CASTELLÓ. "Las puertas de los museos han de abrirse y desde el IVAM queremos ser nómadas y viajeros. El patrimonio de la Comunitat debe ser para toda la Comunitat ". Con estas palabras arrancaba Nuria Enguita, directora del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), la presentación ante la prensa de la primera exposición que el espacio museístico ha desarrollado en la provincia de Castellón. Se trata de Art en una terra erma (1939-1959), una muestra que recoge alrededor de 150 obras pertenecientes, en su mayoría, a la colección del ente -ubicado en València-, y que permanecerán en el Museu de Belles Arts de Castelló hasta el 4 de septiembre. La obra será inaugurada este jueves tras año y medio de trabajo.
"Queríamos preparar una exposición que mirara a la historia, pero de una manera contemporánea", explicó Enguita, junto al delegado territorial del Institut Valencià de Cultura (IVC) de Castellón, Alfonso Ribes. Y es que para su desembarco en la capital de la Plana la directora del IVAM ha trazado una exposición que toma como contexto dos finales: el de la Guerra Civil y el de la Segunda Guerra Mundial. Finales que dan paso a escenarios completamente diferentes. Tras el primero llega la primera etapa del franquismo y tras el segundo se dan por terminadas las tiranías fascistas en Europa. "Son escenarios radicalmente diferentes, pero en ambos ha de edificarse sobre una tierra baldía; en el dolor, entre las ruinas éticas y materiales que la destrucción de una guerra produce; y en condiciones vitales extremas: en el exilio, en la emigración, en la represión", ha señalado la responsable del museo.
Las dos posguerras marcaron un antes y un después en la historia de la cultura. Por su censura y porque muchos artistas se vieron obligados a emigrar y exiliarse. No obstante, lo que viene a poner en valor esta colección es como, pese a tratarse de un momento muy complicado, fueron muchos los artistas que no renunciaron a crear desde un espíritu innovador. "A pesar de las circunstancias y los controles del estado, había una gran voluntad creativa y una cultura inquieta", explican Teresa Millet y Nacho Paris, co-comisarios de la muestra. Además, también es importante -y por eso se retrata- la labor que muchos de estos creadores desarrollaron en los territorios que los acogieron.
Reúne la exposición los trabajos de artistas como Josef Albers, Andreu Alfaro, Joan Brossa, Eduardo Chillida, Jean Dubuffet, Marcel Duchamp, Lucio Fontana, Juana Francés, Julio González, Lee Krasner, Pierre Soulages, Manolo Millares, Joan Miró, Barnett Newman, Josep Renau, Eusebio Sempere o Antoni Tàpies; y también realiza una reconstrucción de la vida cotidiana del momento, a partir de las imágenes de Català Roca, de Miguel o los hermanos Mayo.
Con todo, Art en una terra erma plantea un viaje por el tiempo que comienza con un primer espacio llamado 'Verdor en nuestra tierra árida'. Aquí reside el arte producido en España durante la primera etapa del franquismo, de 1939 a 1959. Con la llegada de la dictadura, la cultura es vista como un elemento de propaganda del Estado. La cultura falangista rompe de lleno con la experimentación de las vanguardias y pone por encima de la expresión individual, el pensamiento nacional y católico. Ahora bien, entrada la década de los 50 y con la necesidad de conseguir cierta legitimación internacional, se buscará acercar la cultura a lenguajes más contemporáneos. Según apuntan los comisarios de la muestra, fue el arte abstracto uno de los que más se enriquecieron, mientras que el arte sacro se convirtió en una puerta de apertura hacía otras formas artísticas.
Por otra parte, el impacto que la guerra tuvo en la creación artística también se podrá observar en la sala 'Destierros', donde se reúne el trabajo que realizaron artistas expatriados, en situación de exilio, emigración o huida. Y es que la derrota republicana, al igual que el triunfo del nacismo en Alemania, originó persecuciones de todo tipo hacia intelectuales y artistas que no tuvieron otra opción que marcharse para poder sobrevivir. En concreto, en este caso, la colección se centra en la repercusión que tuvo el exilio español en México o el europeo en los Estados Unidos. "La guerra ocurrió dramáticamente en los territorios y los cuerpos, pero también en las imágenes y las palabras, en los carteles, en las películas, en la pintura, en la poesía y la novela. Igual que la palabra impresa fue campo de batalla, también fue territorio de acogida para los desterrados”, expone París.
Finalmente, en la sala 'Como quien espera el alba', el IVAM muestra el arte que brotó en Europa y Estados Unidos tras la traumática experiencia de la guerra. "A un lado y otro del Atlántico se impone la sensación de que había que recomenzar, que lo anterior encarnaba un fracaso. Se recurre entonces a lo espontáneo o a lo irracional, a la exploración de límites de la razón o del conocimiento. Se trata de un esfuerzo por desaprender y empezar de nuevo”, añade Millet. Europa ya no era el centro económico ni cultural de antes del conflicto, sin embargo, los artistas no se conforman, quieren volver a empezar y a crear.
"Estamos viviendo una nueva guerra en Europa, vemos con estupefacción las imágenes de ciudades bombardeadas y de la huida masiva de personas. Y nos preguntamos si hemos dejado de ver los fantasmas de un pasado que proponían un futuro de dominación violento, triste y ajeno, e incluso si hemos olvidado los deseos y los sueños de paz e igualdad que lo combatieron", concluye la directora del museo, quien recuerda que esta exposición fue planteada mucho antes de la invasión rusa de Ucrania.
Con todo, no será Art en una terra erma la única colaboración que se produzca entre el Museu de Belles Arts de Castelló y el IVAM. El museo valenciano ha avanzado que se está preparando una nueva exposición para la ciudad, la cual verá la luz durante 2023. La intención de su directora es, tal y como explica, producir al menos una colaboración anual con la provincia.