CASTELLÓ. Acaba de recibir Juan María Calles el premio de Poesía Leopoldo de Luis 2021, otorgado por el Ayuntamiento de Madrid, por su poema 'Como si fueras el otoño'. Un galardón que se suma a otros reconocimientos que hacen de su carrera como escritor no solo una vía de escape de sus otras profesiones. Calles, que también es profesor de lengua y literatura, es bien conocido en la provincia por haber sido Subdelegado del gobierno en Castellón (2004-2007), portavoz por el PSPV (2007-2011) y concejal en el ayuntamiento de Castelló (2011-2015). Ahora bien, es la literatura la que le acompaña desde su juventud. "Me siento profundamente realizado como escritor, como profesor, como poeta. Afortunadamente pude abandonar la actividad política cuando quise y como quise", señala el cacereño a Castellón Plaza. Juanma Calles -como también le gusta que le llamen- responde a las preguntas de este diario, para analizar, entre otras cuestiones, por qué tantos políticos escogen la literatura como una nueva forma de empezar en la escena pública.
-En 2015 cierra su etapa política, ¿le ha servido la poesía para dar un giro a su vida?
Sí, claro. La poesía siempre fue mi vida y mi hoja de ruta, mi fiel compañera. Siempre quise ser poeta. La poesía es una forma de vivir la vida, una forma de estar en el mundo en que verdad y belleza pueden aunarse en una obra concreta. La poesía es compromiso de verdad y belleza en un mismo acto de creación literaria.
-¿Cree que algún día podrá ser solo el escritor Juanma Calles o siempre estará la sombra de la política cerca?
-Soy poeta y me siento poeta desde siempre. He sido, soy y seré -humildemente- el escritor Juanma Calles. No echo de menos en absoluto la actividad política. Fue una etapa de mi vida, un compromiso que terminó. La actividad literaria siempre me ha acompañado desde muy joven. La elección de mi vida fueron la poesía y la literatura, y con esa labor -escritor y profesor de literatura- me gano la vida. Afortunadamente tenía una profesión y un oficio que ejercer, por eso pude abandonar la actividad política cuando quise y como quise. Me siento profundamente realizado como escritor, como profesor, como poeta.
- ¿Todo político tiene alma de escritor? Son muchos quienes han escogido este camino tras años en el poder…
-No, no es frecuente que los políticos de este país tengan alma de escritor. De hecho, mirando la actualidad podemos comprobar que muchos políticos españoles no tienen alma. Creo que la clase política española ha supuesto una enorme decepción para los ciudadanos, por su falta de compromiso con los humildes de la historia, por su falta de honestidad, por su falta de preparación… Paul Preston hablaba en Un pueblo traicionado de corrupción, incompetencia y división social durante siglos, como constantes de la triste historia de España. Y parece que no hemos cambiado. Aquí en la Comunidad Valenciana siguen los mismos políticos y políticas de hace muchos años, de toda la vida, sucediéndose en un ejercicio del poder decepcionante, eso que se ha llamado “la vieja política”. Si somos lo que leemos, muchos políticos son sencillamente… nada.
¿Políticos que se convierten en escritores? Hay políticos que, finalmente, publican sus memorias en un intento de lavar su lamentable actuación pública. A saber quién les escribe esos libros… Que la historia los juzgue.
-En su caso, ¿la poesía le buscó a usted o fue usted quien la buscó?
-La poesía formó parte de mis lecturas infantiles, en mi familia mis padres eran maestros de escuela, y cuidaron de que todos los hermanos tuviéramos una educación lo más completa posible. Me gustó leer y leer desde pequeñito. Desde un primer momento amé la lectura y en la lectura descubrí un mundo nuevo y distinto, y una forma diferente y maravillosa de vivir y entender la realidad, una forma de aprender y viajar, de conocer nuevos mundos y realidades. Con frecuencia le insisto a mi alumnado en que la lectura nos abre puertas, nos puede ayudar a ser mejores. La poesía ha sido siempre mi más fiel compañera a lo largo de los años. Y yo siempre le he sido fiel a la poesía como forma de entender el mundo, de cantar los dones de la existencia, de aunar belleza y verdad en la vida. Ha supuesto siempre una forma de resistencia y superación. Como nos recordaba aquella película memorable, entrar y escuchar el mensaje del club de los poetas muertos, reconocer el mensaje de los autores clásicos con su belleza y verdad a lo largo de los siglos.
-Ha recibido diferentes premios por sus escritos. ¿Supone, en este caso, un reconocimiento mayor?
