CASTELLÓ. La Unión Temporal de Empresas (UTE) compuesta por Becsa y Telecso y la mercantil Pavasal se postulan para ejecutar la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Castelló. Se trata de las dos únicas concurrentes para asumir el contrato de 8,3 millones de euros (más 1,7 millones en concepto de IVA), con un plazo de 25 meses, tras finalizar el periodo de presentación de ofertas el pasado 24 de mayo.
Ambas aspirantes ofrecen distintas mejorías respecto a las condiciones del anteproyecto una vez realizada la apertura de las plicas con los criterios técnicos o basados en juicios de valor. En el caso de la primera, cifra en 224.895,78 euros sus propuestas, que consisten en incluir inspecciones de colectores con cámara TV y con georradar, proteger las raíces de los árboles, incrementar la sección de firmes, reciclar los áridos de demolición y emplear tanto pavimento fotocatalítico como asfalto fonoabsorbente. La segunda valora sus aportaciones en 225.421,65 euros y contempla, como más añadidos destacados, dispositivos de control de calidad ambiental, pasos peatonales inteligentes, sensores de detección de ocupación de plazas, radares pedagógicos, indicadores de mensajería variable y paneles informativos del número de aparcamientos libres.
Ahora, la Mesa de Contratación debe baremar las ofertas para con posterioridad abrir los sobres con los aspectos económicos. La suma total permitirá dilucidar la UTE o empresa ganadora, lo que marcará la cuenta atrás de la ejecución al existir una hoja de ruta mucho más definida.
La supermanaza (o plataforma Modal 1) abarca una amplia extensión de 750.000 metros con 9 zonas peatonales. En una primera fase (dos áreas), se proyectan cambios en las rondas Mijares y Magdalena, la plaza Columbretes, las avenidas Gobernador y Casalduch y las calles Orfebre Santalínea, Cerdán de Tallada, San Roque, Sanahuja, Guitarrista Tárrega y Lepanto. La demarcación comprende 6.500 viviendas y una población próxima a los 23.000 habitantes.
Ante la complejidad de la obra civil por el urbanismo irregular de Castelló, el anteproyecto plantea soluciones a la carta en función de las características de cada vial. En concreto, sugiere a la futura adjudicataria de la redacción del proyecto hasta siete tipos diferentes de peatonalización, que varían según el ancho de la arteria y singularidades de las construcciones.
La ZBE está cofinanciada con fondos europeos Next Generation en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Esto significa que resulta imperativo cumplir los plazos marcados desde Europa para garantizar la inversión. De acuerdo con dicha exigencia, las obras de la primera fase deben arrancar en la primavera de 2023 para estar acabados antes del 31 de diciembre de ese año.
Los trabajos estriban básicamente en construir una plataforma mixta que prime el tránsito peatonal y ciclista (calles semipeatonales). Además, se prevé la instalación de cámaras que restrinjan el paso de vehículos a motor, es decir, lo que se ha hecho en la zona centro para suprimir los bolardos.
En cumplimiento con lo que establece Bruselas para ciudades de más de 50.000 habitantes, los objetivos de la supermanzana persiguen reducir las emisiones de CO2, potenciar la peatonalización, promover el uso de la bicicleta y movilidad personal, mejorar la accesibilidad al entorno y aumentar el espacio verde urbano.