El PP gobernará en minoría en Benicàssim tras romper con Ciudadanos
El PP gobernará en minoría en Benicàssim tras romper con Ciudadanos
BENICÀSSIM. La posibilidad de que se presente una moción de censura en el Ayuntamiento de Benicàssim, a raíz de la ruptura del PP con Ciudadanos, se diluye a medida que avanzan los días. Aunque ningún partido de la oposición descarta un pacto in extremis, lo cierto es que la cercanía de las elecciones municipales (mayo de 2023) y las diferencias ideológicas dificultan (por no decir, imposibilitan) un acuerdo que, además, afecta a cinco formaciones muy desiguales: Partido Socialista, Cs, Compromís, Ara Benicàssim y grupo de no adscritos.
En ese baño de realidad, el PSPV se muestra especialmente pragmático. A pesar de que la agrupación local tiene plena libertad para actuar, como así le transmitió el secretario provincial, Samuel Falomir, al portavoz, Miguel Alcalde, la semana pasada, existe coincidencia respecto a lo poco apropiado de arrebatar la alcaldía a la popular Susana Marqués.
Primero, porque con apenas seis meses por delante de legislatura difícilmente se pueden cambiar las cosas. Segundo, por el riesgo que supone convertir a la actual alcaldesa en una víctima, algo que en el pasado dio rédito a otros líderes políticos en el municipio en unos comicios. Tercero, por las propias dudas que genera la propuesta de la formación valencianista en relación a constituir un frente común.
Para empezar, Compromís y Ciudadanos se consideran enemigos íntimos. Ambos se negaron incluso a negociar con el Partido Socialista un gobierno de coalición a principio de mandato. Por otro lado, tampoco está claro cómo se decidiría el nuevo alcalde, ni el reparto de competencias. Si se concretaría en función del peso institucional (número de concejales), por ejemplo. Además, el reglamento del PSOE condena (y rechaza) cualquier gobierno auspiciado por un edil tránsfuga, como es el caso de José Carlos García, ex de Vox.
Alcalde (PSPV) ya descartó una posible moción de censura en marzo de 2021, cuando el terremoto interno de Ciudadanos en Madrid amenazó con réplicas en la provincia. El portavoz socialista se mostró más partidario de dejar pasar el tiempo para comprobar también la evolución del gobierno local. Entonces, las relaciones entre el PP y Cs no atravesaban por su mejor momento debido a la complicidad del grupo popular con Domingo Lorenzo, ex concejal naranja (y tránsfuga) hasta que renunció a su acta.
Ahora, el escenario es completamente diferente. La formación valencianista aspira a provocar un vuelco en la alcaldía. De ahí su convocatoria del viernes, en la que todos los grupos de la oposición han confirmado su asistencia para valorar un ejecutivo alternativo. Una idea que no termina de cuajar en el seno del Partido Socialista, cuyo rol resulta esencial en el dibujo de la corporación.