Hasta el 2 de septiembre, Arquitecturas vacías ocupa una parte del Colegio Territorial de Arquitectos de Castelló
CASTELLÓ. No duda Lluís Bort de que la fotografía por sí sola pueda generar cambios. Ya lo dicen, una imagen vale más que mil palabras, y es que en realidad hasta que nuestros ojos no ven, muchas veces no llegamos a comprender la magnitud de un hecho. La fotografía es necesaria para visibilizar problemas, denunciar injusticias y comprender el mundo en el que estamos. Pero si además la acompañamos de información puede convertirse en una herramienta de cambio poderosísima.
En 2019, el castellonense Lluís Bort se puso manos a la obra y empezó a retratar muchos de los edificios de Mallorca que habían quedado abandonados pese a su importancia histórica. Pero además de capturarlos, el fotógrafo y arquitecto decidió acompañar su trabajo, al que acuñó Arquitecturas vacías, de información detallada sobre su historia, así como de una serie de pautas que las administraciones deberían seguir para recuperarlos y ponerlos en valor.
"No quería que mis fotografías únicamente llamaran la atención, sino que a través de ellas quería mostrar soluciones", explica el castellonense, quien aconsejaba a los ayuntamientos acometer estos trabajos mediante ayudas económicas como los Fondos Feder o la redacción de un Plan Director, así como creando jornadas de participación ciudadana con los vecinos de la localidad para pensar nuevos usos de acuerdo a sus necesidades. "El trabajo quiere mostrar la oportunidad que hay en la rehabilitación de estas arquitecturas. Desde nuevos usos como museos, salas de exposiciones o casales de barrio entre otros".
En las fotografías de Bort se puede contemplar un hospital que quedó abandonado tras construirse uno nuevo a las afueras de la ciudad; el edificio Gesa que fue alzada bajo la influencia de la arquitectura norteamericana de los sesenta; un estadio con aforo para quince mil personas; hasta la bodega más grande la isla y que en los años noventa cerró tras cuatro ampliaciones. "Son construcciones que se erigieron para cumplir una función muy concreta y con el paso del tiempo quedaron obsoletas y olvidadas. Sin embargo, esto no quiere decir que ya no sirvan, sino que deberían tener la oportunidad de ser rehabilitadas para disfrutar de una segunda vida", manifiesta el arquitecto, quien apunta que además muchas "se ubican en localizaciones privilegiadas, donde tendrían muchas garantías de éxito si se convirtieran en nuevos equipamientos para las ciudades".
Pese a esto, son pocas las construcciones fotografiadas que, hoy por hoy, han vivido cambios. "Es un problema generalizado, las administraciones optan por construir edificios nuevos antes que rehabilitar uno histórico. Personalmente, como arquitecto creo que esto es un error", mantiene Bort, quien señala que en su proyecto se muestran solo unas cuantas construcciones, pero hay muchas más ahí fuera. "Tardé dos años en elaborarlo, porque quería fotografiarlos en la hora mágica para potenciar su belleza. Esto fue complejo porque dependiendo de su orientación, debía hacerlo a las seis de la mañana o a finales de la tarde. Además, buscaba edificios de diferentes tipologías, pero quería que su entorno fuera parecido, que estuvieran aislados. He visitado muchas zonas", explica el castellonense.
No obstante, las imágenes de Arquitecturas vacías sí que han provocado algún que otro trabajo de adecuación en edificios abandonados de Mallorca. Y mucho antes de su experiencia en la isla, el castellonense ya tuvo algún caso de éxito en Castellón.
Este arquitecto que ahora vive en Mallorca, nació y creció en Tales y Onda, y ha trabajado durante años en el estudio El Fabricante de Espheras, cosa que le ha permitido participar en la rehabilitación de obras tan importantes como del Palacio de Betxí o la Plaça Sinagoga de Onda. Sin embargo, de entre todas, una de las intervenciones más especiales que ha llevado a cabo podría decirse que fue la de la Campaneta. Una fábrica de cerámica en pie desde 1827, que el estudio arquitectónico salvó casi in extremis.
"Se trata de uno de los conjuntos industriales de producción cerámica más antiguos de Onda y además en su interior conserva restos de los elementos de la producción tradicional e industrial cerámica. Pero cuando la visitamos tenía algunas partes derribadas y otras a punto del colapso. Por esta razón, se propuso su protección como Bien de Relevancia Local y se redactó un Plan Director de recuperación, donde se detallaba cómo debería hacerse, entre otras, la recuperación de los hornos", explica Bort. En este caso, el estudio logró ser escuchado y, en efecto, la construcción reabrirá próximamente como un espacio de convivencia, gracias a la inversión del ayuntamiento, pero también de una subvención europea.
Probablemente toda la provincia, así como todo país, podría quedar fotografiada en el carrete de Lluís Bort. Solo hace falta darse una vuelta por la calle para encontrar un edificio en ruinas o desuso. ¿Pero cuántos de quienes los ven aprecian las joyas arquitectónicas que tienen delante? Además de generar cambios, el fotógrafo busca con sus imágenes concienciar a los ciudadanos del patrimonio que tienen a su alrededor. Es por ello, que su trabajo también se puede encontrar en exposiciones. Ahora mismo, y hasta el 2 de septiembre, Arquitecturas vacías ocupa una parte del Colegio Territorial de Arquitectos de Castelló. Será además el 25 de agosto cuando el castellonense realice la presentación oficial.
"La intención de este trabajo también se puede aplicar a edificios abandonados de nuestro territorio, por eso he querido traer la exposición hasta aquí", concluye Bort, quien anima a otros fotógrafos a participar en este proyecto y retratar y viabilizar esas construcciones que están aunque no se las mira.
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