CASTELLÓ. El uso de energías renovables es de vital importancia para afrontar retos críticos a nivel mundial como el cambio climático y el calentamiento global, en un marco de escasez energética y de encarecimiento de los combustibles fósiles. Una de estas energías renovables es el biogás, un gas que procede de la biodegradación de una gran variedad de residuos orgánicos entre los que se encuentran lodos de aguas residuales, fracción orgánica de residuos municipales o estiércol, entre otros.
La producción de biogás a través de la digestión anaerobia está experimentando un crecimiento exponencial en Europa en los últimos años, ya que puede ser producido localmente, permite tratar residuos orgánicos, generar energía limpia, y favorece el desarrollo sostenible o la acción por el clima.
En este contexto se desarrolla el proyecto FertiLab (PLEC2022-009252) del que Facsa forma parte y que está financiado por los fondos Next Generation de la Unión Europea, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España (Ministerio de Ciencia e Innovación).
El principal objetivo de esta iniciativa es dar una segunda vida al subproducto resultante de una de las fases de la depuración del agua, conocido como lodo digerido (o digestato), mediante su conversión en tres tipos de productos de gran interés para la agricultura sostenible.
Durante los tres años que durará el proyecto (diciembre de 2022 - noviembre de 2025), FertiLab buscará convertir los lodos resultantes de las aguas residuales en tres tipos de productos de gran interés para la agricultura sostenible. En primer lugar, en fertilizantes o abonos minerales enriquecidos con nutrientes presentes en estos lodos. En segundo lugar, en Biopesticidas, mediante una fermentación en estado sólido del lodo. Y, por último, en bioestimulantes, también mediante fermentación en estado sólido del lodo. Entre las ventajas de estos productos se incluyen, un mejor crecimiento de las plantas, mayor producción y una mejora de la calidad del cultivo, entre otras.
Con todo ello, el proyecto pretende lograr una mejora de la sostenibilidad en la agricultura a nivel territorial basándose en los principios de agroecología, ya que propone cambiar el escenario actual de agricultura intensiva por estrategias más locales, en las que se cierran ciclos de nutrientes y utilizan enmiendas orgánicas en sustitución de productos químicos de alto impacto ambiental, como los fertilizantes minerales y pesticidas químicos.
Por otra parte, Fertilab incluye la evaluación del posible uso y aplicación de los bioproductos obtenidos, fomentando la comercialización y la aceptación en el mercado de nuevos ingredientes agrícolas de base biológica. Además, se aplicará el concepto de “Living Lab” para abordar la fertilización sostenible con la participación de distintos agentes, que actuará como catalizador hacia la implementación de una plataforma abierta en la que se puedan abordar nuevas propuestas agrícolas desde el punto de vista técnico, medioambiental y económico.
En el consorcio del proyecto, del que forma parte Facsa, participan tres universidades, dos centros de investigación y un socio industrial: la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) con el grupo de compostaje (GICOM) liderando el proyecto, la Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTech (UPC), la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), el Basque Centre for Climate Change (BC3) - Klima Aldaketa Ikergai. El presupuesto financiable del proyecto es de 643.662€.