AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

No solo es la economía…

Algunos opinan que el vil metal todo lo puede, pero no es así, es importantísimo y fundamental sí pero hay algo más, está la batalla de las ideas que se combate entre los focos televisivos y las redes sociales

3/07/2021 - 

Cuentan que Alejandro Dumas afirmaba que “en los negocios no existen los amigos, no hay más que clientes”, porque es evidente que con los dineros se debe ser lo más racional posible. Lo malo es que en esta época, que tiene muy lejano aquel siglo de las luces, tiene un alto componente irracional y sensiblero, donde se tiene la piel muy fina para cuestiones intranscendentales y superficiales, pero para proteger derechos y libertades fundamentales se es muy laxo, empezando por el derecho a la vida (desde el principio al final), y terminando con el respeto a las leyes, y así ocurre lo que ocurre al mezclar economía, intereses, y malas conciencias

Un ejemplo lo hemos tenido estos días en un episodio ocurrido en las Naciones Unidas, ese foro internacional de primera orden, donde confluyen muchos intereses, muy malas conciencias o simplemente sátrapas sin conciencia, y por supuesto se necesita el ingrediente de la economía. Esta semana se ha aprobado in extremis, unas horas antes de expirar, el presupuesto anual de las misiones internacionales de los cascos azules, unos 6.500 millones de dólares, prueba de que algo no funciona bien en este nuevo reconfigurado orden mundial, el año pasado por ejemplo sobraron siete días para el fin del plazo, esta vez en lugar de días han sido horas.

Y qué es lo que ocurre en este orden internacional, repleto de desórdenes y violencia, pues a diferencia de lo que ocurrió en esas dos décadas de mundo unipolar y hegemonía norteamericana, donde las misiones de paz de las Naciones Unidas proliferaron, ahora en este mundo multilateral o multipolar, donde hay dos grandes potencias, una militar Rusia, y otra económica China, intentan rebajar o contrarrestar, llámenlo como quiera, el poder y la influencia norteamericana, y por ende occidental, nosotros en un principio pertenecemos a esa órbita de las democracias occidentales.

Foto: Keith Tsuji /ZUMA Wire/dpa

Aunque la realidad es muy terca, a pesar de que los actos de las potencias y gobiernos internacionales la quieran ignorar (todo sea dicho con permiso de Ortega y Gasset), y uno de los grandes países, más bien el único, beneficiado o que ha salido mejor parado de la crisis pandémica, como es China, tiene sus problemas, otros dirían que puede morir de éxito, pero gracias a que es una dictadura y que controla la economía, fundamentalmente la macroeconomía, seguramente podrá seguir creciendo, y avanzando en esa pugna por el liderato mundial con los Estados Unidos porque los datos están ahí, fíjense lleva semanas, no muchas, interviniendo en los mercados monetarios de divisas el Banco Central chino, pues en los últimos meses, prácticamente un año, se ha revalorizado la moneda china Yuan en un 11 % respecto al dólar norteamericano con lo que conlleva de desajustes en las balanzas comerciales, balanzas de pagos,…, de todas las grandes economías, y sobre todo para ese binomio cuasi simbiótico China-USA, hasta la llegada de Donald Trump, y ese inicio de cambio de modelo económico chino que de estar basado en la producción y reinversión, están sus lideres intentando transformarlo en una economía basada en el consumo.

Y ahora en ese pulso geopolítico de los norteamericanos con la dictadura china, nos quieren reclutar a los europeos, como pudo verse en la última cumbre de la OTAN, aunque parece que la parte europea de la alianza atlántica, y que conforma prácticamente la Unión Europea está más bien preocupada en cuestiones meramente económicas, ocupándose en establecer la mejor estrategia post COVID, una estrategia de recuperación basada, como muchos de ustedes sabrán por la insistente propaganda gubernamental y europea, en una economía digital y ecológica, facilitada por esos ya famosos (por tanto insistir) fondos Next Generation que todos esperamos, que totalizan la impresionante cantidad de 750.000 millones de euros, y que ya aparecen como una secuela de esa película maravillosa, “Bienvenido Míster Marshall” de nuestro querido Luis García Berlanga; que parece que este otoño empezarán a llegar, y ya verán cómo darán mucho de qué hablar tanto en su ejecución como en su control, protagonizaran muchas noticias y titulares, incluso algunos de ellos bochornosos.

