Hoy es 15 de noviembre

cómo sobrevivir ante la fiebre del sector 

María Valls: de crear joyas psicodélicas a diseñarlas para un gigante del textil 

16/02/2020 - 

CASTELLÓ. No es la primera vez que María Valls trabaja para un gigante del textil. Ya lo hizo para Mango hace años como escaparatista de internacional, también para Oysho o Woman Secret, donde diseñaba accesorios. Conoce esa parte tan maravillosa del sector en la que se hacen viajes a las principales capitales de la moda para buscar sus tendencias y trasladarlas hasta España. De París a Nueva York, y de vuelta a Londres. No obstante, también conoce cómo es el afanoso trabajo de sacar una marca propia. Antes de la 'fiebre' de joyeros que existe en la actualidad, la castellonense creó Mava Haze, un proyecto de joyas que -como citaba en un artículo la revista Vogue- eran "rock, exceso, misterio, psicodélica y piedras distorsionadas". Este trabajo le valió para ser reconocida en la feria Who's Next de París, que la reclamó como diseñadora invitada, un privilegio reservado a unos pocos. Pero durante aquellos años la diseñadora también se sintió sola, frustrada y sin saber cómo remar en un mercado donde la creatividad no siempre está premiada. "Por mucho que te vaya muy bien, que salgas en un montón de revistas, cuesta tirar hacía adelante", confiesa ahora la creadora. 

En efecto, Mava Haze ya no existe. Ha dejado de funcionar y ahora María Valls se encarga de hacer toda la bisutería, como diseñadora principal, de una conocida marca de moda española. Esto le ha devuelto la estabilidad económica. Sin embargo, su inquietud por hacer trabajos personales y diferentes sigue estando ahí. 

Hablamos con la diseñadora sobre el doble filo de la vocación creativa y la precariedad de emprender. También de cómo ha sido volver a trabajar para un gigante del textil y de cómo viven las grandes marcas la sobreproducción de joyas más "amateur" que empieza a haber. 

-¿Qué es lo que te ha llevado realmente de vuelta al fast fashion?
-Después de haber trabajado más de tres años en mi marca llegó un punto en el que tenía que decidir si invertir más dinero o dejarlo. Entonces, como ya lo había probado y ya sabía lo que era, decidí que no quería meterme en una inversión más grande. Muy pronto me llegó la oferta de trabajar para el sector del pronto moda y fue todo un cambio. Tenía claro que quería seguir trabajando de lo mío, que es el diseño de joyas, y una manera de tener un sueldo fijo era cambiarme a una gran marca donde desarrollar mi creatividad. Ahora me dedico al gran market, pero ha sido la única vía para no dejar de lado mi profesión.

-Nunca has ocultado lo complicado que es sacar adelante un trabajo como este. En entrevistas pasadas hablabas de periodos de frustración o momentos en los que te notabas perdida empresarialmente. ¿Pero qué es lo más difícil de sacar adelante una marca propia?
-Al principio estás muy sola, intentas hacer todo lo que puedes tu misma sin contratar a más gente, para poder hacer cojin. Esos momentos son los más difíciles, porque aunque tienes colaboradores lo haces básicamente todo tú. La publicidad, el marketing o la vertiente más económica, que es una parte que quizá a un diseñador es la que menos le apetece. Además, como inviertes más tiempo en la creatividad, siempre queda una parte del negocio colgada y es ahí cuando por mucho que te vaya muy bien, que salgas en un montón de revistas, cuesta tirar hacía adelante. Tampoco en mi época la era de Instagram era lo que es hoy en día, supongo que ahora sería otra cosa. Aunque me seguiría faltando un socio. 

Yo tuve mucha aceptación, pero en España cuesta mucho, parece que el diseño no está tan valorado como en Estados Unidos, los países nórdicos o en ciudades como Londres. En la empresa en la que estoy tengo la oportunidad de viajar mucho y me doy cuenta de que fuera la gente gasta más dinero y dan más valor a las cosas que tienen un diseño. Nosotros no tenemos esa cultura. Aunque gusta mucho, no se atreven a comprar bisutería de más de 200 euros. Tampoco lo que yo hacía era para todo el mundo. 

