CASTELLÓ. El sector citrícola valenciano se pone en guardia ante la posibilidad de que una nueva plaga lo deje mortalmente herido. Por si no fuera poco con la afección de enfermedades llegadas de fuera en los últimos años, como el cotonet de Sudáfrica, el principal cultivo de la Comunitat alerta de que cinco de las siete plagas declaradas como prioritarias por la Unión Europea y que afectan a los cítricos le suponen ya una "amenaza directa", destaca la patronal del sector.
La cifra se eleva después de que, por primera vez en Europa, en Portugal se haya detectado daños a los cítricos por parte de la subespecie de la bacteria Xylella fastidiosa, denominada a su vez fastidiosa. Lo curioso del caso es que esta no es la subespecie que hasta ahora se había determinado que podía afectar a estos frutales, la pauca, sino otra diferente de las tres que existen.
De ahí que el Comité de Gestión de Cítricos haya dado la voz de alarma. Afortunadamente, no se trata tampoco de la subespecie que ha causado estragos en los cultivos de almendra en Alicante (en este caso la multiplex, de ahí que no haya afectado a los cítricos) pero esto no evita los recelos de los empresarios del sector. No en vano, a lo largo de Portugal ya se ha extendido el vector del HLB o greening -otra de las plagas prioritarias que amenazan a los cítricos- y del que acaba de ser certificada su capacidad de transmisión. Además, las Islas Baleares albergan las tres subespecies de Xylella y alguno de sus vectores ya está en la Comunitat.
Además de estas dos plagas, las más peligrosas para la citricultura mundial (la Xylella provoca la clorosis variegada, muy feroz en otras zonas del mundo y el greening es su principal problema en el planeta), precisamente porque las provocan bacterias, las otras tres amenazas directas para la citricultura valenciana son la falsa polilla (Thaumatotibia leucotreta), para evitar la llegada de la cual la UE ha impuesto el tratamiento en frío a la naranja de Sudáfrica, aunque está por ver su cumplimiento real; la mancha negra (Phyllosticta citricarpa), también presente en Sudáfrica o Argentina, que llega en numerosos envíos y de la que ya se conoce su adaptabilidad al clima mediterráneo pues tiene un foco activo en Túnez; y la mosca oriental de la fruta (Bactrocera dorsalis), de la que en Italia se ha consolidado un foco. Todas estas afecciones están top 20 de los patógenos foráneos con mayor impacto económico, social y medioambiental, según la Comisión Europea.
Ante esta situación, desde el Comité de Gestión de Cítricos hablan de un "estado de alerta fitosanitaria permanente", ante lo cual no ayudan "las mayores restricciones en materia de fungicidas e insecticidas", que desde Bruselas provocarán la reducción del 50% del uso de los plaguicidas químicos en ocho años. Y todo ello mientras desde comienzos de siglo han llegado a la citricultura española hasta 16 plagas y enfermedades foráneas.
En esta situación, la patronal citrícola estatal pide que en la Comisión Europea evalúen las consecuencias que la eliminación de materias activas tendrá, no solo para el control de plagas -por mermas, pérdidas económicas y caídas del rendimiento- sino por las resistencias que puedan generarse en los patógenos al repetir tratamientos con las pocas sustancias autorizadas que queden. Además, reclama medir y armonizar los tiempos de transición para compaginar el avance de la lucha biológica, aún incipiente, con la paulatina retirada de estos productos.