Pero aunque Europa aplique la técnica del avestruz, los problemas en el mundo seguirán y una prueba de ese desafío de la dictadura comunista China a nuestro modo de vida, se ha evidenciado esta semana en la celebración del centenario de la creación del Partido Comunista de la República popular China. Esta conmemoración ha sido protagonizada por el nuevo emperador rojo, ese gran líder moderno que se llama Xi Jinping, y que en sus discursos ha dejado alguna perla como la siguiente “El tiempo en que el pueblo chino podía ser pisoteado, en que sufría y era oprimido ha terminado para siempre”, que denota el recuerdo de ese siglo de humillación, según los comunistas y nacionalistas chinos, que supuso estar bajo el capricho de las potencias occidentales y extranjeras, según ellos y que en el fondo denota un ánimo de revancha o desquite, algo a tener muy en cuenta. Otro de los episodios a analizar es como se produjeron una serie de aplausos y vítores en una de las presentaciones proyectadas en el congreso, más propia de una operación tipo triunfo o la voz kids, pues se pudo observar el cariño, nostalgia, obediencia o admiración de los chinos hacia sus líderes, así fue como el fundador de la república popular Mao Zedong y al iniciador de las reforma Deng Xiaoping tuvieron grandes aplausos, para después el público asistente ser menos entusiastas con otros lideres como Jiang Zemin y Hu Jintao, pero finalmente el frenesí en las ovaciones de todo el tendido se lo llevo por goleada el presidente Jinping.

Xi Jinping, líder supremo de China. Foto: EFE

Por cierto ahora que se vuelve a exhibir el espantapájaros o trampantojo de Trump y su posible retorno, no olvidemos que se le acusaba de aislacionista y poco multilateralista, y ha sido precisamente en la última cumbre del G-20 en la ciudad italiana de Matera este 29 de junio pasado, cuando ni China ni Rusia (ya librados de Trump) han participado de forma sincera, pues han enviado representantes de niveles diplomáticos inferiores o simplemente han hecho acto de presencia por videoconferencia, un ejemplo más de esa alianza antinorteamericana, y por ende antioccidental, de esos dos países que promovieron una alianza de Euroasia, que tanto preocupó a los USA, de tal forma que curiosamente empezaron a surgir revoluciones de terciopelo y de colores alrededor de Rusia, en las que antiguamente eran sus repúblicas soviéticas, y que en uno de sus casos, como es el caso de Ucrania, han generado que el país esté inmerso en una profunda crisis, no sólo ya bélica por la ocupación de la península de Crimea y por la emancipación/independencia de facto de la zona este del país, el Donets, si no también están una profunda crisis política, económica e incluso identitaria.

 Vivimos tiempos complejos, de grandes crisis desde que en 2008 se produjo la gran crisis económica de la subprime, pero no solo los problemas tienen un origen material, la crisis es también de valores, de identidad, eso se ve reflejado muy bien en la segmentación y sectarismo político reinante, el debate público muy pocas veces racional y casi siempre victimista, donde se imponen los gritos y voceros intolerantes y defensores del pensamiento único, que cada vez choca más con la realidad, siéndole más fácil adoctrinar que formar, a manipular que informar, por eso es importantísimo queridos lectores, que cuando vean las noticias y los informativos lleguen al final del asunto y a la realidad de los acontecimientos; porque recuerden que aunque se dijo hace 2000 años por parte de aquel nazareno, sigue estando vigente la frase “la verdad os hará libres”.

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