CASTELLÓ. Fue por los videoclips que veía en la televisión que Joan Broch empezó a interesarse por el baile. Ahora es él propio bailarín de Benicàssim el que acompaña a cantantes como Rosalía o Lola Índigo en algunas de sus actuaciones. Formó parte del show que la 'motomati' ofreció en los premios de los 40 Principales y también ha trabajado con el italiano Mahmood en el rodaje del videoclip de 'Klan' o con Karol G en la canción 'Gatúbela' y Nathy Peluso en 'Emergencia' . Toda una oportunidad para dar a conocer su talento que le llegó a Broch tras la pandemia.
"En este tiempo he experimentado un crecimiento muy rápido. Siempre me había gustado el baile, me llamaba la atención y sabía que quería llegar a ser coreógrafo de artistas algún día, pero hasta los 21 años no tuve un contacto serio con el baile. De pequeño ya me gustaba, bailé de los 10 a los 12 años, pero lo dejé para hacer baloncesto", cuenta Broch, quien ahora imparte clases coreográficas en València, en Home Dance Studio, y en Barcelona, en Quality Dance Studio. "Después de retomarlo, me fui a vivir a Londres tres años para formarme y me sirvió de mucho. Al volver, esos conocimientos que adquirí interesaron y empecé a trabajar en una de las escuelas más reconocidas de España, lo que me ha abierto otras oportunidades", explica.
Son cada vez más los cantantes españoles que están convirtiendo sus directos en esos espectaculares shows que las artistas americanas llevan décadas ofreciendo. "Da un plus al directo", opina Broch, quien aún así señala que "los bailarines en España están lejos de alcanzar el protagonismo que tienen en Estados Unidos". "Muchas veces ocurre que los bailarines somos una parte más del decorado de los cantantes. Cuando lo realmente interesante es que todo forme parte de un mismo concepto. Lo que hacemos va más allá de bailar sobre el escenario", manifiesta el benicense.
Este trabajo parece entenderlo a la perfección Lola Índigo, quizá porque precisamente Mimi Muñoz, además de cantante, es también bailarina. "Lola Índigo cuida mucho esto y también da a los bailarines su momento".
Aun así, todavía son muchos los cantantes que no contratan a bailarines para su show. "Normalmente se hace cuando el artista ha alcanzado cierta popularidad", puntualiza el coreógrafo. Y es que, para cada directo hace falta una inversión que artistas más emergentes posiblemente no pueden permitirse.
Como sea, los bailarines se han cansado de esperar y ya no dependen únicamente de los cantantes para montarse sus propios clips y darse a conocer. Trabaja Joan Broch en La Caja Negra, un estudio de producción audiovisual especializado en danza, donde cada creador puede alquilar una sala de filmación y grabar sus coreografías. También, el propio espacio impulsa producciones y acoge audiciones profesionales.
"Sin las redes sociales no habría conseguido lo que tengo. La semana pasada me llamaron para trabajar en Sevilla y la próxima semana estaré en Alemania", cuenta el castellonense, quien reconoce que en cuanto fue consciente de las puertas que abren plataformas como Instragram o TikTok, empezó a invertir más en la creación de contenido. "Hay mucha gente que baila bien, pero a veces no importanta tanto la calidad, como que te sepas vender. Todas las semanas tienes que estar haciendo vídeos para que la gente tenga ganas de aprenderse tus coreografías".
En esto Broch no tiene problema, pues lo que más le gusta es precisamente crear coregrafías y compartirlas. "Me inspiro mucho en la lírica de la canción. Intento expresar lo que me sugiere. Normalmente son temas en castellano para que la gente se identifique y lo sienta más".
Sobre con quién le gustaría trabajar, el creador responde: "No sabría decirte un nombre en especial, aunque ojala pueda seguir trabajando en España, porque me gusta vivir aquí. El problema es que no se invierte en danza y es complicado".
Pueden pasarse los bailarines horas entrenando y formándose, y sin embargo, su esfuerzo físico no se ve suficientemente recompensado. "En realidad, somos como atletas. Para dedicarte a esto, el baile debe ser tu vida, debes dedicarle tiempo todos los días. Entrenar mucho. Al final es una competición, aunque hay que saber compartir. Pero, tienes que tener aguante, porque hace falta entrenar mucho. Yo llego a casa y no puedo ni mover el cuerpo", explica el profesional.
A esto hay que sumarle, si es el caso, la hora y media que suele durar el concierto de una artista o el tiempo que se invierte en el rodaje de un videoclip o en un ensayo.
La realidad es que aunque los bailares han ganado mucha visibilidad en los últimos años, todavía trabajan en un sector precarizado. "Rendimos lo mismo que un atleta, pero no contamos con sus facilidades", opina Broch, quien en su caso está continuamente formándose, para poder ofrecer nuevas creaciones y permanecer en el circuito. Algo que, sin duda, también es complicado.