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'El Jardín de Ceres' logra entrar cada año en los premios de barcelona

Wonderpun, el dúo que ha colocado sus fanzines autoeditados entre lo mejor del manga

27/05/2022 - 

CASTELLÓ. Dicen Paula González y Diego Iglesias (Castelló, 1991) -juntos conocidos como Wonderpun- que "el fanzine vive un gran momento". Y es que, aunque "en el mundo del cómic no tienden a llover los proyectos", ellos solos, a través de las redes sociales, han logrado captar a numerosos lectores con su serie manga autoeditada El Jardín de CeresTanto ha gustado su debut en el mundo de los fanzines que los tres volúmenes que llevan publicados han sido nominados a los Premios Manga Barcelona. Unos galardones donde es el público quien establece cuáles han sido las mejores publicaciones del año, mientras que un jurado profesional selecciona, finalmente, los ganadores. En su caso, El Jardín de Ceres ha sido nominado en las ediciones de 2019 (por su capítulo 0), 2020 (por el capítulo que da inicio a la trama) y 2021 (por el segundo capítulo), obteniendo el máximo galardón en 2020. 

"Que hayamos estado nominados todos estos años significa que hemos logrado conectar con el público y que quieren seguir con nosotros en este viaje. Por su parte, ganar el premio implica que también a nivel profesional se nos valora el trabajo y la calidad que ofrecemos. La unión de ambos factores es lo que nos ha permitido seguir adelante en medio de una pandemia que, como a todos, también nos afectó a nivel personal y laboral", reconocen.

Aunque, en su caso Iglesias compagina la elaboración del guión con su trabajo como químico, lo cual le deja pocas horas para escribir, ambos están consiguiendo dar continuidad al proyecto. De hecho, el tercero de los capítulos -para el cual han pedido financiación a través de la plataforma Verkami- saldrá publicado previsiblemente en septiembre, mientras que el volumen con el que darán el cierre a la historia está previsto para 2023. Lo que nació como un primer cómic experimental, ha dado paso así a un trabajo mucho más duradero y ambicioso.

 

"Queríamos crear nuestra propia historia sin ataduras. No nos planteamos la idea de publicarlo profesionalmente en sus inicios, ni creíamos estar preparados para ello. Sin embargo, tal y como ha crecido la historia, consideramos que una vez acabada, estaremos listos para dar el paso". La próxima meta será, de este modo, dar el salto al mundo editorial con una edición integral de la obra, aunque no es tarea fácil lograrlo . "Suele ser un proceso largo y complicado, en el que los autores intentan encontrar un espacio editorial donde encajar. Los premios pueden ser un impulso, pero lo más importante es seguir trabajando día a día. Somos conscientes de lo complicado que es seguir en este mundo y queremos ser capaces de adaptarnos al futuro, por lo que, por ahora, preferimos conformarnos con metas abarcables. Nuestro deseo es el de seguir creando historias por muchos años más, pero somos conscientes de que para ello hay que seguir trabajando día a día", afirman. 

El slice of life, un género poco explotado fuera de Japón 

En El Jardín de Ceres, además de un cómic de mangael lector encontrará una historia perteneciente al género slice of life. Es decir, una historia donde no hay un gran giro de guión ni una trama enrevesada, sino una pequeña historia con la que conocer más bien a sus protagonistas en el día a día. 

"El slice of life, u obra costumbrista, es un género que creemos poco explotado en occidente, pero muy popular en Japón. Son obras con ritmo pausado en el que se pone foco en el día a día de los personajes, sus experiencias y emociones. La clave está en poder conectar con los personajes, empatizar, compartir sus experiencias y sentirlos como parte de tu familia o amigos. Vivimos en una sociedad muy acelerada con un ritmo de vida vertiginoso, pero estas obras son capaces de darte un espacio en el que parar, respirar y simplemente disfrutar de la buena compañía. Pueden ser un espacio seguro para muchas personas cuando más lo necesitan", aseguran los creadores. 

A partir de esta premisa, en este fanzine la trama gira alrededor de la vida de Iris y Asteria, dos amigas. Una, experta herbolaria y otra, una curiosa aventurera, quien emprenderá un viaje después de realizar un extraordinario descubrimiento.

Sailor Moon o Animal Croosing, los referentes

Desde pequeña, Paula González ha sido muy fan del ánime y los videojuegos. Podía pasar horas dibujando a sus personajes favoritos de Dimigon o Sailor Moon. Pero también, Diego Iglesias, por su parte, se considera amante de los videojuegos e incluso ha dedicado varios artículos a este tema. Ambas pasiones han conseguido unir todavía más a esta dupla de creadores, algo que, además, ha condicionado inevitablemente el estilo de su trabajo. El Jardín de Ceres toma como referentes a Sailor Moon, pero también a videojuegos como Animal Croosing.

"Hemos crecido rodeados de cómics y videojuegos así que es inevitable que permeara a nuestras obras, pero, más allá de su procedencia, todas las obras que nos han influenciado, como Sailor Moon, Animal Crossing, La Sociedad de los dragones del té, Yotsuba o Pokemon; tienen una vertiente acogedora y amable que te invita a quedarte a vivir en su mundo", explican sus autores. 

Como sea, es necesario reivindicar el trabajo que se esconde tras este tipo de publicaciones. Y es que como ambos apuntan, "sigue existiendo cierta condescendencia sobre los cómics como productos infantiles así que todavía necesitamos derribar muchas barreras para que nuestro trabajo pueda llegar a valorarse."

Sobre el proceso de elaboración, Wonderpun nos cuenta: "Es un proceso muy largo que realmente el lector no llega a visualizar. En nuestro caso, Diego tiene un trabajo que compagina con esta faceta de escritor por lo que solo puede escribir en su tiempo libre. La parte de guion puede tardar meses, porque depende de su situación personal y del espacio mental que tenga para poder crear la obra. En cuanto a la parte gráfica, Paula al trabajar como ilustradora cuenta como más libertad y puede dedicar jornadas completas de trabajo. Desde los primeros bocetos hasta acabar todas las páginas pueden pasar de 2 a 3 meses. Además, a todo ello hay que añadir la maquetación, que solemos trabajarla a la vez que el color para acelerar el proceso. En resumen, un número de El Jardín de Ceres puede costarnos medio año desde que nace hasta que llega a los lectores."

Por todo esto, dejan claro que "hacer cómics es algo que ocupa mucho tiempo y que, en general, está muy mal pagado. Hay muy pocos profesionales en España que puedan dedicarse a hacer cómic y vivir bien con ello, la mayoría acaba compaginándolo con otros trabajos". 

No obstante, como decían al principio, empieza a verse la luz al final del camino. "Tenemos una gran cantidad de compañeros con proyectos espectaculares. Prueba de ello son casos como el de Us de Sara Soler, que nació como una autopublicación pero dio el salto al mundo editorial gracias a su relato lleno de corazón y cercanía. Este medio ha permitido que discursos diversos hayan podido encontrar su espacio reivindicativo en el que existir y poco a poco se haya reintroducido al mundo profesional". En su caso, ambos creadores continuarán dando vida a sus ideas mientras el lector los apoye. 

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