El nuevo jardín de Ribalta inquieta al Fadrell: "La empresa tendrá que correr en tres semanas"

CASTELLÓ. El Acord de Fadrell traslada su inquietud a la empresa adjudicataria de restaurar el jardín en la zona del parque Ribalta donde se alzaba la cruz hasta el pasado 4 de enero. A tres semanas para que finalice el plazo de ejecución, de acuerdo con lo que establece el pliego de prescripciones técnicas y administrativas, Vainsa Infraestructura sigue sin reanudar las obras.

La preocupación del equipo de gobierno, según reconoce el portavoz suplente, Fernando Navarro, es doble. Por un lado, algunas voces en el seno del ejecutivo cuestionan que la mercantil vaya a llegar a tiempo para cumplir el periodo de seis semanas que contempla el contrato respecto a la realización del proyecto. Por otro, y quizás lo que más incómoda, es que se empieza a dar la imagen de que la única pretensión del tripartito radicaba en trasladar el monumento a otro emplazamiento, cuando la prioridad siempre ha sido (y sigue siendo) reconvertir el espacio en una nueva zona ajardinada que incremente el valor botánico del gran pulmón verde de la ciudad.

Modificación del contrato

Ante ese interés por recuperar el parterre que existió en 1926, la dirección facultativa del Ayuntamiento, a instancias del concejal de Urbanismo, José Luis López, y de la edil de Memoria Democrática, Verònica Ruiz, está en permanente contacto con representantes de la mercantil. De hecho, se les ha instado a que retomen los trabajos. "Lo que nos transmiten es que cumplirán los plazos. Ellos manejan un calendario y no entramos en su capacidad organizativa", explica Navarro.

"Somos conscientes de que con tantas semanas de inactividad la sensación es que no se va a ejecutar la obra dentro de lo firmado, pero tampoco nos han pedido una modificación del contrato", agrega el portavoz suplente del gobierno. En cualquier caso, admite que "la empresa tendrá que correr en este tres semanas que quedan. Su ritmo de trabajo será más elevado que el que hubiera llevado a lo largo de las seis semanas que recoge el proyecto como ejecución".

Conforme al cronograma que figura en las condiciones técnicas, Vainsa tendría que haber finalizado a estas alturas el derribo tanto de la plataforma como de los muros, escalinatas y bordillos. Incluso, abordaría la recta final de las fases correspondientes a la colocación de la albañilería e instalación del riego, previas a la plantación de la jardinería. Ninguna de esas actuaciones se ha realizado.

Penalidades en caso de demoras con la ejecución

El citado pliego incluye un apartado específico de sanciones en caso de incumplimientos. Las multas más graves obedecen a la vulneración del propio contrato, que son las que se le han aplicado a la mercantil Solaris Purgaret por su renuncia (primera concesionaria). Además, existen otras infracciones asociadas a retrasos acerca de la entrega de la obra. Las cláusulas administrativas establecen la imposición de "penalidades diarias en la proporción de 0,60 euros por cada 1.000 euros del precio del contrato, IVA excluido".

Vainsa se adjudicó la retirada del lábaro y la restitución del jardín por 58.908,16 euros. La compañía valenciana ganó la licitación tras llegar en solitario a la fase final. La otra concurrente, la balear Torun Pine, quedó excluida del proceso por no haber obtenido la puntuación mínima de 20 puntos en la valoración técnica.

A principios de noviembre de 2022, el Ayuntamiento aprobó la adjudicación. A mediados de ese mismo mes la empresa acreditó su solvencia, firmando el contrato en la segunda quincena de diciembre. El acto administrativo marcó la cuenta atrás sobre el inicio de la ejecución, que no se produjo hasta el 4 de enero, día en el que la constructora sacó la cruz de Ribalta y la reubicó en la parroquia Santo Tomás de Villanueva. Desde entonces, no ha vuelto a registrarse actividad en el parque.