CASTELLÓ. La mayoría de las personas en tratamiento por adicciones –tóxicas y no tóxicas- atendidas por Patim en el último año admiten que han barajado el suicidio como una “forma para acabar con su problema y sufrimiento”. Una ideación que, en algunos casos, ha progresado hasta dar lugar a tentativas que incluso han repetido en varias ocasiones. El 33% de las personas de la comunidad terapéutica Los Granados, que Patim gestiona en Castelló, admiten intentos recurrentes durante su etapa de consumo o juego.
“Reconocían la vivencia del suceso, del intento, como algo doloroso y, en la medida que se estabiliza su proceso, lo viven como algo negativo, con vergüenza, tristeza y pena y no les gusta verbalizarlo, especialmente a los que lo han intentado”, explica el psicólogo de Patim, Julio Abad, que está impartiendo varias formaciones específicas para las personas de los centros de tratamiento residencial y ambulatorio de la entidad en Castelló y Valencia.
El objetivo es dotar de herramientas a los pacientes para que sean capaces de detectar cuando empieza a bajar su estado de ánimo y trabajar las ideas irracionales sobre las que construyen la ideación suicida.
“El tema de acabar con la vida no se lo plantean, más bien es terminar con el dolor que les generan las deudas acumuladas, los juicios, la presión general, el daño causado a sus familias, el hastío por una etapa de largo consumo, la violencia machista… Creen que la única solución es quitarse de en medio”, añade Abad. En total, unas 45 personas en lo que va de año. “Intentamos reconducir la situación hacia las consecuencias que tendría para sus familias; hacia el dolor, que sigue estando ahí, y las deudas también”.
En los últimos años se ha incorporado, de forma transversal, el abordaje del suicidio en la población atendida por Patim. Antes de la pandemia, se intervenía de forma concreta en aquellos casos vinculados con patología dual o salud mental, pero en la actualidad se ha incorporado como un área más de la organización sobre la que se actúa de manera específica con toda la población atendida, con carácter colectivo en los grupos de tratamiento y en las sesiones individuales.
“Durante cincuenta años se ha mantenido un silencio social y clínico frente al suicidio que, por fin, hemos roto. Ahora debemos aportar respuestas para frenar una de las principales causas de mortalidad en España y también para deshacer muchos estigmas a su alrededor, que afectan a la persona, pero también a sus familias”, explica el presidente de Patim y sociólogo, Francisco López y Segarra, consciente de que no existe un plan de prevención del suicidio común para todas las comunidades autónomas.
Cada día se quitan la vida 11 personas en España. Y el número de suicidios registrados crece de forma paulatina en todo el estado. Según los datos del INE, fueron más de 4097 personas en 2022 (+2,3%).
En la actualidad, es la principal causa de muerte externa –no causada por enfermedades del organismo- por delante de caídas accidentales, ahogamiento y accidentes de tráfico. La mitad de quienes se suicidaron tenían entre 40 y 64 años y los de más de 65 años sumaron un 31%.
“Que no nos callen” es el lema de la campaña impulsada por la asociación la Barandilla, a la que se ha sumado Patim para reclamar un Plan Nacional de
Prevención del Suicidio.
“El consumo de sustancias es un factor de riesgo para el suicidio, por eso hemos abierto una nueva puerta en Patim para quienes sienten que se les cierran las puertas, incorporando la intervención sobre la conducta suicida entre nuestros ámbitos de actuación”. Un marco de actuación alineado con las líneas estratégicas del Plan de Acción de Salud Mental promovido por el Ministerio de Sanidad.