CASTELLÓ. La dependencia que tiene la economía de Castellón del sector azulejero deja una evidencia más, esta vez a cuenta de los últimos datos del tráfico de mercancías en el Puerto de Castellón, que cerró el año 2023 con un notable descenso cercano al 25%. Unos registros que han hecho que el recinto portuario de Castellón haya cedido un puesto en el ranking estatal de puertos y haya salido del 'top 10' español.
Así lo reflejan los últimos datos estadísticos mensuales recogidos por Puertos del Estado, referentes al tráfico marítimo de diciembre, según los cuales la Autoridad Portuaria de Castellón (APC) movió a lo largo de 2023 un total de 15,7 millones de toneladas anuales. O lo que es lo mismo, nada más y nada menos que un 24,8% menos que el año anterior, cuando cerró el ejercicio con casi 21 millones de toneladas.
La reducción es de tamaña envergadura que el Puerto de Castellón es el único de los grandes que baja a dos dígitos: por detrás en la caída quedan Barcelona (-9,7%) o Huelva (-6,4%). Y si se tiene en cuenta otros con los que se pueda comparar, sólo el Puerto de Ferrol pierde más tráfico que el castellonense, con una merma del 28,4%.
De esta manera, el recinto portuario de Castellón ha cerrado el año continuando la tendencia a la baja registrada durante los primeros meses del ejercicio, e incluso empeorándola. Si en 2022 alcanzó la novena posición en el ranking de tráfico de Autoridades Portuarias, ahora se queda el undécimo tras ceder los puestos a los puertos de Gijón y Baleares, con casi 19 millones y 16,2 millones de toneladas respectivamente.
Aunque la caída es general en los diferentes segmentos de mercancías, los datos reflejan que es peor sobre todo en el de los graneles sólidos. Aspecto reseñable especialmente en el caso de Castellón, donde buena parte de estos productos corresponden a materias primas de la industria azulejera. Lo cual revela, precisamente, las mermas importadoras del clúster cerámico, inmerso en una profunda crisis de demanda y de producción, como ya han dejado claro los últimos datos anuales.
Así pues, PortCastelló cerró el año 2023 con un tráfico de graneles sólidos de 6,4 millones de toneladas, lo que supone un hundimiento del 29,3% respecto al año anterior, que alcanzó los 9,2 millones de toneladas. Una caída tan importante que el recinto castellonense, que era el tercer puerto español en movimiento de graneles sólidos, cae ahora al cuarto puesto superado por Cartagena, cuya tendencia contrasta de manera importante (sube un 17,9%), al igual que otro de los enclaves cercanos, el de Tarragona, que crece un 8,9%.
Otro de los pilares del tráfico portuario es el de los graneles líquidos, donde el comercio de hidrocarburos desde la refinería de BP en Castelló tiene especial importancia. Sin embargo, esto no ha tirado del resultado portuario, que ha registrado una merma de, 20,6% en el tráfico de graneles líquidos hasta los 8,1 millones de toneladas durante el año pasado. En este caso, también contrasta con otros puertos dependientes especializados en graneles como el de Tarragona, que crece un 16,4% en este segmento hasta los 20,5 millones de toneladas.
Los datos no hacen más que confirmar las malas previsiones que tenía el Puerto para el cierre del ejercicio, afectado tanto por los problemas de demanda del sector cerámico como por la crisis en mercados estratégicos Ucrania, Rusia, Israel y Argelia, tal como explicó su nuevo presidente, Rubén Ibáñez, el pasado mes de diciembre, cuando pese a los malos registros aseguró ver con "esperanza" 2024 y confió en una mejora de la situación por los tráficos previstos y la posible reapertura del mercado argelino.
Asimismo, Ibáñez explicó la intención de diversificar los tránsitos, intentando cerrar dos nuevos tráficos, uno vinculado en el cereal, un mercado "muy atractivo" que ha generado interés en operadores, y otro, el refuerzo del tráfico de contenedores para el azulejo además de confiar en que las exportaciones de cítricos "tengan un efecto tractor".