdieron presencia: su tráfico se redujo un 2,4% hasta los 9,1 millones de toneladas (el 43% del volumen total).
Gracias a ello, el puerto de Castellón cerró 2022 como el tercero de su historia con más tráfico, con prácticamente 21 millones de toneladas. Una caída de apenas un 1,3% respecto a 2021, que fue el año de cifras récord y que, junto a 2018, fueron los dos únicos ejercicios en los que el recinto logró superar la barrera de los 21 millones de toneladas.
En el caso del Puerto de València, la caída general del tráfico portuario fue mucho más acusada, llegando al 6,6% de contracción: registró 79,5 millones de toneladas frente a los 85,2 millones del año anterior. Una contracción de casi seis millones de toneladas significativa motivada especialmente por la caída en el manejo de mercancía general (-9,9% y 7,8 millones de toneladas menos) que pudo moderarse gracias, en especial, a la también considerable subida de los graneles líquidos (+51,1% y 2 millones de toneladas más hasta alcanzar los 5,8).