CASTELLÓ. Los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Castelló se dejaron llevar este jueves por la ambiente preelectoral para convertir en un mero trámite el pleno ordinario de febrero. La puesta en escena, con cruces dialécticos entre el Fadrell y la oposición, caracterizó una sesión marcada, además, por las protestas de los sindicatos en la plaza Mayor para reivindicar mejoras en la Policía Local y la carrera profesional.
Las intervenciones de los portavoces se limitaron a dos debates. El primero, a propósito de la aprobación del II Plan Municipal de la Infancia y Adolescencia, y el segundo sobre la moción presentada por el Partido Popular para solicitar la paralización de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que murió en la orilla al ser rechazada por la mayoría que conforman el equipo de gobierno (PSPV, Compromís y Podem-EUPV).
Palabras como "demagogia", "ideología", "capricho", "cinismo", "imposición" o "fake news" se repitieron en las peroratas de unos y otros. Los líderes del PP, Cs y Vox, Begoña Carrasco, Vicente Vidal y Luciano Ferrer, respectivamente, porfiaron en su táctica de desgastar públicamente al Fadrell. Al margen de sacar a relucir la polémica supermanzana peatonal, surgieron los recurrentes temas de las reformas de la avenida Lidón y plaza de la Paz, las fiestas y la falta de recursos de los cuerpos de seguridad.
El grupo socialista, en nombre del gobierno municipal, afeó a la oposición su visión "sesgada" de la realidad. En este sentido, el concejal de Movilidad, Jorge Ribes, acusó al principal partido de la oposición de presentar una moción [la Zona de Bajas Emisiones] llena de "contenido falaz", "A menos de tres meses de las elecciones fían su estrategia a confrontar desde el cinismo", afeó a Carrasco.
La alcaldable popular, en su defensa de la iniciativa, pidió al Fadrell seguir el modelo de Vila-real, localidad gobernada por el PSPV, cuyo alcalde, José Benlloch, ha pedido una moratoria para implantar la ZBE. Además, reivindicó "mayor participación ciudadana" en la elaboración del proyecto, "porque va a cambiar la idiosincrasia, los usos y costumbres de los castellonenses". En concreto, aludió a las restricciones "de 100.000 vehículos semanales al centro" y a las dificultades de aparcamiento. "La ley no habla de metros cuadrados ni tampoco de superficie. Solo deja en manos de los ayuntamientos el diseño. Ustedes no van a ayudar a mantener vivo el comercio".
Ribes recriminó a Carrasco por "crear un marco apocalíptico" y recordó que la supermanzana todavía no está en marcha. Asimismo, aclaró que sí podrán circular los turismos. En concreto, los de los residentes y trabajadores de las zonas afectadas. Del mismo modo, explicó que informes de distintos especialistas acreditan que las peatonalizaciones mejoran los beneficios de los comerciantes.
En su crítica a la portavoz del PP, Ribes advirtió que otros ayuntamientos controlados por la derecha cuentan o trabajan en la activación de Zonas de Bajas Emisiones, como Madrid, Almería o Zaragoza. En este punto, lanzó un dardo a Vila-real, "un municipio que no ha hecho los deberes a tiempo", señaló para justificar esa moratoria solicitada por Benlloch.
A pesar de las diferencias mostradas en los debates, la corporación aprobó tres declaraciones institucionales para culminar el pleno antes del apartado de ruegos y preguntas. La primera acerca de la tolerancia cero contra la mutilación genital, la segunda de rechazo a los ataques a las organizaciones políticas y la última de apoyo a todos los afectados por el terremoto acaecido en Turquía y Siria.