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URGEN que SE LAS CONTRATE con otras propuestas PARA NO DESAPARECER

Radiografía a las orquestas valencianas: así planean sobrevivir tras otro verano sin fiestas

6/04/2021 - 

CASTELLÓ. Tras un verano con muy pocos bolos, unas navidades inexistentes, el desplome de las bodas, la cancelación de las fiestas de la Magdalena y las Fallas, a las orquestas valencianas no les quedan ni las Pascuas y tampoco saben qué ocurrirá, de nuevo, durante este verano. Aseguran que, al igual que los macrofestivales de música, están trabajando en sus alternativas para salvar la temporada, y muchas ya lo anuncian hasta en sus cuentas oficiales. Sin embargo, temen que como tantas otras veces se les contrate y descontrate sin tener en cuenta los proyectos que proponen. 

"Nosotros hemos hecho nuestro trabajo. Nos hemos reinventado y adaptado a la nueva normalidad para intentar hacer algo en verano y llenar la nevera", asegura Miguel Estruch, gerente de la orquesta La Tribu, quien añade: "Llevamos un año y medio sin trabajar y tenemos que con el retraso de las vacunas también la campaña de este año sea complicada. Por eso pedimos empatía a los políticos, que no tengan miedo de programar. Muchos piensan que lo más cómodo es no contratarnos para no tener problemas, pero hemos diseñado shows para que la gente esté sentada, se asegure la distancia de seguridad y el resto de protocolos. Si no contamos con su colaboración estamos muertos". 

Para que nos hagamos una idea, más o menos, las orquestas dejaron de facturar el año pasado al 100%. Explica Sergio, vocalista de la orquesta Supermagic, que lo poco que se facturó fue ofreciendo otro tipo de show como empresa de espectáculos. En su caso, esta formación de Onda hizo apenas cuatro bolos durante el verano pasado, reinventándose como un show de tributos. Un tipo de espectáculo al que se han acogido muchas otras empresas. "El año pasado se dejaron de facturar casi 2 millones solo entre las 17 orquestas que estamos asociadas en Castellón. Además, se habrán dejado a unas 200 personas sin trabajo y para que nos hagamos una idea, con la cancelación de las Fallas y de la Magdalena se han podido perder perfectamente unos 10 bolos por orquesta, ya que el impacto de estas fiestas no es solo durante la semana de celebración sino también durante las presentaciones que se organizan días antes", apunta el músico.

Por todo esto, el sector denuncia que su mayor problema es la "indefensión" que siente ante las repetidas cancelaciones. "Estamos preparando un show que ni siquiera sabemos si podremos hacer. Por eso pedimos a la Diputación de València que más que darnos ayudas, haga una labor de concienciación entre los ayuntamientos para que programen sin miedo. Si para los festivales todo esto está siendo complicado, nosotros no vivimos de la venta de entradas. Los espectáculos para el público son gratuitos, dependemos directamente de los alcaldes", reitera Estruch, quien lamenta que, pese a que se permite la programación de espectáculos en las condiciones que ahora ofrecen, "se apalabra todo, pero al poco tiempo se va al garete". "Las Fallas se han anulado por segunda vez, pero seguimos pagando impuestos. Con la Semana Santa lo mismo y como sigamos así tampoco podremos hacer nada en junio y julio. Veremos si en agosto nos salvamos". 

Las orquestas temen perder profesionales

Con todo, las orquestas piden que se les ayude para no dejar escapar a más profesionales. En el caso de La Tribu se ha optado por reubicar a los integrantes de su formación en un nuevo tributo llamado Con mucho gusto 25, dedicado al tour que hicieron en conjunto Ana Belén, Miguel Ríos, Víctor Manuel y Serrat en 1996, y veinte años más tarde, en 2016. Con él esperan atraer a un público más amplio, pero también poder proteger el equipo que han ido creando durante tantos años. "Decidimos organizarlo para no dejar a las personas que forman parte de nuestra empresa en la cuneta. Lo hacemos sin esperar mucho a cambio y sin saber si podrá salir adelante, pero si no lo preparamos damos pie a que nuestro equipo trabaje en otros sitios y si terminamos perdiéndolos, también perdemos nuestro sello de identidad. Son profesionales que han estado a nuestro lado todo este tiempo, personas que han dado la buena nota de cara a nuestros clientes. Si terminamos perdiéndolos la profesionalidad del sector va a menguar mucho", manifiesta el gestor de La Tribu, un grupo de orquestas ubicado en Gandia. 

Ciertamente, hay orquestas, como la Kiky Band, que han afirmado a este diario que se han dado dos años sabáticos ante la imposibilidad de seguir trabajando sin garantias. Una fuga de profesionales que, tras este parón forzado, podrían no regresar como ya ocurrió en la anterior crisis económica. 

No obstante, también las hay como La Pato que se suman a la posibilidad de ofrecer conciertos sentados, en su caso con un tributo a grupos valencianos; o la Supermagic que apuesta por rememorar la cultura de los 70 o los 80 y ya tiene programados hasta 16 bolos para este verano. "No tenemos ninguna seguridad de que alguno se vaya a realizar, pero confiamos en que si hay proyectos como el del FIB que siguen adelante, los ayuntamientos se animen a hacer actos parecidos", añade Sergio, solista de la banda, quien pide de nuevo sensibilidad por un sector dañado: "Nos hemos topado con que un pueblo te llamaba para cancelar el contrato y a la semana siguientes veías que anunciaban a Amaral. ¿Por qué las orquestas no podemos y los cantantes sí? Pero tampoco puedes enemistarte con quienes van a contratarte. Es una situación de indefensión total". 

Las orquestas se topan, en definitiva, con una etiqueta que siempre les ha sumado y ahora les resta. Son vistas como el estímulo preferido para llenar las plazas de los pueblos cuando hay fiestas, pero ahora que no las hay, se las evita. "No se nos da la oportunidad de ofrecer algo diferente y se nos teme porque parece que las orquestas se organizan cuando la gente está borracha y va de fiesta. Así que nuestra esperanza es que algún ayuntamiento no cancele y se atreva, y a partir de aquí el resto les sigan", remarca el músico.

En este contexto, y a expensas de saber qué ocurrirá en los próximos meses con las orquestas -si podrán llevar a cabo sus alternativas o no-, se pide un 'plan de salvación' que las tenga en cuenta del mismo modo que se hace con los festivales. Y es que hasta ahora han podido acceder a las ayudas que puede percibir cualquier persona autónoma, pero no han optado a ninguna subvención directa como artistas. En el caso de Castellón, muchas han presentado recientemente sus proyectos a Diputación, con la esperanza de que sean respaldados. 

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