CASTELLÓ (EP). La Comunitat Valenciana está a punto de cerrar un año hidrológico 2022-2023 --faltan diez días-- que se ha caracterizado por ser "muy irregular": meses sin lluvias rotos por cortos periodos con precipitaciones torrenciales. Así, el único periodo largo de lluvias que se presentó fue muy tardío, entre mitad de mayo y el 3 de julio.
Así, lo han señalado el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en la Comunitat Valenciana, Jorge Tamayo, acompañado del jefe de Climatología, José Ángel Núñez, en rueda de prensa, para presentar el resumen del verano climático 2023; el balance del año hidrológico, y la tendencia de la predicción estacional.
Al respecto, ha señalado que el año hidrológico está teniendo un carácter seco, aunque próximo a la normalidad, en la Comunitat Valenciana. En concreto, la precipitación media hasta el 18 de septiembre es de 460,6 l/m2, cuando lo normal en el año hidrológico completo es de 499,7 l/m2, lo que supone un déficit del 8%. No obstante, bastaría que en estos próximos diez días se acumulasen en promedio del territorio 8 l/m para que el carácter pluviométrico fuese normal y el déficit se redujese al 6%.
De este modo, a falta de 10 días para finalizar el año hidrológico, dos terceras partes del territorio presentan déficit pluviométrico. La zona más afectadas se encuentra en comarcas del interior y norte de Valencia y del interior y sur de Castellón, con un déficit superior al 25%.
Así, este año ha sido el más seco de los últimos cinco, ya que los cuatro anteriores tuvieron un carácter húmedo o muy húmedo. En concreto, hasta mitad de mayo solo se registraron dos temporales de lluvia más o menos generalizados, los días 11 y 12 de noviembre, con lluvias torrenciales en zonas del norte de Valencia y de la provincia de Castellón, y las precipitaciones que se acumularon bajo la influencia de la borrasca Isaack los días 7 y 8 de febrero, que fue el único temporal de nieve del año, con nevadas en el interior norte de Castellón y espesores de entre 15 y 20 centímetros en la comarca de Els Ports y zonas altas de comarcas cercanas.
Entre esos dos breves temporales hubo largos periodos --90 días seguidos del 10 de febrero a 10 de mayo--, sin apenas precipitaciones. La situación cambió a partir de mitad de mayo, que fue el más húmedo de los últimos 15 años y del actual año hidrológico. Las lluvias de mayo y junio fueron abundantes, sobre todo en el interior, y continuaron hasta el 3 de julio, que dieron paso a otro largo periodo sin apenas lluvias entre el 4 de julio y el 25 de agosto.
Por su parte, el verano ha resultado muy cálido --es el tercero más caluroso desde que hay registros tras los de 2022 y 2003-- y húmedo en la Comunitat Valenciana. Así, este trimestre, junio-julio-agosto, la temperatura media ha sido 24,8°C que es 1,5°C más alta que la del promedio normal (23,3°C) y la precipitación acumulada ha sido 81,6 l/m2, que es un 36% superior a la de la climatología de referencia (60 l/m2).
Las cuatro olas de calor que afectaron a España durante el verano también afectaron a la Comunitat Valenciana, las dos más destacadas se registraron en agosto. La del día 10, un día de viento de poniente en el que se registraron temperaturas máximas extraordinariamente altas, y la que culminó en el día 25, en la que no se registraron valores tan altos como los del día 10, pero que fue más prolongada extensa.
Entre las temperaturas máximas destacan los registros del día 10 de agosto, cuando el viento de poniente elevó las temperaturas por encima de 40 °C en más del 50% del territorio.
El 10 de agosto se superó por 3,4 °C el récord histórico de temperatura máxima en el aeropuerto de Valencia, con 46,8 °C; también en València, con 44,5°C, se registró la temperatura más alta en las distintas ubicaciones que el observatorio ha tenido en la ciudad desde 1869.
En cuanto a las temperaturas mínimas, no hay precedentes de un verano con las noches tan "agobiantes" como las de este 2023. "Las noches tropicales --aquellas en las que no bajen de 20ºC-- ya no es noticia porque han sido todas, ahora ya son tórridas al no bajar de los 25ºC junto a una gran humedad", ha apuntado.
Así, en observatorios centenarios, como el de València o Alicante, con datos desde 1869, las temperaturas mínimas del verano han sido las más altas en más de siglo y medio de datos y ha habido récord de noches tórridas en las que las mínimas no bajaron de 25 ºC en los observatorios de València, con 28, y Castelló de la Plana, con 12.
Además, fue el tercer verano con la temperatura del mar más alta después de 2022 y 2003 y, por segundo año consecutivo, se han superado los 29ºC en la boya de València. En concreto, 29,48ºC y se alcanzaron máximos históricos en la segunda quincena de agosto.