CASTELLÓ. Arranca una semana clave para la formación del nuevo gobierno en el Ayuntamiento de Castelló. El PP, ganador de las elecciones del 28M, concretará desde este lunes su estrategia de negociación para iniciar la ronda de contactos con el resto de fuerzas políticas. Lo hará a partir de un Comité Ejecutivo Local extraordinario.
En esa reunión, la futura alcaldesa, Begoña Carrasco, analizará los resultados y conocerá la opinión de Alberto Fabra, Alfonso Bataller y José Luis Gimeno, entre otros. Los tres exalcaldes de la capital de la Plana forman parte del amplio órgano de dirección, que está integrado por hasta 93 miembros. El segundo y el tercero, al igual que Javier Moliner (expresidente de la Diputación), figuran como asesores, mientras que el primero ostenta el cargo de director de campaña.
La celebración del cónclave supondrá un punto de inflexión en la hoja de ruta popular, ya que marcará el inicio de las conversaciones con el PSPV, Vox y Compromís. Ese orden no será aleatorio, sino que responderá al peso institucional de los partidos (de mayor a menor), con nueve, cuatro y tres concejales, respectivamente.
Aunque la idea de Carrasco estriba en alcanzar "grandes acuerdos por Castelló", como así manifestó nada más conocerse que sería la nueva primera munícipe, la realidad es que parece harto complicado que socialistas y valencianistas acepten la invitación. Más bien apuntan a lo contrario. Así lo aseguran fuentes de ambos partidos a falta de que se pronuncien de manera oficial tras la celebración de sus respectivas ejecutivas, previstas para estos días.
Las mismas fuentes señalan que "corresponde a otros", en alusión a Vox, pactar con el PP para tener un gobierno consistente. El partido de extrema derecha está dispuesto a sellar una alianza con el PP, siempre y cuando se respeten sus condiciones, algunas expresadas por el propio candidato, Alberto Ortolá, durante la (pre)campaña. Las más significativas son asumir las áreas que califican como "ideológicas" (Educación y Cultura, por ejemplo) y reducir las concejalías.
En función de cómo transcurran las negociaciones con las demás formaciones, no se descarta que Carrasco acabe siendo investida el 17 de junio con el único apoyo de sus regidores y la abstención de los cuatro concejales de la fuerza de ultraderecha. El Partido Popular, como la lista más votada con 11 regidores, podría lograr la alcaldía en minoría, de acuerdo con el reglamento del pleno.
Otra cosa bien distinta es lo que suceda posteriormente con la gestión diaria. Con el PSPV y Compromís decididos a estar en la oposición, la futura alcaldesa necesita irremediablemente el respaldo de Vox para tener un ejecutivo estable. Ambos suman 15 ediles, lo que supone mayoría absoluta frente a los 12 de socialistas (9) y valencianistas (tres).