CASTELLÓ. La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) trabaja desde finales de octubre en la recuperación del dominio público hidráulico afectado por los graves incendios ocurridos este verano en las zonas de la Vall d’Ebo (Alicante) y Bejís (Castellón). Se trata de labores de limpieza de cauces, ramblas y barrancos que tienen el objetivo de retirar todo el material vegetal quemado, así como la reparación de las erosiones y daños ocasionados por los mismos.
Ambas actuaciones se declararon como obras de emergencia este mismo otoño, cuentan con un presupuesto de 1,2 millones de euros y se estima que puedan concluir a lo largo del mes de junio del próximo año. Tanto en la Vall d’Ebo como en Bejís, la Confederación trabaja de manera conjunta y coordinada con la Dirección General de Prevención de Incendios Forestales de la Generalitat Valenciana (GVA). “Era nuestro deber colaborar con todas las actuaciones que se pusieran en marcha para recuperar unos espacios naturales tan importantes”, subraya el Comisario de Aguas, Marc García.
Los trabajos de restauración se están realizando de forma manual por diferentes cuadrillas forestales de Tragsa, empresa pública encargada de ejecutar las obras de emergencia impulsadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar y la Generalitat Valenciana. Marc García destaca una labor “casi de artesanía” que tiene un doble objetivo. Por un lado, despejar el dominio público hidráulico de todo el material arbóreo quemado y por otro,
reutilizar los residuos que se generan con estas actuaciones. “Primero se hace caer el árbol, si no ha caído ya, y después se va cortando en unos trozos manejables. Estos troncos se están depositando en varias campas para que los vecinos puedan aprovecharlos para calentar sus casas este invierno”.
Las actuaciones de recuperación y restauración fluvial impulsadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar tienen como objetivo principal la retirada del vegetal quemado que afecta al dominio público hidráulico, aunque no hay que olvidar que también se han puesto en marcha otros trabajos para reparar los daños ocasionados sobre el suelo y evaluar la
afección que han tenido los incendios sobre la calidad de las aguas.
La retirada del arbolado quemado servirá para evitar posibles obstrucciones
en los ríos y daños en las infraestructuras hidráulicas de los cauces, ramblas y barrancos. Una restauración fluvial que, al mismo tiempo, permite eliminar especies invasoras y conservar las autóctonas. “Estamos realizando una retirada y poda selectiva, árbol a árbol, que nos permite asegurar la supervivencia de las especies de ribera, y realizar una mejora integral es estos espacios”, explica Ignacio Ezpeleta, director de las obras de
emergencia.
Además de reservar parte del arbolado quemado para el uso vecinal, la Confederación está utilizando los troncos para construir una serie de fajinas que evitarán futuras erosiones y asegurarán el terreno afectado por los incendios ante episodios de lluvias y grandes avenidas. Una fórmula que, según indica Marc García, “disminuye la posibilidad de que los sedimentos sean arrastrados hasta el río y el suelo pierda fertilidad”.