-La poesía no es un género literario que venda mucho, y todavía resulta difícil para muchos poetas publicar sus primeros poemas. Los premios suponen una forma de reconocimiento, una posibilidad de publicidad y una forma de publicar para muchos poetas. En mi caso, los premios siempre han supuesto una puerta abierta a conocer experiencias, editoriales y otros poetas, amigos, compañeros de viaje. Estoy orgulloso de cada uno de mis premios. El Premio Adonáis, por ejemplo, con 23 años, fue toda una oportunidad para publicar mi primer libro de poemas en una editorial magnífica a través de un premio de reconocido prestigio internacional. Yo estaba haciendo entonces la mili en Madrid. Fue el inicio de una carrera editorial que venía precedida de una clara vocación literaria en mi caso. Significó cruzar un umbral maravilloso del que ya no se vuelve…
-No siempre hace poemas, también ha escrito varios ensayos sobre Max Aub. ¿Qué fue lo que más te atrajo de su obra?
-Max Aub es un escritor singular y emblemático de nuestra Edad de Plata, de la Generación de la República y su nomadismo es todo un síntoma de la historia de Europa: francés de ascendencia judía, exiliado en España y luego en México, valenciano, socialista… pero enamorado siempre profundamente de España. Enseguida me sentí identificado con este escritor poliédrico, multiforme, cultivador de distintos géneros: poeta, novelista, dramaturgo, ensayista. Aub nos enseña una forma de ejercer la escritura con honestidad, con integridad, que le causó muchos disgustos personales. Su independencia le costó la salida del Partido Socialista durante décadas. Aunque hace unos años fui testigo del Congreso en Valencia en que se le devolvió el carnet del partido a su familia.
A través de Max Aub he ido aprendiendo mucho de la cultura literaria y política española de nuestro convulso siglo XX. Ahora acaba de salir publicada mi edición crítica de su libro Poesía española contemporánea, dentro del volumen de Ensayos junto a otros investigadores de la Universidad de Valencia. Max Aub decía aquello tan importante: “Tres clases de hombres: los que cuentan su historia, los que no la cuentan, los que no la tienen”.
-¿Es importante no autocensurarse al escribir?
Escribir es un acto de libertad. Los libros y la literatura, los espacios de cultura y de creación artística deben ser espacios de libertad. No podría entender ninguna forma de censura, ni interna ni externa, en la creación literaria. A lo largo de la historia tenemos ejemplos espléndidos de creadores que se han resistido a cualquier tipo de censura. Unamuno, Azaña, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández, por ejemplo.
-¿Cuál sería la línea roja que nunca cruzaría?
-La honestidad, la honestidad marca siempre la línea roja de una persona, e igualmente de un escritor.
-Y volviendo a la política, ¿cómo ha vivido estos últimos años desde fuera?
-Con preocupación y con decepción. Con preocupación por la situación política de radicalización y ascenso de la violencia y la desigualdad en el mundo, y también en nuestro país. Preocupación por la progresiva degradación ambiental y los peligros que conlleva el cambio climático. Con profunda decepción por la falta de liderazgo de nuestra clase política, enzarzada continuamente en batallas internas para mantenerse en el poder, despreocupada por solucionar los problemas y mejorar el día a día de los ciudadanos.
-Con sus aciertos y desaciertos, lidiar con una pandemia no parece trabajo fácil. ¿Pero, se ha perdido, por momentos el control de lo que estábamos viviendo?
-Estamos en una situación mundial excepcional de pandemia. Nos encontramos ante un cambio de ciclo económico y cultural, en un cambio de ciclo ambiental, en un cambio de edad. Nada va a ser lo mismo. Creo que el comportamiento de la ciudadanía española, salvo pequeñas excepciones, ha sido y es ejemplar. Ojalá la clase política estuviera a su altura. Los ciudadanos se sienten decepcionados ante una clase política que no cumple sus promesas ni sus compromisos, una clase política (unos y otros) que no ha sabido estar a la altura de los tiempos y cuya única preocupación es mantenerse en el poder. Una vez más, lo mejor de este país son sus ciudadanos.
-¿Cuáles son los planes de Juanma Calles? ¿Habrá poesía por mucho tiempo?
-La poesía es eterna. Mis planes son seguir trabajando, seguir amando y seguir caminando ligero de equipaje, como nos enseñó don Antonio Machado, comprometido con la realidad y la sociedad de mi tiempo. Ese es mi compromiso como poeta, como profesor, como ser humano. Es importante recordar aquellos versos tan escuetos “a mi trabajo acudo, con mi dinero pago”. Son todo un ejemplo de cómo estar en el mundo para poetas y para políticos. Mis planes literarios pasan por ver editado mi último poemario Discurso del nómada, Premio Flor de Jara 2021, en los próximos meses, e intentar que este poema 'Como si fueras el otoño', Premio Leopoldo de Luis 2021, pueda llegar al máximo de lectores. Seguir escribiendo y, por supuesto, que mis alumnos y alumnas acaben amando la lectura y la literatura.