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El azulejo censura que Bruselas le proponga que destruya empleo para compensar sus emisiones

17/09/2020 - 

CASTELLÓ. La Comisión Europea no incluirá a la cerámica entre los sectores susceptibles de recibir ayudas estatales para compensar la emisión indirecta de dióxido de carbono, esto es, el CO2 generado, por ejemplo, para producir energía eléctrica y que después se utiliza para la fabricación de azulejos. 

La patronal Ascer ha comunicado, tras recibir la comunicación de su homóloga europea Cerame-Unie, que, al contrario de lo que ocurre con la compensación de los costes directos en la generación de CO2, en su revisión quinquenal de las directrices de las ayudas de Estado de los derechos de emisión ETS (Emissions Trading System), cuya propuesta se ha conocido este martes día 15, Bruselas no ha incluido a la industria cerámica entre los sectores que pueden recibir ayudas. 

Así, aunque es cierto que a día de hoy el azulejo es eminentemente intensivo en el consumo de gas (cubierto por las citadas ayudas a los costes directos), el veto para reducir los costes indirectos es un freno para su transición hacia energías más limpias, "en un sector totalmente comprometido con los objetivos de descarbonización", señala Cerame-Unie en un comunicado. Unos objetivos que por otra parte Bruselas ya ha propuesto endurecer y que suponen todo un reto para el sector, que ve cómo se le acaba el tiempo para encontrar otro modelo productivo con menos emisiones. 


Y es que, para cumplir con los objetivos climáticos, "la industria cerámica dependerá de la electrificación y necesitará de incentivos fiscales para compensar los costes adicionales" en su transición, señalan desde la patronal continental. 

Reducir puestos de trabajo

Para evaluar los sectores que pueden recibir ayudas para compensar estos costes indirectos de la generación de dióxido de carbono, la Comisión Europea tiene en cuenta, según Cerame-Unie, dos factores: la competencia internacional, que a priori cumple el sector azulejero; y el valor añadido bruto (GVA en sus siglas en inglés), que compara los costes del carbono con los beneficios de las empresas y sus costes laborales. 

Y en este punto es donde surge la discrepancia, pues al necesitar de mucha mano de obra y tener costes laborales altos, la metodología utilizada considera que hay margen para actuar en este sentido. Así, según la patronal europea: "El regulador considera que el sector no debería ser elegible porque puede compensar este sobrecoste (el del carbono) mediante la reducción de puestos de trabajo".

Por esta razón, desde la patronal europea resaltan que el valor añadido bruto "es un indicador equivocado" para evaluar estas ayudas. No en vano, perjudica directamente a las pequeñas y medianas empresas. Según el presidente de Cerame-Unie, Alain Delcourt, "este enfoque no puede estar alineado con el Green Deal, ya que no puede tener como objetivo discriminar a sectores intensivos en mano de obra y privar a las pymes de la igualdad de oportunidades en la transición hacia una fabricación baja en emisiones de  carbono".

Opacidad

Desde la patronal continental también censuran que desde la Comisión Europea no se haya actuado de forma transparente para que los sectores puedan haber verificado la tramitación. 

Por ello, y aunque la decisión definitiva se ha de adoptar el próximo lunes, día 21, el presidente de la Federación Europea de Fabricantes de Baldosas Cerámicas (CET), Roman Blažíček, ya ha lamentado que este sector, "líder europeo de exportación y que produce productos duraderos que contribuyen a la economía circular, no haya sido evaluado adecuadamente a través de un procedimiento justo y transparente".

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