CASTELLÓ. Posiblemente no había un lugar más idóneo donde presentar el nuevo trabajo de la artista Concha Ros que la galería Espai Nivi Collblanc. Será rodeada de naturaleza donde su nueva serie 'Estado Natural' eche a andar. Después de tiempo tratando de entender, reconocer y repensar su propio cuerpo, Ros ha querido centrar su investigación en su entorno. Sonidos, colores y olores para los que ha empezado a dibujar. "Un día levanté la vista, miré a mi alrededor y vi que existe una problemática respecto a la naturaleza. Así que decidí centrar mi investigación en el ecofeminismo. Y es que el proceso de autoanalizarme o autoconstrumirme lo di por concluido en 2020 después de exponer en la Nau la obra Self-made woman".
El centro artístico de Culla acogerá así las últimas creaciones de la valenciana, seis piezas, de las cuales dos tendrán un carácter instalativo. Además, la muestra - comisiarada por Àngela Montesinos- abrirá sus puertas el 7 de octubre, a las 19:00 hora, y contará con un espacio sonoro creado ex profeso por el músico Jorge Marredo. Sonidos extraídos de la propia naturaleza que acompañarán cada una de las piezas. También, el compositor electroacústico Gregorio Jiménez se ha encargado de dotar de música a la obra 'Simbiosis'.
Concha Ros habla con Castellón Plaza del nuevo rumbo que ha tomado su investigación. Un trabajo que continúa poniendo contras las cuerdas el patriarcado, pero desde diferentes ejes. La artista dibuja sobre su entorno deseado. Un entorno en comunión con la mujer.
-¿Cuándo empiezas a trabajar el nuevo enfoque de tu obra?
-Gracias a compañeras como Elena Martí o Juanma Pérez empecé a mirar la naturaleza de otra forma. A través de su lente, empecé a tomar conciencia de lo que suponía en nuestro día a día. Pero, todo se acentuó en el confinamiento. La naturaleza se convirtió en la única vía de salvación posible para el ser humano. Sin embargo, recuerdo ver los delfines nadando en los canales de Venecia y pensé, ¿qué estamos haciendo? Si esto no es lo habitual. Desde ese día, levanté la vista y miré a mi alrededor y vi que existe una problemática respecto a la naturaleza.
-Y empiezas a adentrarte en el ecofemisnimo.
-Sí, el ecofeminismo surgió hace unos 50 años, pero como casi todos los movimientos sociales que se originan en Estados Unidos, tardan en llegar a Europa. Yo llevo tres años leyendo mucho de ello, a Alicia Puleo y sobre todo a Blanca de la Torre. A raíz de desastres ocasionados por el capitalismo, como el de Chernobyl, teorías feministas empiezan a encontrar puntos de contacto entre el perjuicio que sufre la naturaleza, debido al patriarcado, y el que sufre la mujer, por el vínculo especial que siempre se nos ha atribuido a los cuidados. Actualmente el problema no está tanto en el primer mundo, evidentemente, pero sí en comunidades en las que las mujeres tienen que hacer sacrificios para encontrar agua o comida y se están levantando campos de cultivo que las obligan a desplazarse hasta 50 kilómetros. Además, se ha demostrado que los químicos que genera la contaminación se almacenan con mayor facilidad en el tejido adiposo de la mujer. Hay una serie de causas por las que como feminista acabas implicándote.
Además, independientemente de cuál fuera el origen del covid, estos "accidentes" suceden porque nuestro ecosistema está resquebrajándose y nosotros somos parte del problema. No obstante, hay algo claro, el planeta sobrevivirá porque será capaz de transformarse, pero nosotros no.
-Trasladar todas estas reflexiones al papel debió ser un reto.
-En realidad he pasado de dibujar en papel -aunque no lo he abandonado del todo- a dibujar sobre madera. Pensé que era muy coherente, si dejaba de mirarme el ombligo y observaba la naturaleza, tenía sentido hacerlo así. Porque aunque el papel viene de la madera, es como echar un paso atrás.
Por otra parte, todos los dibujos que estoy haciendo últimamente tienen plantas. Se nota una actitud mucho más observadora. Antes mis dibujos casi siempre eran contenidos, había mayor introversión. Ahora mi actitud es absolutamente opuesta. Miro al sol o camino entre plantas para sentir el tacto. En realidad no hago más que transcribir sensaciones que me gustan de esta nueva etapa en mi vida. Siempre he dibujado mis propias emociones, pero ahora hay una mirada más hacia fuera.
-¿Con estas piezas has podido decir todo lo que sentías o habrá más en un futuro?
-Sí seguramente sí. No creo que acabe aquí, tengo previsto continuar. Además, de las piezas que se verán en Espai Nivi, solo hay una creada ex profeso para ahí. El resto son obras que han sido finalistas en premios o se han expuesto en lugares emblemáticos, pero nunca habían estado reunidas en una sola exposición. Por lo que de alguna manera, es como el pistoletazo de salida de mi nueva investigación.
-Concibes el arte no solo como un medio de expresión, sino de estudio, ¿por qué?
-Soy una persona a la que le interesan mucho las cuestiones sociales. Me interesa mucho la filosofía y la educación, pero defiendo también la autonomía del arte. La artista no tiene porque suplantar el papel de un investigador que solo y exclusivamente se dedica a eso. Sigo defendiendo la capacidad de emocionar y de conmover de una pieza y como sustentarse por sí misma. Aunque hay obras conceptuales impresionantes. La muestra de Mona Hatoum en el IVAM me dejó extasiada.