-De puertas hacia fuera parece relativamente sencillo hacer joyas por la 'fiebre' de joyeros que existe en la actualidad. Sin embargo, ¿es lo complicado hacer trabajos diferenciados?
-Exacto. Trabajando en una empresa de moda te das más cuenta de qué es lo que le gusta a la gente. Y claro, lo que yo hacía era para un público que ama más el diseño, que valora, por ejemplo, el material con el que está hecho. Por eso me planteé que si para tener más ingresos tenía que hacer cosas comerciales, prefería trabajar para una gran marca y no invertir mi dinero. Ya haría mis proyectos personales por otro lado y tendría tranquilidad económica. 

-En efecto, son muchos los perfiles que tratan de vender el mismo tipo de productos por la red. ¿Qué futuro tiene hacerlo si lo que ocurre es que acaban copando el mercado con las mismas ideas?
-A nivel de marca pequeña tiene que ser difícil. No sé cómo logran diferenciarse si te metes en la red y tienes 25.000 publicaciones, que te salen cada 2 minutos, de joyas parecidas. Desde el punto de la gran marca lo que nos diferencia es básicamente el precio. Es nuestro gran atractivo. Por este motivo la gente tampoco se atreve a hacer cosas distintas, no pueden económicamente. Admiro realmente las que sí lo hacen y sobreviven. Es ahí donde yo pongo el ojo.  

-¿Y cómo llevan las grandes marcas la sobreproducción de joyas más "amateur que parece haber? ¿Han reforzado, en consecuencia, este departamento?
-En nuestro caso lo que hemos intentado es ofrecer diseño de calidad. Antes a las tiendas venía un proveedor que te enseñaba la producción que tenía, elegías algo y eso iba a la tienda. Ahora la máxima de nuestros jefes es que haya diseño de verdad, porque hacer una pieza una a una es más atractivo. Si a eso le sumas el precio, lo tienes todo ganado. De esta idea nació por ejemplo una de las colecciones que he hecho, Real Gold, que eran piezas con baños de oro de verdad. Estas cápsulas se venden muy bien porque las otras empresas las tienen a un precio muy alto. Ese es nuestro éxito al final, que aquí lo pueden conseguir por menos. 

-¿El diseño de joyas lo tiene fácil para lograr reducir su impacto medioambiental?
-Con mucho esfuerzo por parte de diseñadores, compradores y jefes de departamento, se puede conseguir. Sobre todo las grandes corporaciones somos las que tenemos que investigar más y ofrecer otro tipo de materiales. Somos responsables de llevar esto a cabo y de momento se hacen aportaciones pequeñas. Hace precisamente una semana saqué una colección con piezas de bisutería impresas en 3D con materiales sostenibles, en colaboración con Comme des machines. Son acciones que seguramente en un tiempo no serán tan pequeñas. Habrá más piezas sostenible que las que no lo son. Tenemos de deshacernos de esa forma antigua de producir.

-Y en tu caso, ¿logras dejar la impronta de Mava Haze en cada diseño?
-No lo se, pero realmente sí encuentro gente que dice que se nota que estoy yo detrás. Notan mi sello y cómo ha cambiado la bisutería. Para mí, mi trabajo no es solo un trabajo, es lo que más me gusta hacer, por eso lo doy todo. Así solo puede quedar tu impronta. Además, nos dejan de vez en cuando crear pequeñas cápsulas, colecciones que se desmarcan de tener que hacer solo bestsellers.

-¿Continúas creando fuera del gran mercado?
-Sí, la gente que me conoce sigue pidiéndome piezas. Sobre todo especiales para bodas, como un anillo de compromiso, una peineta o unos pendientes. Pero me gustaría empezar otro proyecto de cero, no como Mava Haze sino con mi nombre y haciendo otro tipo de producto, más de tipo decorativo. También estoy yendo a cursos y viendo muchos vídeos porque quiero descubrir nuevas materias. El otro día asistí a un taller sobre cómo sacar pigmentos de origen mineral y vegetal.   

-¿Sigue siendo la música psicodélica tu mayor inspiración?
-La música siempre ha estado muy presente en mi vida y sigue estando ahí. Básicamente el rock, pero también la psicodélica, que es lo que me sigue moviendo, gustando y inspirando muchísimo.


Noticias relacionadas

next